jueves, enero 02, 2025

Se me fue un hermano.

 

Se nos fue Papo, se dejó morir, no sabemos las razones por las cuales no quiso luchar por vivir, porque se dejó morir, porque se abandono al oscuro destino de la muerte, dejando a sus familiares y amigos con una profunda pena en el corazón.

Siempre lo recordaremos como era, enamorado del monte, del mar y las noches solitarias del malecón de Santo Domingo, lo imaginaremos no sabiendo que dolor escondía en el alcohol y la soledad.

Lo imaginaremos debajo del viejo almendro contándonos historias inventadas de viejo pescador con olor a cielo y salitre, salpicado de estrellas y una inmensa luna llena anclada en los arrecifes de cal de sus ojos oceánicos.

Lo recordaremos siempre atravesando las noches del olvido, tratando de escapar del dolor y la soledad en que inexplicablemente se sumergió su vida, lo recordaremos caminando erguido hacia donde ya no llegará y en donde sus  amigos que lo adoran lo esperan con los brazos abiertos para enterrar en su alma la llama de la vida que se le extinguió.

Siempre lo recordaremos, siempre.

Domingo Acevedo.

Enero/2025  



















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