domingo, diciembre 07, 2025

El 7 de diciembre el día que la Patria recuerda a dos de sus más valerosos hijos: Antonio Maceo y Frank País.

 El 7 de diciembre no es simplemente una fecha en el calendario cubano; es un altar de memoria y compromiso.





Es el día en que la Patria recuerda a dos de sus más valerosos hijos: Antonio Maceo y Frank País.
Dos épocas distintas, un mismo espíritu: la entrega sin límites a la libertad.
Antonio Maceo, el Titán de Bronce, cuya espada abrazó la dignidad de Cuba y resonó como un símbolo de rebeldía caribeña, trascendió fronteras. En él convergen raíces cubanas, venezolanas y antillanas; su lucha fue, desde el principio, la batalla de un Caribe que se negaba a aceptar cadenas.
Frank País, joven maestro de la clandestinidad, fue la continuidad de ese linaje moral: la fe absoluta en que la liberación nacional requiere sacrificio y organización, conciencia y acción.
Él personificó la certeza de que la juventud es motor y combustible de la Patria.
El 7 de diciembre Cuba no solo rinde homenaje, se reafirma como heredera. Se mira en el espejo de sus héroes y proclama, somos continuidad. Pero esta continuidad no es doméstica ni insular.
Es caribeña. Es internacionalista.
Maceo luchó sabiendo que la independencia cubana era eslabón de una cadena mayor, la emancipación del Caribe, la ruptura con los imperios que fragmentaban pueblos y culturas. Su pensamiento anticipó una integración regional que hoy sigue siendo desafío y bandera. En sus palabras “Cuando Cuba sea libre y tenga un gobierno constitucional, pediré que luchemos también por la independencia de Puerto Rico”, "no envainaré mi espada hasta liberar a Puerto Rico".
Frank País levantó la revolución con espíritu colectivo, abrazando a estudiantes, obreros, campesinos y soñadores, entendió que la libertad de Cuba exigía unidad social y solidaridad internacional.
El internacionalismo cubano de Angola a Nicaragua, de Haití a Venezuela es hijo directo de esa tradición. Porque un pueblo que conoció el yugo sabe que su victoria está incompleta si otros pueblos siguen sometidos.
El Caribe, tantas veces punto de invasión y saqueo, se convierte gracias a esa herencia en un espacio de resistencia compartida.
Somos archipiélago, pero también puente humano.
Somos culturas distintas, pero un mismo horizonte.
Cuba, al recordar el 7 de diciembre, recuerda que su historia es parte de la historia martiana de “Patria es humanidad”.
Hoy esa memoria se vuelve compromiso ético y político:
Defender la soberanía como derecho innegociable.
Acompañar causas nobles más allá del mar.
Creer que la justicia y la dignidad no se heredan por discurso, sino por acto y ejemplo.
Si Maceo nos enseñó a no pactar con el oprobio,
y Frank País nos enseñó a no claudicar ante el miedo,
entonces nuestra generación solo puede decir una cosa:
Somos continuidad. Pero no continuidad quieta ni ritual.
Continuidad activa, transformadora, caribeña, solidaria, profundamente humana.
Porque honrar a quienes dieron todo, exige que sigamos dando.
Y porque cuando Cuba levanta su voz por los pueblos del Caribe y del mundo, Maceo y Frank País vuelven a marchar con nosotros.

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