sábado, diciembre 12, 2015

Recuerdo el amor de mi madre por las flores que ella sembró junto al sendero

LOS DIAS FELICES

De los días felices
recuerdo el amor de mi madre por las flores que ella  sembró junto al sendero 
que del camino real a la casa lleva por siempre a la primavera
que florece eterna entre sus manos
recuerdo que detrás de la casa  había una mata inmensa de trinitaria
que se entremezclaba con una de capá
sus flores siempre intentaron tocar con sus dedos el sol
rosas azules también florecían
y cayenas de mil colores
recuerdo que en abril  los caminos se iluminaban de mariposas entre mis ojos
que competían con la belleza salvaje de las flores silvestres
y todo el monte llenaba la inmensidad de mi alma de un verde profundo y dulce
lirios y azucenas también crecían junto al sendero zigzagueante
que se perdía más allá de las sombras tenues  de los atardeceres
repetidos pertinazmente días tras días
hasta convertirse  en una hermosa rutina de viento y de pájaros
la casa de los sueños aún permanece intacta con su olor a ruda y albahaca 
flotando en el ambiente mágico de las botellas decoradas con papeles de fantasía
donde las velas encendidas todavía iluminan los sueños truncos de nuestros abuelos
vencidos por la nostalgia de una gloria ya perdida
y en las noches eternas de nuestra agonía
las fogatas milenarias
el café
el jengibre
el eco  lejano de los tambores de nuestros ritos ancestrales
y en mi memoria guardo los residuos fúnebres de los cánticos ceremoniales
que dejaron en mi alma huellas profundas
y una lágrima congelada en la orbita triste de mis ojos


Domingo Acevedo. 

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