ESTA
NIÑEZ
Esta
niñez presentida
en este
siglo de espumas
y arena
sumergida
en su
alegría de algas
y
caracoles
con su
risa de viento
y
salitre
y la
mirada
horizontalmente
azul
y
profunda
esta
niñez de piel tibia
como
las olas al atardecer
guarda
en su alma
toda la
dulzura del mar
A mis
sobrinos
PIEL DE
CENIZAS
He
visto
los
niños con su piel
de
cenizas
diluirse
en el viento
de los
últimos atardeceres
del
otoño remoto y frío
los
niños tristes
tristes
como
los días
golpeados
por la pesada lluvia
de las
horas inciertas
del
invierno que se aproxima
A mis
sobrinos
TENIAN
FRIO
sentí
llorar los niños al amanecer
tenían
frío
sentí
llorar los niños al medio día
tenían
hambre
sentí llorar los niños en la tarde
estaban
solos
sentí
llorar los niños en la noche
morían
de frío
hambre
y soledad
PARA
SOÑAR
Miradlos
ahí
Pordioseros
de la noche
Mendigando
un poco de luna
para
soñar con la fortuna
que le
ha negado el mundo
A los niños de la calle
INOCENCIA
Solitarios
los niños corren
a
través del cristal roto
de la
noche
hacia
un horizonte de flores azules
pincelado
más allá
de las
constelaciones del sur
sus huellas
se pierden
entre
las nubes que flotan
sobre
un archipiélago de sueños
a donde
van a esconder
en las
aguas mansas de un océano
sus
sueños
NIÑOS
I
Niños
hechos de arcilla y ternura
hechos
de sonrisas y sueños
hechos
de semen y rocío
niños
que llenos de ilusiones
vagan
perdidos
a
través de las horas ensangrentadas
por las
luces de un mañana
que no
existe
de mis
manos
una
mancha púrpura
resbala
hacia la noche
en que
el silencio
amordaza
las bocas hambrientas
de los
pequeños fugitivos
que se
escapan de esta vida
sin entender
que la muerte
es un
oscuro laberinto
de
donde nadie nunca ha regresado
niños
que vienen y van
hambrientos
desnudos
descalzos
andrajosos
con la
mirada triste
y el
corazón resentido
si
sobreviven
serán
el producto de una sociedad
que
trituró su inocencia
y los
condenó
a ser
esclavos de sus sueños
niños
que habitan
los
profundos recintos
de los
arrecifes del Mar Caribe
palomitos
pequeños
prostitutas
tiernas
ladronzuelos
furtivos
qué
será de ustedes
qué
será de nosotros
limpia
botas breves
pregoneros
matinales
de un
mundo que retrocede
dando
tumbos
vendedores
pequeños
que
ofertan como mercancía
en los
semáforos su dolor
a una
sociedad
que en
vez de ser receptiva
o por
lo menos indiferente
les
escupe sus caritas infantiles
y
golpean sus caderas
y los
maldicen
con su
odio feroz
niños
que habitan
el
inmenso espacio de la miseria
donde
el hambre es un demonio
que
llena de rencores
sus
corazones
y donde
el llanto
es un
largo camino de asfalto
y la
alegría una utopía
de la
gran ciudad
donde
la violencia desgarra
el
breve encanto de las mariposas
umbral
marfilino
que
revolotean en el umbral marfilino
de sus
labios
niños
en una
esquina en penumbra
de la
gran ciudad
tropecé
con ellos
olían
cemento
en su
inocencia
pretendían
volar al cielo
para
alcanzar las estrellas
y entre
mis brazos
se
durmieron trémulos
acurrucados
en mi pecho
hambrientos
de ternura y amor
balbuceando
palabras
que no
pude entender
y nunca
más despertaron
Este poema está dedicado a todos los niños del
mundo, que deambulan
sin rumbo por las calles
NIÑOS
II
He
visto
los
niños harapientos
diluidos
bajo la lluvia
y he
sentido la lluvia
diluirse
en el llanto
eterno
del mundo
esquirlas
del llanto
hieren
mi alma
niños
no me miren
que me
hieren
mundo
no sangres
no ves
que me ahogo
en tu
llanto
A los
niños de San Simón
(Neiba)
NIÑOS
III
He
visto con pena
como
los niños tristes
escriben
con sangre
su
historia de hambre
sobre
el papel amarillo
de sus
tardes amargas
como
dibujan con ternura
corazones
púrpura en la pizarra
invisible
del tiempo
como
esconden en una sonrisa
su
llanto de siglos
he
visto con pena
como
los niños tristes
mueren
soñando
mientras
construyen
con sus
huesos inútiles
un
canto
he
visto con pena
como
los niños tristes
buscan
amor
en un
mundo
donde
el odio
es un
estandarte
que la
sociedad airada
levanta
contra ellos
Domingo Acevedo.