Poeta, dramaturgo, novelista, pedagogo y filósofo, el autor indio escribió tanto en bengalí como en inglés. No solo se distinguió como uno de los escritores más destacados de la India -incluso fue el primer escritor no europeo en ganar el Premio Nobel de Literatura-, sino también por sus aportes en materia educativa para su país. A 160 años de su nacimiento, repasamos en esta nota algunos de los momentos más notables de su vida y legado.
Considerado uno de los más prestigiosos escritores indios de comienzos del siglo XX, Rabindranath Tagore no solo dejó una extensa producción literaria -escribió poesías, novelas, ensayos, relatos, diarios de viaje, teatro y un buen número de canciones-, sino también distintos aportes en materia de educación. Introdujo en su país, aspectos educativos que, según él, la escuela tradicional occidental no contemplaba: la integración de la enseñanza y de la persona con la naturaleza (sobre todo en la etapa infantil), la creatividad o imaginación creativas, como un medio para aprender y desarrollar la
capacidad de todo individuo, más allá de la racional.
Rabindranath Tagore, posiblemente retratado en 1909.
Nacido el 7 de mayo de 1861 en la ciudad india de Calcuta, fue el último de los catorce hijos de una familia noble, consagrada a la renovación espiritual. Educado por su padre en la pequeña localidad de Santiniketan, más tarde, en 1878, viajó a Gran Bretaña para estudiar literatura y música.
De aquella época surgieron sus libros Cartas de un viajero (1881), que publicó en el periódico literario Bharati, fundado por dos de sus hermanos en 1876. Y, luego, los dramas musicales El genio de Valmiki (1882) y Los cantos del crepúsculo (1882), y la novela histórica La feria de la reina recién casada (1883). De regreso en su tierra natal, se casó con una joven compatriota y, partir de ahí, se dedicó a administrar los bienes de la familia de su esposa y a viajar por toda Bengala. En 1890 realizó un segundo viaje a Gran Bretaña: viaje que le inspiró una gran cantidad de poemas, reúnidos en Citra (1896) y El libro de los cumpleaños (1900). Muchos de sus textos, dicen algunos especialistas, abordaten historias y temas que tienen como centralidad a la gente común y corriente. Sus vidas y particularidades fueron fuente inagotable en la obra de Tagore.
Tagore también realizó distintos aportes en materia de educación.
Tagore y la educación
En 1901 fundó una escuela en Santiniketan (Hogar de la Paz), en la que estructuró un sistema pedagógico que defendía la libertad intelectual del ser humano. Poco despuñes, publicó en 1904 el ensayo político El movimiento nacional, en el que se pronuncia en favor de la independencia de su país. Y, en 1910, apareció La ofrenda lírica, una de sus obras más conocidas.
"Con cuarenta años, Tagore decide crear, en la amplia finca de su padre, la que sería la primera escuela nueva de Oriente. Bautizada por su padre con el nombre de Santiniketon (palabras sánscritas: “Santi”=Paz y “Niketon”=Morada, lugar, estancia o retiro). El 22 de diciembre de 1901, comienza a andar con tan solo cinco estudiantes, uno de ellos su hijo Rothindronath", cuenta en un artículo el español José Paz Rodríguez y quien posee una de las mayores biblioteca privada del mundo, con libros en todos los idiomas, acerca de Tagore y su relación con las instituciones educativas.
Y agrega: "Tenía una personalidad que chocaba frontalmente con los métodos educativos de la escuelas indias del momento, sustentadas por el colonialismo británico. Por ello, cuando alcanza la edad escolar, marcha por primera vez con ilusión a la escuela y la premonición de sus hermanos se cumple: 'Lloras porque quieres ir a la escuela, luego llorarás porque no quieres ir'. En su obra Recuerdos, hermoso libro autobiográfico, nos cuenta esta y otras anécdotas de su vida. Y nos habla de las escuelas por las que ha ido pasando. Resulta curiosa su referencia al único profesor que recuerda con cariño: el padre jesuíta español Peñaranda, de la escuela San Javier de Calcuta. Por lo demás, abandona pronto la escuela y se encargan de su educación en casa varios preceptores".
Muchas de las propuestas educativas de Tagore estaban orientadas a la modernización de la sociedad india, con el fin de promover, como sostiene el especialista costarricense, Raudín Esteban Meléndez-Rojas, "una nación que, pese a sus diferencias religiosas y sociales, fuese más justa y se afianzara en la tolerancia, no solo de las creencias religiosas, sino también tomando en consideración la sabiduría proveniente de textos clásicos como las Upanishads". Upanishads son los libros sagrados hinduístas que tratan sobre la existencia de una divinidad única y absoluta.
El 5 de mayo de 1921, Tagore pronuncia en el Instituto Juan Jacobo Rousseau de Ginebra, una conferencia sobre su pensamiento pedagógico: “Fundé mi escuela hace veinte años, mas, a decir verdad, no tenía entonces método ni experiencia de la enseñanza (...). Esto no es rigurosamente exacto. Tenía, cuando menos, una experiencia negativa adquirida en el curso de mis propios años de escuela. Sabía cómo no deben ser tratados los niños. De lo que yo he sufrido sobretodo en mi infancia, ha sido de sentir que la educación que yo recibía estaba separada de la vida (...). Veo la puerta de la clase abierta cada mañana como una gran boca, sus muros desnudos, sus bancos de madera, su pupitre en el que se alzaba un maestro que daba la lección como un fonógrafo viviente".
Y continuó: "En esta escuela he aprendido la gramática, la aritmética, muchas cosas que he olvidado y la manera como no deben darse las lecciones. Así es que cuando, a los cuarenta años, me sentí impulsado a salir del pequeño rincón retirado en donde había vivido hasta entonces a orillas del Ganges y en sus islas arenosas, para hacer alguna cosa útil, me resolví a educar niños. Y no porque yo creyese que tenía un talento particular para enseñarlos, sino porque me parecía que tenía el secreto de hacerlos dichosos”.
Encuentro con Victoria Ocampo, en 1924.
Tagore, Victoria Ocampo y una visita a la Argentina
A partir de 1912, el autor indio comenzó a recibió diversas invitaciones para disertar en conferencias de todo el mundo. En Europa y Estados Unidos se habían hecho eco de sus textos y aportes pedagógicos. Esto, por supuesto, aumentó su prestigio más allá de su tierra y, sobre todo, cuando en 1913 recibió el Premio Nobel de Literatura por su prolífica obra literaria. Tagore también conoció la Argentina.
En 1924, el escritor estaba realizando distintos viajes por Sudamérica. Camino a Perú, visitó primero Buenos Aires, donde se permaneció más de los planeado por una afección de salud. Es en ese momento cuando la escritora y editora argentina, Victoria Ocampo, lo conoce mediante una invitación en su propia mansión de Beccar (Villa Ocampo). Victoria había quedado deslumbrada por los poemas de Tagore y hasta escribió una columna en el diario La Nación que tituló "La alegría de leer a Tagore". Finalmente, se dice que Tagore nunca llegó a hospedarse allí, ya que los padres de Victoria no estaban de acuerdo con eso. Tagore se instaló unos días en la quinta Miralrío, de la prima de la escritora, situada en La Salle y Brasil, casi en el límite de San Isidro y San Fernando.
De ese momento, se puede mencionar el film Pensando en él: una película del director Pablo César, coproducción entre la Argentina y la India, que retrata ese mítico encuentro en Beccar y, sobre todo, el comienzo de una gran amistad entre estos dos grandes intelectuales.
Rabindranath Tagore falleció el 7 de agosto de 1941, en su ciudad natal de Calcuta, pero dejó un legado extensísimo que inspiró a distintas generaciones de diversas partes del mundo. En los últimos años de su vida, Tagore se dedicó casi por completo a la administración del centro de estudios que había conformado, el cual en 1921 se transformó en universidad internacional con el nombre de Visva Bharati.
Foto de portada: Actualidad literaria.
Fuente: Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Rabindranath Tagore. Barcelona (España).