En mi
voz 
tus
senos resplandecen como el agua 
bajo la
luz de la luna
dos
alas crecen en tu espalda
la
noche es una flor que en tu piel renueva sus pétalos minerales
y en la
vaguedad infinita de tus ojos 
el mar
pinta de pájaros azulmarinos  el
horizonte
temblor
del viento detrás de los espejos aterciopelado de la alborada
libélula
de cristal atrapada en los contornos luminosos de tus fantasías
y en la
voz del deseo 
dos
tatuajes de sal se desnudan a la pasión
templos
de leche
colinas
de nata
pirámides
de azúcar    
amanece
en tu mirada un sol ebrio de eternidad 
y la
luz 
como un
ángel  de cristal líquido 
danza  en  los
límite de tu desnudez y se aleja 
y junto
a un camino de estrellas 
en su
génesis de humedad 
el
rocío se desvanece
y entre
tus piernas 
en
noches de olvido y hastío 
el
fuego consume sueños  placeres 
tentación
de lo infinito  es el pecado de amar lo
prohibido
torres
de algodón 
hondura
de la nada es la distancia 
que
naufraga en la pesadumbre de la ausencia 
canto
de sirena 
tibios
pezones de miel 
tu
desnudez
ondula
en mis recuerdos 
como un
espejismo de luna llena
Domingo Acevedo.
Foto tomada de la red.
