El PLD dirige el saqueo y el autoritarismo Lilliam Oviedo Quienes destacan las maniobras que Leonel Fernández y sus asistentes del Partido de la LiberaciónDominicana han realizado para mantener dividido al Partido Revolucionario Dominicano y para engullir los trozos del despedazado Partido Reformista Social Cristiano, rara vez destacan que estas dos organizaciones fomentaron desde el Gobierno la corrupción y el autoritarismo y es en medio de esa podredumbre que el PLD pasa a controlar los principales organismos del Estado. La suma de imposición, robo descarado de los bienes del Estado y saqueo neoliberal en sus más variadas y modernas formas, define un orden político en el cual se hizo predominante la organización que tenía los más sólidos mecanismos de organización y cuya dirección había definido (con mayor precisión y astucia) los intereses que debían mantenerlos unidos. UN ESQUEMA DE ULTRADERECHA Si hay dos declaraciones definitorias en cuanto a la naturaleza del PLD y a la orientación política de sus dirigentes, son la de Leonel Fernández cuando en el año 2005 se declaró “vinchista”, y la de Danilo Medina cuando, hace unos días, en su condición de presidente de la República, declaró que el gobierno acoge “en todas sus partes” la sentencia de Tribunal Constitucional (TC) que despoja de la nacionalidad dominicana a todos los haitianos (así hay que leer la palabra extranjeros) descendientes de quienes desde 1929 hasta esta fecha se han establecido en este país sin la documentación requerida. Actuando como malabarista, añade que el Gobierno buscará el modo de compensar a quienes fueron afectados. ¡Más vinchista que Leonel Fernández y que el propio Vincho Castillo! En el año 2011, Leonel Fernández nombró en la Dirección General de Migración a José Ricardo Taveras. En el 2012, Danilo Medina lo confirmó. Siendo Taveras secretario general de la Fuerza Nacional Progresista, franquicia política a través de la cual Marino Vinicio Castillo (Vincho) y su hijo Pelegrín hacen acuerdos y se mantienen en posiciones públicas, es obvio que está bajo la orientación de Vincho Castillo la política migratoria. El antihaitianismo es una de las expresiones del fascismo de Vincho y de los suyos. Trujillista en el pasado lejano, balaguerista y neobalaguerista en el pasado reciente, Vincho Castillo no tiene reparos para sujetarse al poder, y menos para buscar acceso a los cofres de los recursos con que son financiadas las campañas electorales. A Ramón Báez Figueroa y a otros poderosos saqueadores les ha servido como abogado defensor. A Leonel Fernández, Félix Bautista y compartes, les brinda apoyo político y utiliza el chantaje como recurso contra quienes consideran que se les debe exigir que le devuelvan a este pueblo lo que le han robado. Tal como han sido despojados de sus documentos miles de dominicanos descendientes de haitianos, personas que ni siquiera hablan créole, a los sectores pobres, como conjunto, se les ha despojado de millones de pesos en a través de paquetes fiscales, de impuestos y de tolerancia a las acciones antipopulares del gran capital. El salario deprimido, la reversión de viejas conquistas y la negación del derecho a la sindicalización, son expresiones de injusticia que predominan. Y el gobierno insiste en calificar como crimen la movilización y la protesta. ¡Vaya cóctel fascista! Vinchismo, balaguerismo, neobalaguerismo, neoliberalismo con macana, o cualquier otro nombre se le puede poner a un esquema autoritario y excluyente, aunque se disfrace de institucional. ¿PLD UNIDO? El PLD llegó al poder de la mano del PRSC y de Joaquín Balaguer, aprovechando la vulnerabilidad de un PRD ya manchado por el robo al Estado y por la represión, que en 1984 se expresó en una masacre. En ese vulnerable PRD, José Francisco Peña Gómez, enfermo y en los brazos de la derecha, hacía malabares para mantener la unidad. El PRSC terminó de despedazarse tras la muerte de Joaquín Balaguer en el año 2002, y el PRD no sustituyó el liderazgo de José Francisco Peña Gómez, que sustentaba en parte su capacidad para repartir raciones a las numerosas boas cobijadas en la organización. Con la formación de un grupo para buscar el poder sin escrúpulos y el poder acumulado por Leonel Fernández, el PLD quedó en pie para hacerse del control del Estado y utiliza sucias maniobras. Danilo Medina hace asomo de diferenciarse de Leonel Fernández y sus ejecutorias, pero eso es demagogia, pues, en los hechos, las acoge. Lo hizo con el fallo del TC, que despoja de la nacionalidad a miles de personas. Pero ya lo había hecho con el saqueo al Estado. El dinero que Leonel Fernández y los suyos (muchos de los cuales hoy son funcionarios confirmados por Danilo Medina), prefirió cobrárselo al pueblo a través de un oneroso paquete fiscal. A los millonarios integrantes del Comité Político del PLD, la ambición los separa, pero la necesidad de preservar la impunidad y la certeza de que cada uno por su lado no podrían lograrlo, los une, y les adhiere por momentos a otros grupos… Por eso permanecen a la cabeza de un orden político facistoide, corrupto, saqueador y criminal… ¡Qué asco!