Por mucho tiempo viví en este
espacio frente a esta piedra.
Por mucho tiempo viví en este
espacio frente a esta piedra por donde hay paa una avenida, con el farallon a
nuestra espalda, al final del callejón, en principio mas allá de nuestra casa
quedaba el monte en donde yo me perdía con mi arco y mi flechas a cazar
fantasmas perdidos en el bosque, mitad indígena y mitad guerrero africano, simulaba
un viejo centauro buscando por los caminos solitarios del monte las huellas
perdidas de su origen.
Muchas veces me contaban los
chicos algunas tardes al anochecer sentían tamboras sonando en la cueva de
pluma el papá de Laurino y Josecito y me
imaginaban danzando en la oscuridad, pero que cuando llegaban no había nadie y
se iban decpcionados.
Hasta que un día vinieron y nos
dijeron que por donde vivíamos pasaba una avenida la
prolongación José Contreras o Cayetano Germosén y tuvimos que organizarnos para que por lo
menos nos dieran una casa cerca de donde
vivíamos, por un poco lo conseguimos,
hasta que el padre que coordinaba el movimiento se vendió al gobierno, nos
traicionó y aunque no destruyó del todo el movimiento lo debilitó y no pudimos
conseguir los apartamentos que nos correspondían el km 10 y medio de la avenida Independencia.
Seguimos la lucha y conseguimos
casas para todos los propietarios en diferentes lugares de la capital en los
Mameyes, los alcarrizos y Sabana Perdida
y solares para los inquilinos, de eso hace más de veinte años, ya eso es
historia, pero es bueno recordar a los que nos apoyaron en esa lucha a Doña
Pura, a minerva, a las Mujeres en Lucha por la Vida, a feliz, Fausto, a
Copadeba, y a otras muchas personas que creyeron en nosotros y se mantuvieron
firmes.
Domingo Acevedo.