Pequeña criatura hija del milagro
Te
recuerdo como eras entonces
tibio
pedazo de azabache pulido por las manos maravillosas de Dios
taciturna
y triste
como
una muñeca dormida en las habitaciones tropicales del verano
atrapada
entre los espejos de la nostalgia
tratando
de escapar de la melancolía que te ata a tu origen
a tu
estirpe imperial
a tu
musical esencia caribeña
perdida
entre los siglos de los siglos
en una
isla del Caribe
naciste
del fuego
una
noche en que el viento bufaba entre los arboles
y
estremecía la casa
y se
alejaba airado más allá de las montañas
dejando
a su paso el seco sonido de las campanas de la iglesia del pueblo
que
repicaron por cinco días corridos
y
luego enmudecieron para siempre
pequeña
criatura hija del milagro
las
comadres ya olvidaron tu nombre
que
las tamboras gritan en las noches de luna llena
en que
bajo las ceibas florecidas de sueños y estrellas
en una
danza amanece la esperanza
ya tus
pequeñas huellas no se pierden por la playa
buscando
duendecillos bajo las piedras húmedas
ni tu
mirada se inunda de peces y pájaros marinos en el horizonte
ni tu
falda ondea su sensualidad por las calles del pueblo
bajo
las sombras del medio día
te has
ido
te han
llevado lejos tus sueños
a
vivir entre las luces y la grandeza de una ciudad que se traga a los seres humanos
y
luego los vomita en cualquier lugar
estas
aquí
ya yo
te conozco
y te
amo
te he
amado desde siempre
desde
la ausencia de estar a tu lado
sí te
amo
nadie
lo sabe
ni tú
misma sabes que te amo
que
disfruto estar junto a ti
sentir
como tu pelo anochecido se enreda en el viento
y tu
mirada estalla en la luz
y hace
clarear la noche en tu sonrisa
sí te
amo
y te imagino desnuda danzando en los balcones
de la alborada
hasta terminar
en mis brazos sudorosa y quieta
endulzando
tus pezones de azúcar
mi
boca
Domingo
Acevedo
enero/15
Escenario de sangre.
Escenario de sangre
pasos apresurados en la espesura de la noche
tratando de alcanzar la apacible lejanía
de los días perdidos del verano
niños que deambulan entre los cubículos de la soledad
y el hambre
ángeles vestidos con los hilos del llanto
multitud de ojos heridos por la ausencia
niña que huye entre las bombas hacia los inútiles
brazos de la muerte
milicianos atrapados en un laberinto de sueños
por el sonido incesante de las ametralladoras
cuerpos decapitados
hedor de cadáveres rindiendo su último tributo al sol
ciudad destruida
madres enlutecidas buscando entre los escombros
trozos de olvido
Enero/15
Domingo Acevedo
Dedicado desde lo más profundo de mi
corazón a los refugiados Sirios, por ellos nadie llora y el mundo calla su
dolor.
Ahora
recuerdo a la abuela Mamá tita, haciendo
chola de Guayiga.
Ahora
recuerdo a la abuela Mamá tita, haciendo
chola de Guayiga, para mitigar el hambre
de toda la vida, atrás ha quedado la
primavera, el verano se adueñó de todo el paisaje. Julio está lleno de
malos presagios, hasta las gallinas han muertos en esta agria sequia.
Cada
año que pasa el sol desata su ira con más fuerza sobre el bosque, sólo las
hormigas han sobrevivido a la inclemencia del tiempo, los ancianos dormitan debajo de una mata de
mango, tratando de escapar del sopor del medio día.
La
brisa caliente se desenreda entre los arbustos achicharrados, levanta nubes
de polvo en el patio, se arremolina,
parece danzar y luego se aleja por el camino real, más allá de los últimos bohíos del pueblo.
Domingo
Acevedo.
Enero/15
l viento en estas últimas tardes de enero.
El
viento, en estas últimas tardes de enero
arremolina en mi memoria algas y peces y pelícanos y gaviotas y el último
reflejo de la luna menguada en el horizonte.
Domingo
Acevedo.
Enero/15
nosotros los Charrúas
Cuando en su redondez la luna descienda sobre el horizonte
y se pose en tu mirada
nosotros los Charrúas
regresaremos de la sangre
a poblar con nuestro heroísmo el olvido
a rescatar del exterminio
los sueños perdidos aquel 11 de
abril del 1831
y reivindicar con la sangre de los
malditos
en yacaré Cururú
el honor Charrúa
regresaremos en el viento a poblar nuevamente las regiones del río Hum
bajaremos de la cuchilla de Haedo
recorreremos llanuras
y en silencio
nos perderemos para siempre en lo
tupido del bosque
para renacer cada día
en los sueños de quienes quieren ser como nosotros
indomables
feb/15
Domingo Acevedo.
Amantina
mujer infinita.
Amantina
la tía grande
hija de la tierra y la lluvia
enamorada de la primavera y la luna
habitante de
los amaneceres esplendorosos de abril
forjadora de sueños
luchadora tenaz
trabajadora eterna
agricultora
lavandera
domestica
ama de casa
Amantina
mujer que procede de las profundas soledades del desamparo
y reivindica en el dolor su derecho a existir
a ser
forjadora de sueños que siendo aún niña
mientras Mamá tita
su madre
en ciudad
lavaba y
planchaba
ella protegía
en su regazo del hambre y la ausencia
sus hermanitos
feb/15
Domingo Acevedo.
Testimonio
de mayo
He
vivido atado a los recuerdos
a
los momentos irrecuperables de mi
infancia
que
se perdieron en el largo camino de la ausencia
a
las mañanitas memorables del rocío,
a los días inolvidables de la primavera
a
las noches esplendorosas de luna llena
aún
tengo pegado en la piel
el
claroscuro resplandor
de los días interminables de mayo
el
olor de los potreros guía mis pasos
por el camino de los conucos
hacia
la soledad inmensa de la lluvia
y el perfume de la clorofila colorea mi voz
de
mariposas
aún los duendes invisibles del invierno
rondan mi memoria
y más allá
del horizonte de mis ojos
un niño descalzo llora su hambre
Membranas mohosas.
La
lluvia ha dejado un olor tembloso
de
membranas mohosas en la tarde
de
hojas disueltas en el viento
de
pasos de ciguapas ahondándose
en la
espesura del monte
de
soles apagándose
en los
brazos lejanos de la noche
de
lunas cuajadas en el silencio húmedo del aire
donde
flamean los sueños
en la
voz herida del agua
Domingo
Acevedo.
829
568 3544
Domingoacv2@gmail.com
www.espejismodelunallena.blogspot.com
El horizonte es un pozo de sangre
que
todos los dias cuando oscurece se traga al sol.
Marzo/15
Domingo
Acevedo.
Un siglo de ausencia.
Hay
distancia en mi voz cuando te nombro
la
soledad me aprisiona cuando te pienso
cuando
te busco entre las sombras de los
recuerdos
cuando
camino a tientas por la ciudad detrás de tus huellas
que se
pierden entre las luces y las sombras de las tardes del otoño
que se
abisma en las noches de luna clara
de
luna redonda de ciguapas y duendes
que
habitan entre los espejos del tiempo
hay
soledad en mi voz cuando te pienso
cuando
te imagino imposible en otros brazos
cuando por más cerca que te tengo
estas
a un siglo de ausencia
Marzo
/15
Domingo
Acevedo.
Llora desconsolada.
Llora
desconsolada
prisionera
en tu silencio
la
eternidad
Marzo/14
Del rocío nace el día.
Estalla
la luz
se
rompen los cristales de la oscuridad
y del
rocío nace el día
Marzo/14
Mayo es una sinfonía de relámpagos y truenos.
Hay
pájaros adormecidos en las copas de los arboles
mayo
es una sinfonía de relámpagos y truenos
amanece
hay
mariposas y flores derritiéndose en la distancia
mientras
la lluvia cristaliza los días detrás de los espejos del aire
Marzo/14
Domingo
Acevedo.
La
lluvia
Hoy la
lluvia se entretuvo en la distancia a jugar con el viento
amanece
el sol
hiere con sus puñales la oscuridad
tratando
de abrirse paso entre las nubes que cubren todo el cielo
en el
bosque frente a los espejos del rocío
las
flores fueron desnudando
su
belleza hasta perder su virginidad
una
alegoría de pájaros hacen sus nidos
en el
corazón de la brisa primaveral
y por
el sendero
dos
caracoles en su lentitud
intentan
alcanzar en el horizonte el lucero más lejano
abril/14
Domingo Acevedo. Me he quedado
azorado ante el paisaje que tengo esta
tarde ante mis ojos.
Me
he quedado azorado ante el paisaje que tengo esta tarde ante mis ojos: el mar asoma en la
distancia por encima del muelle, entre los arboles dispersos en la distancia y
las aves marinas
que rondan el cielo.
Los
niños juegan a lo lejos, saltan, corren,
vocean, ríen, en la infinita felicidad de su niñez. Un racimo de rulo, el primo
olvidado del plátano, se recorta contra los alambres de cobre del tendido
eléctrico de alta tensión y los techos de cinc de las casas, una doña en una
silla parece dormitar, agobiada por el sopor de la cuaresma, mientras el viento con su andar pausado
recorre los rincones del barrio y se aleja. Hay cayenas florecidas en los
jardines improvisados de las casas miserables del barrio.
Ahora
los niños regresan de la escuela con su algarabía y su inocencia dispersa por
las calles polvorientas que se van perdiendo entre las sombras de la tarde que
languidece, dejando paso a la oscuridad de la noche que se adueña de los
rincones más inverosímiles del barrio.
Domingo Acevedo.
Marzo/14
El peso de tu ausencia.
Ha
venido temprano la muerte
compañero
amaneció
en estas oficinas
hizo
su morada en los cubículos del tiempo
esperó
traidora un descuido
y
clavó sus garras en tu corazón de niño
nos
dejó huérfanos en la pena
desamparados
en el llanto
vencidos
en el asombro de perderte
Ramón
Cargando
sobre nuestras conciencias el peso de tu
ausencia
Comandante
Domingo
Acevedo.
Mayo/15
CHUCHU
Y FELIMON.
Chuchú
y Felimón
a
pesar de su larga edad
son
dos niños tiernos que nunca perdieron su alegría
sus
voces repican alegres en las tamboras
cuando
en las noches la luna llena bordea el camino real
para
terminar rendida en los brazos del amanecer
que en
la distancia
se
esfuma entre los lirios cuajados de rocío
Domingo
Acevedo.
Mayo/15