Un color único que en la actualidad sigue sorprendiendo por su resistencia y tono muy especial. Se le conoce como "Azul Maya", pigmento 100 % natural y con mayor fijación en el mundo. Los murales de Chichén Itza son la prueba de ello. Este Azul maya proviene de una mezcla de elementos naturales, primero, la planta índigo, muy común en la zona sur de México, es la que da el color azul añil. Sin embargo, el tinte que salía de la flor se desvanecía rápidamente con el sol y los elementos naturales, por lo que para hacerlo resistente se utilizaba una arcilla blanca conocida como #atapulgita, paligorskita o copal (y saponita, arcillas que solamente se encuentran en la península de Yucatán y Guatemala), la cual se mezclaba con el pigmento vegetal para hacerlo más duradero.
Este azul tuvo gran impresión en la época de la conquista en Europa, pues para tener un azul de este tipo recurrián a la piedra precisosa Lapilazuli, muy costosa y que sólo podían usar los pintores como Miguel Ángel.
Así de la Nueva España se comenzó a exportar el pigmento azul maya hacía toda Europa.

