Con esta frase sencilla, Sócrates enseñaba una de las lecciones más poderosas de la vida.
No se trata de ganar cada discusión, ni de demostrar superioridad ante quienes no desean aprender.
Sino elegir con sabiduría cuáles batallas merecen nuestra energía.
Muchas personas reaccionan ante los insultos y las ofensas como si su dignidad dependiera de ello.
Pero en realidad, el verdadero poder está en mantener la calma y la dignidad.
Incluso cuando te provocan.
Cuando un burro patea.
Actúa desde su instinto y su naturaleza.
No tiene conciencia de lo que hace.
De la misma forma, hay personas que, movidas por la ignorancia, y la envidia y de su propio fracaso y sufrimiento.
Solo saben atacar y gritar.
La ignorancia grita, la sabiduría calla.
El que sabe quién es y cuánto vale, no necesita defender su ego en cada ofensa que recibe.
La respuesta más poderosa, y la que más incomoda al ignorante.
Es el silencio.
Sócrates entendía que la vida es demasiado breve como para malgastarla en discusiones con quienes no quieren aprender, y solo saben pelear.
No te rebajes al nivel de quien solo busca conflicto.
La verdadera inteligencia no necesita imponerse.
Simplemente sigue brillando con tu sola presencia.
Es mejor retirarse en paz que quedar atrapado en un pantano de palabras vacías.
Saludos.