POR: IVAN CARVAJAL
Según nos narra Frank Moya Pons eximio historiador vegano en su voluminosa obra MANUAL DE HISTORIA DOMINICANA, sitio pags.:283 y284, este conspicuo apologista nos plasma con lujo de detalles parte de los pormenores del vasto acontecer histórico dominicano a partir del 1492.
(19 de Marzo en Azua)
El dia 18 de marzo de 1844 apareció frente a la ciudad de Azua el ejército haitiano comandado personalmente por el General Herard, que a su vez este había depuesto al dictador Boyer en recién refriega de los amotinados en contra del presidente de Haití.
Allí, este acorazado militar, tomo posiciones en las orillas del rio Jura, donde estableció su campamento, y al otro dia, el 19 de, lanzo sus tropas organizadas en plan de ataque, divididas en dos columnas de infantería acompañadas de caballería.
Los dominicanos con Santana a cabeza, los recibieron a cañonazos mientras su infantería disparaba a fuego cerrado. Después de una refriega que dura un par de horas, los haitianos se replegaron a su campamento y recogieron sus heridos y muertos. No hubo otro encuentra entre ambos grupos durante ese dia.
Por la noche Santana, con sus 3,000 voluntarios, organizó sus tropas y abandonó el pueblo de Azua junto con sus pobladores, retirándose hacia Baní.
En el camino dejo dispuestas sus tropas colocándolas en diferentes puntos estratégicos, especialmente en el paso del desfiladero de El Numero, en donde el general Antonio Duvergé, quedó a cargo de la defensa.
Al otro dia, cuando los haitianos se preparaban para atacar, se dieron cuenta de que Azua, estaba desierta y entonces procedieron a ocuparla el dia 21. De ahí intentaron cruzar la serranía de El Numero, pero las trapas y guerridas de Duvergé les cerraron el paso.
También quisieron cruzar por un lugar situado más al norte llamado El Memiso, y ahí tambien las guerrillas de Duvergé les impidieron el paso.
Como no había paso por la costa, pues la topografía de la zona comprendida entre el Palmar de Ocoa y Playa Caracoles no les favorecía y varias goletas dominicanas artilladas con cañones se lo impedían, los haitianos tuvieron que permanecer en Azua, estacionados ociosamente mientras su presidente, surgido de las trifulcas revolucionarias, intentaba con poco éxito hacer entrar en acción su Marina de Guerra, compuesta por unos cuantos barcos de mala calidad.
Es meritorio el subrayar en estos breves trazos históricos que el encuentro bélico del 19 de marzo de 1844 en Azua fue puntual para las tropas dominicanas detener a los haitianos y luego retirarse y posicionarse estratégicamente en Bani y Sabana Buey. Estas maniobras guerrilleras de Duvergé y de Santana no permitieron el avance de las tropas haitianas hacia Santo Domingo.
(30 de Marzo en Santiago)
La noticia del avance haitiano hacia la hoy ciudad corazón la dio un comerciante ingles que vivía en Santiago y se encontraba en Cabo Haitiano cuando se movilizaban las tropas para la invasión.
Este comerciante se llamaba Teodoro Stanley Heneken y viajó a escondidas a Santiago y pudo dar la voz de alarma, después de correr grandes riesgos en la travesía. Por eso los dominicanos tuvieron tiempo suficiente para preparase contra la invasión que se avecinaba.
Las tropas haitianas llegaron a Santiago en horas vespertinas el 30 de marzo e inmediatamente se dispusieron a tomar la ciudad por asalto en un ataque de formación abierta y con el Rio Yaque a sus espaldas.
Como la ciudad de Santiago quedaba en un promontorio de difícil acceso desde donde se divisaba todas las operaciones de los haitianos dada las circunstancias de este factor favorable la lucha fue fácil para los dominicanos, quienes desde varios fuertes y trincheras improvisadas utilizaron su artillería y su infantería contra los haitianos produciendo una enorme masacre entre tropas extranjeras.
El combate duro toda la tarde de ese histórico 30 de Marzo, en donde los haitianos sufrieron unas 715 bajas y los dominicanos solamente una.
Al final de esta desigual batalla, el comandante haitiano, el general Pierrot, pidió una tregua para que les permitieran recoger del campo sus muertos y heridos y tratar de llegar a un entendido con los jefes militares dominicanos.
Una comisión bajó a conversar con el abatido General Pierrot llevando consigo, los de la comisión, un dictamen que había sido emitido en Santo Domingo en el que textualmente decía que el presidente Hérard había muerto en combate el 19 en azua.
Este oficio fue mostrado al general Pierrot, quien frente a la gravedad de la noticia, este se lleno de temor y pensando en los problemas de la sucesión presidencial en Haití, decidió esa misma noche levantar el campo y retirarse al otro dia con sus tropas derrotadas a su país, abandonando incluso muchos de sus heridos.
Esta fue la secuencia de dos grandes momentos históricos que registra la historia de esta parte de la isla que honrosamente llamamos REPUBLICA DOMINICANA.
GLORIA ETERNA A LOS COMBATIENTES DEL 19 Y 30 DE MARZO DE 1844!!