domingo, febrero 16, 2025

a proposito de la caida de Caamaño y sus compañeros en la Cordillera Central de la Rep. Dominicana.

 

Febrero era gris entonces

 

Playa lejana

silencio de olas y espumas

silencio de polvo y arena

silencio de Caracoles

barcarola de sueños y de ternura

uniformes

botas y fusiles

mochilas cargadas de ilusiones

guerrilleros que se alejan de la playa

rumbo a las montañas

donde el frío muerde la noche

y la muerte cabalga en el viento

y se esconde entre los árboles trémulos

y acecha uniformada

y sigue el rastro húmedo

de sus pasos sobre la hierba mojada

febrero era gris entonces

y los días 

se trasnocharon borrachos

en el silencio de los cobardes

que tenían las manos temblorosas

y la boca llena de baba

y en la sangre la angustia

y la desesperación

por haber anidado en el alma la traición

ellos Coronel

inexplicablemente callaron

la presencia de ustedes en Caracoles

pero hoy después de tantos años

hacen de tus sueños un afiche

y de febrero un escenario de flores y aplausos

cobardes

que todas sus vidas han hablado

de revolución

pero nunca han tenido el valor de empuñar un fusil

y hacer patria

pseudo revolucionarios

que menstruaron de temor

blasfemos

que hacen delirar a la multitud

con sus discursos enérgicos

efímeros astros

que brillan un opaco 

firmamento de sangre

frívolos camaleones                                                

hiedras venenosas

que van dejando tras de sí

las huellas indelebles

de la muerte y el luto

ellos te vendieron Coronel

a los vampiros

que ahogan en sangre

las más mínimas aspiraciones de libertad

de los pueblos que como el nuestro 

luchan por alcanzar la luz 

a los monstruos pálidos y crueles

que habitan en el norte de la tierra nueva

y quienes se creen con el derecho

de regir el destino del mundo 

febrero era gris entonces 

y tu piel un rastro en la arena

que se alejaba de la playa

rumbo a las montañas

donde tu voz de fusil

aún truena lejana

y hace temblar

a esos generales indecentes

que se cagaron en los pantalones

cuando supieron de tu presencia

en Caracoles

porque ellos

nunca tuvieron tu estatura

ni tu valor

ni tu heroísmo

por eso llamaron

a sus amigos del Pentágono

quienes precisaron

la necesidad de tu muerte

y ordenaron

que enviaran la jauría tras de ti

que ávida y sedienta de tu sangre

temerosa

te buscaba incesante

entre el hambre y la fatiga de los días

eternos de febrero

donde la muerte

se escondía entre los árboles trémulos

y acechaba uniformada

la muerte

hacía su ronda cotidiana

febrero era gris entonces

y la tarde entristecida

mezcla de pólvora y sangre

se despedía furiosa

entre el ruido de los fusiles

y los gritos de los hombres

que no podían concebir

la ternura de las flores

porque menos que las bestias

no tenían noción del amor

ellos nacieron para matar

y disparaban ráfagas interminables

contra el tiempo y los árboles

contra el viento y las flores

contra las aves y las piedras

cautelosos seguían tus huellas

que ya no iban a ninguna parte

sabían que en algún lugar

te encontrarían vencido

y te arrancarían del pecho la ternura

para entregársela al tirano

como trofeo por la hazaña

de tu crimen inútil

al tirano sumiso y leal

ante los que lejos

de nuestras fronteras

propiciaron tu muerte

hoy

los encuentros en cualquier lugar

mostrando sus medallas y ascensos

e inventándose historias fantásticas

sobre tu muerte

hay hasta quienes han escrito libros

pero ellos ignoran

que tienen una deuda de sangre

que más temprano que tarde

la historia les cobrará con creces

porque yo sé comandante Román

que tu crimen no quedará impune

rumor de plenilunio

en un aserradero abandonado

quedó el Coronel herido

cuidando de su amigo moribundo 

- seguid vosotros

romped el cerco tendido

venced la muerte

que airada nos busca

la muerte que no descansará

hasta encontrarnos 

y destrozar con su odio nuestra carne

nuestros sueños

y no les importe el hambre

ni la fatiga

ni el frío

ni lo largo del camino

ni que la noche sea oscura

seguid inexorables

hacia la aurora

y construid sobre las cenizas 

de nuestros huesos la esperanza

andad seguid sin mí

y sed cautos

que la muerte está ahí

escondida entre los dientes afilados

de las piedras

entre las hojas pálidas

la muerte 

mecánica

absurda

fría

ciega

uniformada

la muerte

mezcla de sangre y lodo

vomitando su pus nauseabundo

su pus amarillento y hediondo

vomitando cuajarones de odio

la muerte está ahí

violenta

amarga

real

febrero era gris entonces

y entre sueños

y promesas inútiles

te hicieron prisionero

y te ataron

eran hombres crueles

asesinos por convicción

y te llevaron ante los generales

que complacidos te observaron

y gozaron impotentes

torturando tu carne

y después trituraron tus huesos

y un general

con su odio repugnante

te disparó cobarde

y la bala ciega

cumplió la orden de muerte

de aquel canalla

y después 

quemaron tu cadáver

pero tu carne

resistió el odio y el fuego

y te enterraron 

en un valle lejano y sombrío

donde la angustia irrevocable

de tus huesos

dejó un rastro amargo de sangre

sobre la tierra

boquiabierta y sedienta

y

hoy 

después de tantos años

ellos les temen 

al silencio retorcido de tus huesos

a tu nombre 

porque ellos saben que un día

el pueblo se levantará

con tu ejemplo

y hará justicia

y entonces

necesariamente

no habrá lugar en esta tierra

ni para los canallas que vendieron tus sueños

ni para los criminales

que cobardemente te asesinaron


Domingo Acevedo.

 

Al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, 

y a los que junto a él murieron en las frías montañas 

de la cordillera Central, tratando de alcanzar una estrella.

















Fotos tomada de la red.


viernes, febrero 14, 2025

La tiranía de una democracia usurpada.


 

jueves, febrero 13, 2025

El escándalo de la empresa Dupont: cuando miles de personas se envenenaron a través de los años con el químico de sus sartenes de teflón

 

Julia Alegre Barrientos


Actualizado 21 de noviembre de 2023 4 min de lectura



Dupont es uno de los principales fabricantes de productos y materiales de uso doméstico, como las sartenes de teflón. Foto: Getty Creative

Dupont es uno de los principales fabricantes de productos y materiales de uso doméstico, como las sartenes de teflón. Foto: Getty Creative · ASSOCIATED PRESS

El nombre de Dupont puede que no sea reconocible en primera instancia para el común de los mortales a pesar de que hablamos de una poderosa compañía multinacional con presencia en decenas de países. Quizá resulte más sencillo para el imaginario colectivo identificar uno de sus grandes ‘inventos’, que revolucionó la forma de cocinar en los hogares estadounidenses a partir de 1961. Hablamos de las sartenes de teflón, un utensilio inherente creado a partir del ácido perfluorooctanoico (PFOA) cuya aparición en los mercados, junto con una campaña de marketing excepcional, supuso un éxito de ventas rotundo para Dupont. Lo que nunca compartió la empresa es que su gran innovación está asociada al desarrollo de un sinfín de enfermedades cuando la persona se expone de forma continuada al PFOA. Enfermedades como diferentes tipos de cánceres, así como modificaciones del material genético humano que se transmiten de generación en generación.



El escándalo de Dupont salió a la luz gracias al periodismo, que es lo que ocurre cuando los guardianes de la prensa se dan a la tarea valiente de destapar causas anónimas que merecen ser contadas (y cuando sus jefes se lo permiten). Corría el año 2016 cuando el prestigioso ‘The New York Times’ publicó una crónica firmada por Nathaniel Rich. En esta, el periodista se hacía eco de la lucha de un abogado estadounidense de Cincinnati, Rob Bilott, que, desde 1998, trataba de demostrar que Dupont envenenaba de forma sistemática y consciente a los habitantes de Parkersburg, una pequeña localidad de Virginia Occidental (Estados Unidos), con el PFOA que vertía en las aguas y tierras de una de sus fábricas ahí localizadas.


También conocido como C8, este compuesto químico proveniente de la industria militar ha sido utilizado por Dupont para fabricar materiales como el teflón. Pero también para el desarrollo de artículos de limpieza, pinturas, telas, alfombras, envolturas de comida rápida, cajas de pizzas, superficies resistentes a las manchas… Según varias investigaciones, el químico está presente en la sangre del 99% de las personas en todo el mundo. Su uso masivo para numerosos fines ‘domésticos’ hubiera pasado desapercibido si no fuera por el vertido en Parkersburg. Lo que comenzó con unas cuantas vacas muertas, acabó con una demanda millonaria y miles de personas enfermas.

LA PELÍCULA MUY EMOCIONANTE QUE TE HARÁ LLORAR SIN PARAR! | Completo cin...

El objetivo de todo practicante de artes marciales.

 El objetivo de todo practicante de artes marciales (karate) no debe ser convertirse en guerreros, sino en personas pacíficas amantes de la paz y la armonía entre todos los seres que habitamos la tierra, ya que la filosofía, el estudio constante y los ejercicios sistemáticos en todas las artes marciales lo que busca es eliminar en nosotros esos bajos sentimientos que arrastramos y que nos envilecen tanto: como son la envidia, el egoísmo, la violencia, la maldad y la traición.

Sí logramos desprendernos de esos lastres que llevamos en nuestras conciencias gracias a las artes marciales (karate) nos convertiremos en hombres y mujeres nuevos al servicio de la paz universal.

Domingo Acevedo.
Feb/2025.



La tirania de una democracia usurpada.

 Aqui en la Rep. Dominicana vivimos la tiranía de una democracia usurpada por partidos, por dirigentes políticos de derecha, antinacionales y corruptos, que han hecho del ejercicio político una forma de enriquecerse a través del lavado de dinero y la corrupción en todos los órdenes

‌Entregando también nuestras riquezas y nuestros recursos naturales a las multinacionales criollas y extranjeras, a cambio de generosas comisiones que van a los bolsillos de diputados, senadores y dirigentes de esos partidos sistémicos, traidores al ideal nacional de independencia y soberanía.

‌Domingo Acevedo.
‌Feb/2025.



miércoles, febrero 12, 2025

Poetas Chinos contemporaneso.

 Un país mental. 100 poemas chinos contemporáneos reúne 108 poemas de 19 poetas chinos contemporáneos, entendiendo por contemporáneos a los autores nacidos al menos una década después de la fundación de la República China y cuya producción está marcada, en relación a la milenaria tradición anterior, por nuevas maneras de expresar lo poético. Si bien el tema del budismo continúa apareciendo, se manifiestan en su mirada  nuevas referencias, como el hermetismo, el absurdo, un marcado surrealismo, los modos coloquiales o las tradiciones extranjeras.


 La poesía china de hoy

/ por Gabriel García-Noblejas Sánchez-Cendal /

Las traducciones de la poesía china contemporánea van aumentando en cantidad y calidad a medida que avanzamos por el siglo. En 1962 del siglo pasado, apareció la Segunda antología de la poesía china en Alianza Editorial, excelente antología de Marcela de Juan que se reedita constantemente y que, aunque abarca toda la historia de la poesía china, no deja de seguir ofreciéndonos un puñado de poemas de mediados del siglo pasado firmados por el propio Mao Zedong.

Hace no mucho, apareció en España La niebla de nuestra edad. 10 poetas chinos contemporáneos (Revista Ficciones, 2007), una excelente separata preparada por Javier Martín Ríos y Fan Ye donde encontramos, muy bien representados, a diez poetas del período post-maoísta, es decir, poetas que han publicado entre los años ochenta y la actualidad. Al susodicho Javier Martín Ríos debemos igualmente una antología excelente de uno de los poetas mayores de la poesía de los noventa en China, Gu Cheng, antología que se editó y comercializa solamente en la República Popular de China en edición bilingüe (Poemas oscuros: Antología de Gu Cheng, 2014). Y no han faltado las publicaciones de algunas buenas selecciones, pero breves, dedicadas a dos autores principales de la poesía joven del período que nos ocupa, del período «aperturista»: dos poemas de Bei Dao que tradujera Manel Ollé al catalán (Renditions, 2014) y los de Haizi y de Gu Cheng que publicara Revista de Occidente en 2009 («Dos poetas chinos contemporáneos»).

De todas ellas, la publicación más completa y mejor es sin duda la que hoy presentamos, pues es la que abarca la mayor cantidad de poetas, la que presenta una más extensa variedad de poemas y la que explica quizá más profundamente, en un prólogo inmejorable, la variedad y evolución de la poesía china desde los años 80 hasta el presente. El excelente trabajo de M. A. Petrecca cubre así un vacío que el lector abarcará mejor si lee también la antología de Gu Cheng preparada por Javier Martín Ríos antes citada, pues faltan en el trabajo de Petrecca los poemas de dicho gran autor chino.

Un país mental no sólo destaca por abarcar muchos años de poesía china reciente (desde los 80 hasta hoy), sino también por ofrecernos un prólogo breve pero profundo en el que el autor va tejiendo esa red de redes que es la historia de un momento cultural determinado, red hecha con hilos de política y cultura, de cultura y mercantilismo, de mercantilismo y revistas literarias fuera del mercado; en el que se menciona y explica la importancia de las revistas que impulsaron todos los movimientos poéticos chinos que llegan hasta hoy, como son Jintian/Today y Ellos/Tamen. De ellas partieron los diversos grupos poéticos que se desarrollaron o murieron, que engendraron nuevos grupos y tendencias o no. Así es como llegan a nuestras manos poemas de la generación de los «Poetas oscuros» o «Poesía de la niebla», de la generación posterior (los «Poetas coloquiales») y del grupo más reciente que conforman los poetas de «Poesía de cintura para abajo».

China se abrió al mundo tras la muerte de Mao y el ascenso al poder de Deng Xiaoping (1978 en adelante). La poesía de aquellos tiempos de apertura ideológica general en China (años 80 y 90) fue la piedra angular de la literatura de entonces. Dicho de otro modo: la poesía fue mucho más importante que la novela, el relato o incluso el ensayo, a pesar de que fueron tiempos de intenso debate sobre el pasado y el presente cultural de China. Fue, pues, la poesía, el discurso que tuvo mayor acogida por parte de las élites intelectuales (entonces, una minoría ilustrada en un país aún agrario), el discurso que de algún modo conjuntaba mejor y expresaba con más fuerza la voz de los jóvenes artistas y los intelectuales (es decir, universitarios), la voz de los jóvenes de mentalidad más abierta al cambio en general. Era una poesía, por lo demás, hermosa, loca y rimbaudiana, pues aspiraba a cambiar el mundo con el canto.

La poesía ―sobre todo de los 80 y 90― contó con dos aliadas en aquella revolución de las artes: la nueva pintura china, que era igual de libre y contestararia que la poesía, y, sobre todo, con el rock. Las tres fueron, sin duda, las tres palas de la hélice que impulsó la renovación cultural de la China que nos ha llegado hasta hoy.







 

Yin Lichuan  (1973)

El viejo Zhang, trabajador jubilado

Cuando abre los ojos, en el cielorraso
hay un clavo. Lo mira durante diez minutos.
Apenas abre los ojos, ve ese clavo, en el cielorraso:
así durante diez años.
Hace diez años ese clavo estaba en el cielorraso,
no en su ojo.
Entonces, apenas abría los ojos iba a trabajar, ―no, antes al baño.

 Ahora no va a trabajar, no tiene apuro para ir al baño, por eso se despierta
y sólo mira el clavo. El clavo cae y entra en su ojo izquierdo.
Perdió el ojo izquierdo, ya no ve el clavo. El ojo derecho está bien
pero tampoco ve el clavo. Porque en el cielorraso ya no está el clavo.

En el cielorraso hay un agujero, igual que en su ojo izquierdo
hay un agujero. Así que el agujero en el cielorraso
lo ve con el ojo derecho. Va a pasar un largo rato mirando ese agujero
hasta que suene el despertador, y el día empiece a clarear.






 

He Xiaozhu  (1963)

El último día de julio

Viento

Al cruzar la puerta es todo viento,
viento que tironea debajo de tu ropa.
Es tu primera vez en una ciudad de la meseta.
Sientes el viento que tira de tus pies
y tienes miedo que detrás de la ciudad haya un abismo.
Las ciudades de la meseta
como granos de arena sobre un papel
tiemblan en el viento

Ríos

En las montañas de mi pueblo hay muchos ríos:
corren entre barrancos profundísimos
y muy pocas veces el ven el cielo
En esos ríos no hay velas de altamar
ni canto de marineros que atraiga a las gaviotas:
Hay que pasar cien montañas mil cordilleras
para llegar a escuchar su rumor
Hay que cortar un gran árbol y hacer una balsa
para atreverse a navegar en esas aguas
Ahí hay lugares que nunca nadie conocerá:
la libertad sólo pertenece a las águilas
Los ríos se desbordan en época de lluvia,
el viento de la meseta arrastra piedras gigantescas
y la arcilla tiñe el agua de rojo
como si brotara sangre de la montaña
Sólo en medio de la quietud puede verse
cómo las venas de la meseta se hinchan
Los hombres que viven en sus orillas
probablemente nunca lleguen a conocerse
pero si vas a cualquier lugar de mi provincia
puedes escucharlos hablar de estos ríos
como si hablaran de sus dioses.







Han Dong (1980)

Solsticio de invierno

Alguien quema fajos de papel en la calle:
es solsticio de invierno otra vez
Las llamas iluminan los árboles de las veredas
los vivos se transforman en sombras
para acercarse a los muertos
Al costado de la calle, al pie de un muro,
en el patio donde vivieron los seres queridos
la pérdida y la culpa nos dejan presentir otro mundo
tan oscuro como este mundo
tan flexible y cálido como las llamas

El Cuaderno.




VEINTE POETAS JAPONESES DEL SIGLO XX.

 





 Esta es una antología de la poesía japonesa de posguerra.
 A la riquísima tradición de la poesía japonesa, que siempre
ocupó un lugar en la vida de la gente común, se le ha cruza-
do la Segunda Guerra Mundial, y la consiguiente mestiza-
ción intelectual con la poesía occidental. Los grandes escri-
tores japoneses del siglo XX han sido sin duda sus novelis-
tas: Kenzaburo Oé, Osamu Dazai, Ryonosuke Akutagawa
(que también escribió poesía, pero lamentablemente la úni-
ca versión que ha llegado a las orillas del castellano fue
hecha y deshecha ¡en rima!), Yasunari Kawabata, Yukio 
Mishima... y podríamos agregar al genial Kazuo Ishiguro,
aunque haya migrado con su familia a Londres cuando só-
lo tenía 6 años de edad y escriba en inglés, ya que sus pa-
dres son japoneses y sus primeras obras se ubican en su
país natal, incluyendo la que más me ha gustado: Cuando
éramos huérfanos.
 Sin embargo esta pequeña antología rescata a varios
poetas japoneses cuya fama raramente ha trascendido las
fronteras de su país. El libro en inglés del cual provienen:
Like Underground Water. The Poetry of Mid-Twentieth
Century Japan, de Naoshi Koriyama y Edward
Lueders, editado por Copper Canyon Press en 1995, reúne
a 81 poetas de esa nacionalidad.

 He aquí mis versiones al castellano. En los casos en los
que se señala entre paréntesis la fecha de nacimiento y no
la de muerte es porque no he podido ubicar ese dato. Aque-
llos poetas en los que señalé la fecha de nacimiento prece-
dida de la abreviatura n., están vivos.





 NISHIWAKI JUNZABURO (1894-1982)

 EL SOL
 La campiña en Calmojin produce mármol.
 Una vez pasé el verano ahí.
 No hay alondras, ni serpientes tampoco.
 Sólo el sol se alza del monte de ciruelos verdes
 y se sumerge de nuevo en el monte.
 Un chico atrapó un delfín en un riachuelo y se reía.


 PASTOR EN CAPRI

 Aun en la mañana primaveral
 mi pipa siciliana produce un sonido de otoño,
 rastreando pensamientos de hace varios milenios.



 SAGA NOBUYUKI (1902-)

 FUEGO

 Por favor no lo apagues, nunca-
 el fuego que sale de mí hacia vos.
 Es el único fuego de mi vida.
 Un gran pájaro bajó en picada al hondo valle
 entre la muerte y yo y lo arrancó.
 Ese pequeño fuego no te exige nada.
 Te protege con perfecta abnegación,
 obstruyendo el acercamiento de algún otro hacia vos.
 Y ahora estás parada rigurosamente desnuda
 sosteniendo el fuego en la escalera -
 en la interminable escalera que conduce al cuarto de arriba.


 
 YAMONOGUCHI BAKU (1903-1963)

 UNA ESCENA SOBRE OKINAWA

 En el patio de allá
 los gallos de riña siempre están sedientos de sangre.
 Cada uno se pavonea 
 en su jaula,
 espabilando sus hombros,
 mostrándose bastante confiado,
 esperando con impaciencia
 por el día en que luchará.
 El anciano de la familia Akamine se sienta
 al borde de la veranda cada mañana,
 sosteniendo su bandeja de tabaco,
 y fijándose si los gallos están bien.
 Esta mañana, como siempre, está al borde de la veranda.
 Su pipa debe de haberse tapado
 y la golpea sobre la bandeja.
 Los gallos de riña alzan sus cabezas
 al unísono
 ante el sonido.



 AKIYA YUTAKA (1922-)

 PAÍS DEL NORTE

 En lo profundo de susurrantes bosques cortavientos
 la pálida niebla está congelada
 en los ojos de un pato salvaje derribado.

 Acabo de escribir mi deplorable historia personal,
 empapado en la fresca luz de la lámpara.

 Durante toda la noche el pato salvaje, no del todo muerto,
 bate sus alas en el pasto seco,
 y yo sólo sigo revolviéndome en mi cama.


[Asociación inter-japonesa de mi parte. Escribe Kenzaburo
Oé, en Una cuestión personal, una de sus geniales novelas
centradas en el tema de su hijo discapacitado, Hikari Oé:
desnuda y acostada en un colchón de caucho, con los ojos
cerrados como los de un faisán abatido del cielo por un
disparo.]






 KURODA KIO (1926-1984)

 PELO

 Era cerca del invierno
 y era después del atardecer.
 Ella estaba peinándose el pelo,
 negro,
 y fluyente,
 pero yo no podía verlas ni a ella ni a la noche.
 Ella es una con la oscuridad, pensé.
 Ella se está peinando el pelo, pensé.



 TAMURA RYUICHI (1923-1998)

 HOYA

 El pueblo de Hoya está ahora
 en otoño.
 Ahora estoy
 en pena.
 Mi corazón tiene buena razón y profundamente-enraizada
                                                                                  [causa
 para estar en pena.

 El sofocante verano ha pasado por fin.
 El viento de otoño sopla de una punta de las Llanuras de
                                                              [Musahino a la otra.
 En este punto de las oscuras Llanuras de Musahino, las
                                       [silenciosas Llanuras de Musahino,
 se posa mi pequeña casa.
 En esta pequeña casa
 está mi pequeño cuarto
 En este pequeño cuarto
 enciendo una pequeña lámpara
 y trabajo con mi estar en pena
 hasta que la cada vez más intensa pena de mi corazón
                                                                           [hecha raíz
 en el suelo y crece tan enorme
 como el árbol keyaki del lóbrego jardín del fondo.



  KIHARA KOICHI (1922-1979)

 ¿DE DÓNDE VIENES?

 ¿de dónde vienes?

 de una piedra ciega
 de los envueltos pétalos de un capullo de rosa sin abrir

 ¿dónde estás?

 delante de un espejo que refleja gente moribunda
 delante de un espejo que refleja a aquellos que nacen

 ¿adónde irás?

 a una altura que ni siquiera los aleteantes pájaros alcanzan
 a una profundidad que ni siquiera los peces del mar pueden
                                                                                  [sondear



 AYUKAWA NOBUO (1920-1986)

 DESPUÉS DEL VERANO

 1
 Un frío viento marino
 sopla sobre un frío espejo

 2
 el cielo es azul y alto y lejano
 las gaviotas tal vez
 encuentren su propia sombra en las piedras rotas

 3
 dejando atrás una sonrisa solitaria
 una mujer ha partido sin decir adiós
 pronto las olas atacarán
 y barrerán la figura de un hombre de la orilla

 4
 tiraré cualquier sueño que tenga
 la vida es una sombra que camina
 una pisada sobre arenas derrumbadas
 el hueso blanco
 de un pescado que ha muerto, atrapado por la orilla

 5
 una vela blanca flota lejos



 NAKAI HIDEO (1922-1993)

 MÚSICA

 Mientras vivía
 nunca supe
 que lo que tocaba
 era una canción tan amable

 sólo mi oído sabía
 y ahora
 sólo mi oído se acuerda

 que una vez estuve vivo
 y que alguna vez
 hasta lo palpé
 con mis dedos



NAKA TARO (1922-2014)

 PAISAJE URBANO

 En la calle silenciosa
 no hay ningún sonido seco de zapatos pasando como 
                                                                        [sombras
 sobre el pavimento.
 Las casas paradas una junta a la otra tienen las persianas
                                                                                 [bajas.

 ¿Adónde han ido todas las hojas muertas que solían crujir
                                                               [en el dorado polvo?
 ¿Adónde se ha ido el pálido rostro de la mujer enferma y
                                                                             [demacrada
 que solía mirar a la calle todo el día desde el balcón del
                                                                        [segundo piso?

 Las puertas de los edificios marrones permanecen selladas.
 Desoladamente, los huesos de las ramas de los árboles tocan
                                                                                    [el cielo.

 Dios, ya nadie dice tu honorable nombre.

 El mar se derrama amplio sobre los techos de zinc,
 y una bandera invisible aletea bruscamente en un capitel.



TANIKAWA SHUNTARO   n.1931

 ANÓNIMO IV

 Sobre el cuerpo de un gato recién atropellado,
 cae el sol de la tarde.
 El alma podría merodear ahí para siempre,
 si así lo deseara.

 Pero se aleja flotando en un instante,
 dejando tanto,
 en silencio...

 No podemos terminar de hablar de nada,
 no importa cuan pequeño sea.
 El contenido del silencio no
 es otra cosa que palabras...

 el borde de una nube brillando oro...
 el señuelo
 de la música...



 YASUMIZU TOSHIKAZU (1931-)

 EL PÁJARO

 Ahí va un pájaro,
 una criatura atada al cielo,
 un objeto obligado a moverse,
 una roca arrojada
 por una mano maligna
 desde el otro lado del mundo.



 TAKADA TOSHIKO (1914-1989)

 LA PLAYA

 Un niño montado en un caballo
 cruza la playa.

 La cola del caballo
 oscila a lo largo del horizonte.

 Yo levanto caracoles y los apilo en mis pechos-
 mi tumba.


 Yaciendo en la arena,
 sonrío.



 AIDA TSUNAO (1914-1990)

 PATO SALVAJE

 ¿Dijo el pato salvaje,
 "Nuca te conviertas en un pato salvaje",
 en ese momento?

 No.

 Desplumamos al pájaro,
 quemamos su pelo,
 asamos su carne y la devoramos,
 y, lamiéndonos los labios,
 comenzamos a alejarnos del marjal
 donde colgaba una niebla de atardecer,
 cuando oímos una voz:

 "Todavía podrían mascar
 mis huesos."

 Miramos hacia atrás
 y vimos la risotada del pato salvaje
 y su reluciente espinazo.



 SUGAWARA KATSUMI (1911-1988)

 DEL OTRO LADO DE LA NOCHE

 Mientras escucho a los insectos,
 parece haber un mundo pacífico
 del otro lado de la noche,
 y parecen estar viviendo 
 una vida armoniosa allí.
 Yo, también, espero atravesar la oscura noche
 a un lugar más radiante.


 UNA NOCHE OSCURA

 En una habitación en la que no hay nadie más,
 mi traje cuelga completamente solo.
 Mi propio yo,
 todo gastado, cuelga de la pared.
 Hasta la luz eléctrica parece tenue esta noche.



TOMIOKA TAEKO  n. 1935    

 SÓLO ENTRE NOSOTROS DOS(*)

 Tú harás el té
 y yo haré las tostadas.
 Mientras tanto
 a veces notamos la luna roja y brillante
 temprano en la noche,
 y a veces recibimos una visita,
 que nunca regresará.
 Cerramos la persiana y la trabamos,
 y hacemos té y hacemos tostadas
 y hablamos como de costumbre
 acerca de la posibilidad eventual
 de que tú me entierres a mí
 o de que yo te entierre a ti en el jardín,
 y saldremos a comprar comida como de costumbre.
 El tiempo vendrá
 cuando tú o yo enterraremos
 a ti o a mí
 y el que permanezca sorberá el té.
 Y sólo entonces por primera vez el uno rehusará hablar.
 Tu libertad ha sido
 como el cuento narrado por un idiota.



 TSUJI YUKIO (1939-2000)

 FLORES

 sobre la pendiente del terraplén
 al costado
 de la vía del tren
 de la Estación Ochanomizu

 florecen 
 muchas pequeñas florecitas amarillas
 en primavera

 a la mañana
 apretando nuestras caras
 contra las ventanillas del tren

 las miramos



 NAKAE TOSHIO   n. 1933

 UNA CANCIÓN DE AMOR

 Quiero comerme a esta mujer,
 quiero comérmela entera,
 sin nada de azúcar,
 sin cocinarla.
 Quiero comérmela cruda y viva.

 Quiero cortarle la cabeza a esta mujer.
 Quiero arrancarle los miembros.
 Quiero sacarle los pechos.
 Quiero arrancarle el pelo.
 Quiero quedármela toda para mí.

 Quiero comerme su canción.
 Quiero comerme los campos de trigo.
 Quiero comerme los árboles.
 Quiero comerme las flores de canola.
 Quiero comerme la primavera.

 Quiero matar a su hombre.
 Los peces que nadan en ella, los gusanos que reptan,
    las serpientes que culebrean, el diminuto rinoceronte-
 sacando todo esto de ella,
 quiero dejarla vivir.
 Quiero invitar al sol a entrar en esta mujer.

 Quiero chupar el espíritu de esta mujer.
 Quiero agarrar las nubes.
 Quiero capturar el cielo.
 Quiero derribar la luna.
 Quiero arrancar las estrellas.

 Quiero estar con esta mujer.
 Quiero protegerla.
 Quiero comerme a su padre, madre, y hermanos.
 Quiero comerme hasta al dios al que no puedo esperar
                                                                        [consumir
 no importa cuánto coma.



 KORA RUMIKO   n. 1932

 UN SONIDO DEL MAR

 Cuando siento llenarse mis dos pechos
 silenciosamente,
 oigo un pequeño sonido del mar 
 en la distancia.

 El mar fluye desde el otro lado
 de la Tierra, tironeado por la luna,
 y las olas que ondulan eternamente bañan
 mi arenosa playa.

 Así permanezco esperando,
 esperando para siempre,
 a que mi marido y mis hijos vengan corriendo
 y jueguen en la orilla de sueño de mi mundo.



 KISARAGI SHIN (1920-)

 ACERCA DEL TIEMPO

 Cuando se alfilerea una mariposa, un arroyo de tiempo
                                                                      [se detiene.
 Pero eso no es todo. Como un arroyo de montaña

 rodeando una roca, el otro arroyo de tiempo sigue fluyendo.
 El tiempo puede viajar rápido o despacio, angosto o ancho.

 Una voz invisible urge, "Apúrate... apúrate... apúrate..."
 Pero todo depende de la topografía.

 Las matemáticas asumen que el tiempo viaja a una velo-
                                                    [cidad uniforme. Así que
 las matemáticas se equivocan. El tiempo

 puede viajar rápido o despacio. Cuando las matemáticas en-
                                                                          [tran en juego
 todo se vuelve incorrecto.

 Una extensión de tiempo puede ser medida con un reloj,
 pero su velocidad no puede medirse. Cuando la guerra

 proyectada en una película se detiene, un comediante mues-
                                                                            [tra su rostro
 desde un rincón. En ese punto, el tiempo se detiene.

 Cuando la noticia es escritas con lápiz sobre papel áspero,
 la noticia muere.

 Cuando las rotativas se detienen,
 revive.

 "El muerto es joven para siempre", cree
 la pobre madre por sí misma. El mar con algas flotantes

 humedece su monólogo.
 El tiempo comienza a fluir torrencialmente como lágrimas.

 Hay verdad en el monólogo, pero el tiempo no tiene nada
                                                    [que ver con el sentimiento
 Fluye alrededor de la roca. No se puede hacer nada con la
                                                                            [topografía.




FUENTE


(*) Una curiosa coincidencia. Después de publicar esta 
nota, anoche, comencé a leer los Diarios, 1954-1991 de 
Abelardo Castillo, y me encuentro con este par de párra-
fos. 

 "¿Es, en realidad, el amor más fuerte que la muerte? Ella
copió de Los cuadernos... [se refiere a Los cuadernos y las
poesías de André Walter, de André Gide]... esa afirmación."

 "El amor, dice Sartre, es un proyecto humano compartido.
Pero si uno de los amantes se encuentra ante una pared -
la pared de la muerte- que le impide proyectarse hacia el
futuro, ya nada le queda en común con el otro amante cu-
ya libertad de proyectarse continúa avanzando."

 Me parecieron interesantes tanto la coincidencia del tema
del poema de Tomioka Taeko, como la pregunta acerca de
si el amor predomina sobre la muerte o ésta sobre aquella,
como también descubrir que en estos tempranísimos escritos
de Castillo (esto lo escribió a los 18 años), hay sembradas
varias joyas.

Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)
Idiomas olvidados.

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