viernes, diciembre 13, 2024

LA CIUDAD DE EDO.

 


 

Te imagino

navegando a la deriva

entre la nebulosa marea de la antigua

ciudad de Edo

salpicada por las voces de los noctámbulos

transeúntes del barrio Roppongi

luminosos fantasmas que danzan sin fin

alrededor de las ultimas hogueras

que iluminan el verano

en noviembre

en lo más alto del monte Fuji el sol se crispa

y envejece 

y te imagino

bajo las sombras congeladas 

de los rascacielos de la parte alta de Tokio

diluyéndote a través de las tibias vidrieras

de las tiendas

o mirando a través de los recuerdos

sentada en un café en Shibuya

o simplemente contemplando

a través de la ventana

de tu apartamento en Osaka

como las sombras de la noche aletean

en la distancia y mueren

abril es un cerezo que florece en mi voz

cuando te nombro

es la hora del té

las calles de Asakusha

se perfuman con los colores rojo amarillo

de las Geishas que se eternizan

en  el ambarino reflejo del neón 

y más allá de la pena

el sol se revuelca en sus cenizas

y resplandece en tu ojos 

mientras por el sendero de bambú

el musgo y el olvido crecen

en el estanque

una flor de loto ilumina la noche

Domingo Acevedo.


Foto tomada de la red.

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