Oscar Valenzuela.
Le visitó el agregado naval de la embajada norteamericana y prepotente cuestionó quién era el capitán Peña Taveras. “Yo soy, ¿en qué puedo servirle?”. Le preguntó lo que estaba pasando y el intrépido capitán respondió: “Un asunto dominicano y solo le debemos explicación a los dominicanos”.
El oficial que empezó la Revolución de Abril
Cuando Héctor García Tejada llegó le agarré la pistola con la mano izquierda, pegué mi ametralladora en su pecho y le dije: “¡Mayor, está detenido!”. Quiso reaccionar pero el sargento Darío de la Cruz Liriano le presionó con su arma ordenándole: “¡No se mueva!”.
Mario Peña Taveras, quien relata el hecho, era entonces el capitán que desde junio de 1964 integraba un movimiento conspirativo con otros militares en la jefatura de Estado Mayor del Ejército y con este apresamiento ocurrido el 24 de abril a la 1:45 de la tarde, comenzó a materializar la trama.
La acción era observada por el teniente coronel José Silvestre García, quien corrió a avisarle al superior, Marcos Aníbal Rivera Cuesta: “¡General, ahí viene el capitán Peña Taveras como un loco con el mayor García Tejada preso!”.
“Entramos y el primero con quien me encuentro es el mayor Pompeyo Vinicio Ruiz Serrano, le agarré la pistola” y le apuntó: “¡Está detenido!”. Quiso resistirse pero Rivera Cuesta gritó: “¡Pompeyo, dale el arma, que te matan”.
Peña Taveras se acercó a Rivera Cuesta ordenándole entregar la suya, anunciándole que estaba preso y este “no supo qué hacer, se quedó inmovilizado. Yo me colgué la ametralladora en el hombro derecho y con mis manos le solté la pistola de la cintura”.
Pasó al despacho del subjefe, coronel Maximiliano Américo Ruiz Batista, acompañado del teniente Santiago de Jesús Fañas Rivas dándole las mismas instrucciones que a los anteriores y este abrió una gaveta y exclamó: “Aquí está mi pistola, no voy a tirar un tiro por nadie”.
Cuando retornaron donde los demás capturados, Rivera preguntó a Peña Taveras si se había vuelto loco y al capitán no le salió la voz pero luego contestó: “Nuestra idea iba mucho más lejos, pensábamos fusilarlos a todos por el apoyo al Gobierno corrupto del Triunvirato y no lo hemos hecho porque se han portado como lo que son, unos cobardes”.
Hoy, convertido al evangelio, Mario Peña dice que pudo actuar por obra de Jesucristo. “Me impulsaba un poder que no veía, pero que sentía”.
Así comenzó la revolución en los cuarteles. Hernando Ramírez preguntó al ahora líder de la oficialidad qué hacía con los presos y él le contestó: “¡Lléveselos para su campamento!”. Ramírez replicó que la fuerza aérea lo podía bombardear y Peña le manifestó que en caso de que eso ocurriera los fusilara antes de que fueran rescatados.
Llamó a Peña Gómez a Radio Comercial “y le informé que comunicara al pueblo que se había iniciado la revolución con la detención de los miembros del Estado Mayor”. El líder del PRD dudó: “Capitán, llámeme otro oficial que lo confirme porque los militares nos han engañado muchas veces”. El segundo teniente Salomón Bastardo Díaz lo corroboró.
CONVERTIDO EN UN TITÁN
Mario nació el 9 de abril de 1924 en Carpintero, sección Hato Nuevo, San Juan de la Maguana, hijo de Rey María Peña y Magdalena Taveras. Trabajó agricultura junto a su familia e ingresó al Ejército en 1945. Desde hace 60 años está casado con Mercedes Antonia Rodríguez, madre de sus hijos Mario Antonio, Mario Héctor, Mario Bienvenido, Mario Freddy, Mercedes Antonia, Maritza Magdalena, Miriam y Mercedes Altagracia. Reside en Miami.
Entre sus compañeros de confabulación para derribar al Triunvirato estaban Santiago de Jesús Fañas, Reynido Cuevas Medrano, Limardo Peña Taveras, Pedro José Lantigua Bravo, Darío de la Cruz Liriano, José del Carmen Batista Gil, que se reunían en su casa del ensanche Luperón donde los vigilaba el G-2.
Estaban comprometidos, además, Giovanny Manuel Gutiérrez Ramírez, Pedro Augusto Álvarez Holguín, Juan María Lora Fernández, Eladio Ramírez Sánchez, José Aníbal Noboa Garnes.
El 24 de abril Peña Taveras se erigió en un jefe consultado, visitado, demandado, intimidado. Le llamó el general Juan de los Santos Céspedes para proponerle la formación de una Junta Militar, y Hernando Ramírez le telefoneó para decirle que Emilio Ludovino Fernández, Atila Luna y Julio Alberto Rib Santamaría habían creado una Junta Militar y solo faltaba él, relata.
“Me extraña que me lo diga, porque usted sabe que eso no es lo que prometimos al pueblo”. Comenta que esta llamada le indicó que Ramírez “había aceptado la formación de esa junta que era la pretensión de los oficiales que traicionaron al país y de la embajada norteamericana…. Usted sabe que el pueblo está en la calle luchando con las armas, salirle con una Junta Militar constituye una traición”, le respondió.
Se comunicó con los comandos militares del interior pidiéndoles respaldo. Casi todos lo apoyaron hasta el 27 de abril “cuando se cambiaron para el otro lado”.
Recibió innumerables llamadas del Palacio Nacional “con improperios y amenazas”. Jacinto Martínez Arana, ayudante de Reid Cabral, le dijo que el Presidente quería hablarle. “Dígale que no quiero pero que venga aquí al Estado Mayor”.
Entonces advirtió a sus compañeros: “Es posible que tengamos una visita ingrata, la de Donald Reid, tan pronto se acerque, abran fuego a fin de que no quede nadie vivo. Felizmente para nosotros y para Reid Cabral, no fue”.
Salvador Lluberes Montás le conminó a ir a la casa de Gobierno; lo llamó el triunviro Ramón Cáceres Troncoso y le dijo: “Usted no sabe lo que le va a ocurrir si no depone” y él respondió que a quien le iba a ocurrir lo que él pensaba que le pasaría, era a él.
El periodista Gustavo Marín le anunció que Donald Reid quería negociar y él le contestó: “No quiero nada con él, y menos de negocios, soy militar, no comerciante”.
Le visitó el agregado naval de la embajada norteamericana y prepotente cuestionó quién era el capitán Peña Taveras. “Yo soy, ¿en qué puedo servirle?”. Le preguntó lo que estaba pasando y el intrépido capitán respondió: “Un asunto dominicano y solo le debemos explicación a los dominicanos”.
Allá llegaron Antonio Imbert, el coronel Valdez Hilario y, para su asombro, Belisario Peguero Guerrero que fue a ponerse a sus órdenes. “Yo estoy con la revolución porque Wessin es mi enemigo y Donald me desconsideró”, expresó el jefe policial.
“Si eso es cierto, vaya al Palacio y gestione la libertad de Peña Gómez”. Fue y lo soltaron. Regresó con una insignia de coronel para que Peña Taveras se cambiara la de capitán, lo que rehusó el rebelde soldado.
“Desapareció y cuando volvimos a saber de él estaba en Haina conspirando contra la revolución”.
“Estas son verdades que solo las sé yo y esos 24 hombres que me acompañaron”.
Estuvo en la jefatura hasta el 26 de abril a las 6:00 de la tarde “porque era el único punto de contacto con las unidades leales al pueblo” y esa noche pernoctaron en la iglesia Santo Cura de Ars, después estuvo a las órdenes de Caamaño y tenía su comando en la 19 de Marzo esquina Salomé Ureña, el único de militares.
Al finalizar la guerra fue nombrado agregado militar de la embajada dominicana en Chile. Estuvo en el servicio exterior durante 20 años que aprovechó para estudiar, comenzando desde séptimo grado. Cursó ciencias sociales, jurídicas y políticas, administración de empresas, diplomacia.
Su actuación en la guerra fue breve pero efectiva. “Sin vanidad ni orgullo, sin jactancia, nosotros no seguimos a nadie, todos nos siguieron a nosotros”.
Fuente: http://hoy.com.do / Por: Ángela Peña / Publicado el: 25 abril, 2015
Que realmente ocurrió la mañana del 24 de Abril de 1965 en la Jefatura del Estado Mayor del Ejército según el Coronel Maximiliano Ruiz Batista Sub Jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional, testigo ocular de los hechos????.
Un informe confidencial de los servicios de inteligencia de la institución G-2, fue recibido en la Jefatura donde se informaba al Jefe de la institución General Marco Rivera Cuesta que por una infidencia del Coronel Emilio Ludovino Fernandez se había confirmado que un grupo de oficiales de la institución que estaba integrado por el Mayor Juan Lora Fernandez, Giovanny Gutierrez entre otros, estaban involucrados en una conspiración para derrocar al Gobierno del Triunvirato.
El General Rivera Cuesta informó al Presidente del Triunvirato Doctor Donald Reid Cabral del incidente quien le ordenó detener, desarmar y apresar e interrogar a los oficiales involucrados en la supuesta trama.
Rivera Cuesta fue llamándo uno por uno a su despacho a los oficiales y procedió a cumplir las órdenes del ejecutivo.
El Capitán Mario Peña Taveras oficial Administrativo de las Jefatura y que estaba también involucrado junto a los alistados de esa oficina en la conspiración, esperaba los cheques de pago del personal y cuando le anunció al Jefe de Estado Mayor la llegada del capitan Hector García Tejada jefe delG2 de la institución, notó a los oficiales envueltos en la conspiración desarmados y pegados a la pared en calidad de detenidos; por lo que informó al Jefe de la conspiracion Miguel Ángel Hernando Ramírez de la situación, recibiendo la orden de apresar al Estado Mayor del Ejército y liberar a los detenidos.
El Capitán Peña Taveras y sus ayudantes desarmaron al Mayor García Tejada; entraron con sus armas al despacho apresando al General Rivera Cuesta, y luego al Subjefe Maximiliano Ruiz Batista en su despacho y otros oficiales que se encontraban allí.
Llegó a la Jefatura del Ejercito el Jefe de la conspiración coronel Hernando Ramírez y les informo a todos del Movimiento Constitucionalista para derrocar al Triunvirato y reponer al derrocado Presidente Juan Bosch y que desde ese momento estaban detenidos.
El Capitán Peña Taveras llamo a Radio Comercial al Doctor Peña Gomez quien se disponía a transmitir el Programa Tribuna Democrática el órgano radial del PRD, y le informara del levantamiento militar en la Jefatura de Estado Mayor y en el Campameto 16 de Agosto.
Lo cierto es que Hernando Ramirez no había llegado al despacho del Jefe de Estado Mayor cuando el Capitán Peña Taveras llamó telefónicamente a Peña Gonez.
Peña Gomez con esa voz de trueno y con la Marsellesa de fondo, anunciór la sublevación militar constitucionalista y llamó al pueblo a lanzarse a las calles en respaldo de los Militares constitucionalistas sublevados en el Campamento 16 de Agosto , anunciando también la vuelta a la Constitución de 1963.
Los Jefes del Estado Mayor y otros Militares permanecieron detenidos dos días en la Jefatura del Estado Mayor y fueron liberados por órdenes del Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño cuando el campamento fue ametrallado por aviones de la Fuerza Aérea Dominicana la mañana del 26 de Abril de 1965.
Una gran manifestación de júbilo se adueñó de la capital por los bicinazos de los carros públicos que estremecieron todas las vías principales de la capital y la noticia se regó como pólvora en toda la geografía nacional también los micromitines celebrándo el regreso de Bosch.
En la noche, el Presidente del Triunvirato Doctor Donald J. Reid Cabra en una alocución televisiva anunció al Pueblo que todo estaba bajo control de las Fuerzas Armadas y dándole un ultimátum hasta las 6:00 am de la mañana a los militares sublevados para que depusieran las armas y se entregarán a las autirudades.
Entonces el Coronel Francisco Alberto Caamaño Deño con un contingente militar del Campamento 16 de Agosto ocupa el Palacio Nacional la mañana del día 25 de Abril, apresa a los miembros del Triunvirato Doctor Donald J. Reid Cabral y Ramón Caceres Troncoso y se decide nombrar al Doctor José Rafael Molina Ureña quien era el Presidente de la Cámara de Diputados del Congreso de 1963, como Presidente Provisional hasta la llegada del Profesor Juan Bosch.
Esa tarde hablo por la radio desde Puerto Rico el Profesor Juan Bosch, mientras Molina Ureña asumía la Predidencia restableciendo la Constitución de 1963. Molina nombró al Coronel Migue Angel Hernando Ramírez Secretario de las Fuerzas Armadas y al Coronel Caamaño Ministro de Interior .
Los estudios de la emisora oficial Radio Santo Domingo Televisión, RTVD fueron ocupados por diferentes personalidades y locutores simpatizantes con la causa constitucionalista como el Doctor Peña Gomez, Fernando Casado, Mario y Luis Armándo Asuncion, Luis Acosta Tejeda, Pedro Perez Vargas, Corporan de los Santos, Tito Campusano, y comisiones militares y civiles que se sumaban y explicaban por la televisión los objetivos del Movimiento Constitucionalista.
Al Palacio Nacional llegaban militares constitucionalistas, dirigentes y militantes del Partido Revolucionario Dominicanos llenos de júbilo por la vuelta a la Constitución de 1963 y celebrándolo en medio de las tensiones el regreso de Bosch al poder.
Esa misma tarde visitó el Palacio Nacional el Comodoro Francisco Javier Rivera Camionero y le prometió el apoyo de la Marina de Guerra a la causa Constitucionalista, pero al otro día los barcos de la Marina bombardeaban objetivo militares constitucionalistaa
en sintonía con los ametrallamientos de los aviones de la Fuerza Aérea Dominicana..
Pero en San Isidro había otra conspiración en marcha de los militares golpistas para impedir el retorno de Bosch al poder y crear una Junta Militar que organizaría muevas selecciones. Wessin el hombre fuerte del Centro de Enseñamzas de las Fuerzas Armadas (CEFA) que era la unidad de infantería mejor equipada con blindados y carros de asalto no estaba de acuerdo con la causa Constitucionalista y ocupó la Jefatura del Estado Mayor de la Fuerza Aérea para presionar el ataque aéreo.
El Coronel Emilio Ludivino Fernandez hermano del líder militar Constitucionalista Rafael Tomas Fernandez Dominguez estaba en contacto desde el Palacio Nacional con el General Juan de los Santos Céspedes Jefe de la Fuerza Aérea Dominicana transmitiendo a Molina Ureña las demandas de los militares de San Isidro de crear una Junta Militar.
El Jefe de la Fuerza Aérea Dominicana, General Juan de los Santos Céspedes envió al palacio una comisión de oficiales integrada por los Coroneles Pedro Bartolomé Benoit y otros que se reunieron la mañana del lunes 26 de Abril en el Palacio Nacional con el Presidente Molina Ureña y militares constitucionalistas tratando de convencerlos de que se integrara una Junta Militar, mientras aviones vampiros presionaban el ambiente haciendo vuelos rasantes y amenazantes sobre la sede presidencial.
El Capitán Peña Taveras quien inicio la rebelión para derrocar al Triunvirato y reponer a Bosch y otros militares que le acompañaban rechazaron junto al Presidente Molina Ureña la propuesta de San Isidro; y saliendo la comisión del Palacio Nacional hacia la Base Aérea de San Isidro, se iniciaron los ametrallamientos aéreos y los bombardeos navales contra el Palacio, los campamentos sublevados y el Puente Duarte.
La sublevación militar Constitucionalista para reponer al Profesor Juan Bosch en el poder había desembocado en una sangrienta Guerra Civil. Los militares constitucionalistas vaciaron los polvorines militares de los campamentos sublevados y distribuyeron las armas y municiones a la población civil para defender la causa.
Foto tomada de la red.