lunes, noviembre 11, 2024

ARBOL DE SOMBRAS

 


 

 

Hace tiempo te esperaba

llegaste dormida en la luz de un relámpago

arropada en los sueños

vestida de silencio

descalza sobre la transparencia de mi voz

dejando tus huellas entre mis ojos

que te tocan

que te desnudan

que te acarician el pubis

que trepan hasta la cúspide imaginaria del placer

que se ahondan hasta el orgasmo en tu sexo

mis ojos que tejen en tu piel un vestido de música y flores

donde el alba es una luz que se desgrana en los latidos de la pasión

 tu piel que deja entre mis manos el dulce sonido de tu aroma

que en la ausencia se deshoja en la tentación de lo prohibido

tu cuerpo desnudo lo dibujo en el nocturno lienzo del insomnio

y pongo dos alas en tu espalda

cierro los ojos

y estás a mi lado

aunque hace tiempo te alejas entre las brumas de la ausencia y el olvido

es allá

en los ignotos parajes de los recuerdos

donde este amor como un árbol de sombras

germina

crece


Domingo Acevedo.












Foto tomada de la red.

Aureola de sangre.

 

Pies de cíclope

 

Aureola de sangre 

ojos de sal derritiéndose en la noche  

lengua mineral y salobre 

víscera de animal feroz 

dientes de vampiro sediento   

corazón de hombre cruel  

manos asesinas 

aliento pestilente 

boca de palabras endemoniadas 

pies de cíclope derribado 

brazos de Sansón ciego 

muchedumbre acorralada y temerosa 

es la humanidad 

Domingo Acevedo.












Foto tomada de la red.

Te amo.

 

A pesar de los pesares

 

          I         

Te amo

desde la plenitud

de mi soledad

en ella naufragaron barcos invisibles

sus tripulantes remotos

se resisten a morir

ahogados en el tiempo

y chapalean desesperados

en la nada

tratando de sobrevivir

al canto sublime de las sirenas

que en silencio los seduce

 

          II

 

Te amo

y este siglo que palidece

al borde del abismo

me arrastra hacia un ocaso

de mariposas muertas

donde el hielo de la noche

guarda el rostro azorado

de los niños muertos

por el furor milenario

de un hambre atroz

que tritura los sueños

de las breves prostitutas

 

   III

 

Que en una ciudad junto al mar Caribe

en un frío malecón

por unas monedas venden ternura

a hombres solitarios y tristes

que se deshacen de placer

en el sexo muerto de las niñas pálidas

que en las noches lívidas

del último otoño

hacen turno para morirse de sed

ahogadas en las sombras

de una ciudad diluida

entre caricias fingidas

y túneles infinitos y estrechos

por donde se les escapa la vida

a gotas de sangre y semen

 

          IV

 

Te amo

a pesar del odio

de los hombres que me apartan de ti

y me atan al olvido

y me empujan al vacío

de un siglo casi muerto

donde soy testigo de mi propia soledad

y donde se mueren las flores

marchitas por el peso

de una primavera de sangre

Domingo Acevedo.



 

Roque Dalton.

 Exilio II

 

Hoy añoro mi patria

desde la distancia más honda

que habita en mis recuerdos

mi patria herida

por el frío cristal del odio

herida por la muerte

que persigue y aniquila

a los que levantan en sus manos

la bandera multicolor

de la esperanza

la muerte enseñoreada

en su incansable maldad

la que sin tregua traspasa el tiempo

hasta el último aliento de la vida

la muerte regocijada

en su trono púrpura

escupiendo azufre

sobre el fervoroso sueño

de la multitud

la muerte

la incansable muerte

la que se esconde

detrás del estridente destello

de la metralla

la que danza alegre

al compás fúnebre de la sangre

la muerte

la que aniquila y destierra

la muerte

la fatídica muerte

la verdadera muerte

hoy añoro mi patria

desde la distancia más honda

de esta ciudad en la que habito

en México o Praga

en París o Costa Rica

en Argentina o España

Bélgica o Chile

las calles serán siempre

igualmente solas y tristes

Domingo Acevedo.

Dedicado a Roque Dalton


Foto tomada de la red.



Rayo carnívoro.

 


 

Lluvia de sal sobre la primavera 

rayo carnívoro que muerde  

el corazón tierno de las nubes  

anfibios sollozos perforando la noche 

piedra de sacrificio iluminada

por la sangre de un sol ciego 

virgen descorazonada  

por los demonios de sus deseos  

ángeles mutilados por el pecado 

ojos que miran desde la ausencia de la muerte 

hombres consumidos en su ego 

niños heridos en su inocencia por la guerra 

y más allá de la ira y el odio 

una bandera blanca ondea en mi corazón

Domingo Acevedo.











Foto tomada de la red.

Fuerza Cuba.


 

domingo, noviembre 10, 2024

Ouida

 


 

Hay un rastro reciente de cadáveres en el mar

atlántica ruta de dolor

que deja en la playa huellas de sal y sangre

muchedumbre acorralada por el látigo

empujada por el amo al cañaveral

donde bajo un sol de fuego

día a día

se derriten sus sueños

en un canto

que evoca la gloria perdida

del esclavo

que muere lejos de la tierra que lo vio nacer

encadenada la voz

en las noches lejanas

las palabras retumban en  los tambores

grito de libertad que el amo no puede acallar

que en los trapiches rompe cadenas

tropel de sombras que en el amanecer

aletea hacia la libertad del quilombo

donde se recomponen los sueños

en un maniel esperanza

mientras en el palenque

los cimarrones se preparan

para tomar por asalto la aurora

Mayo/2021

Domingo Acevedo.















Foto tomada de lared.

En las noches

 


 

Felipe 

en las noches 

cuando vayamos

a cerrar las puertas de la casa

para irnos a la cama a dormir 

miraremos en la oscuridad

el fulgor lejano de las luces 

de la ciudad

con la tristeza de saber 

que ya nunca más volverás.

A mi hermano Felipe Acevedo.

Domingo Acevedo.



 

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