Al ser proclamada la Independencia, nuestro país fue escenario de diferentes batallas, marcando un antes y después de nuestra libertad proclamada el 27 de febrero de 1844. Una de ellas fue la del 19 de marzo de 1844 escenificada en la provincia de Azua.
Esta fue la primera gran acción de guerra entre tropas dominicanas y las fuerzas invasoras haitianas luego de la independencia nacional y que buscaba restablecer la libertad del pueblo dominicano. Esta batalla estuvo encabezada por el entonces Presidente Charles Hérard.
Al darse cuenta Charles Hérard del Movimiento Independentista de 1844 preparó su ejercitó con fin de combatir a los dominicanos, saliendo de Puerto Príncipe con 30,000 hombres divididos entre 10,000.
Una al mando del General Pierret quien tomó las ciudades de Puerto Plata y Santiago, y la otra comandada por Hérard, que se dirigía a hacia Azua, y finalmente la de Neyba, al mando del General Souffront.
Mientras en la parte dominicana se encontraba el General Pedro Santana que estuvo acompañado por Antonio Duvergé, quien estaba encargado de velar por los diferentes lados durante la batalla.
Las tropas dominicanas estaban posicionadas en puntos estratégicos en la ciudad de Azua, conformadas por 2,500 soldados, entre los que se encontraban hateros y monteros, que formaban el ejército de Pedro Santana. Entre los soldados se encontraban jóvenes azuanos que habían sido entrenados por Duvergé y Francisco Soñé. Para combatir el ejército haitiano Santana formó dos líneas compuestas por dos cañones, uno a cargo de Francisco Soñé, y la otra por el Teniente José del Carmen García.
Según fichas históricas se cuenta que la batalla inició alrededor de la 7:30 de la mañana, donde los dominicanos vencieron a los haitianos, aunque no se sabe con exactitud el número de muertos de ambos países, lo que si se sabe es que los haitianos se vieron obligados a salir del territorio dominicano.
Cada 19 de marzo el país recuerda a esos hombres valiosos que lucharon con su propia vida para que la República Dominicana siguiera gozando de su libertad plena sin interferencia de ninguna potencia extranjera como lo quiso Juan Pablo Duarte.