TIERRA ROJA
"El alma es más
fuerte allí donde se ejercita." Aristóteles
Llegando
Se llega despacio
Casi como ángeles
Estoy llegando para luego escribir
La poesía roja
La del suelo
La de la tierra lastimada
Antigua tierra
Poco mencionada
Un canto desparejo
Entre las piedras que acusan
Los signos del desamparo.
Paraje
Aldea
Soledad de la más exquisita
Acá no llega ni el viento
Ni las ambiciones.
Las nubes son amorosas y profundas
Pintan la jornada
De blancura.
Unas horas viviré aquí
Para poetizarlas
Pero no será bastante
No, no será bastante.
Arbolito
Arbusto
Mirando de frente la inmensidad
Estás quieto
Y sabes
Que la lluvia no viene
Que no vienen los gobiernos
Ni las religiones
A acomodar la pobreza.
Sabes que es honda
La carencia de materia
Pero más honda
La ausencia del afecto
Y la proximidad
De todos los prójimos.
Y sigues quieto, dolorido,
Aunque no muerto.
Buscas la música de los pueblos.
Ni Van Gogh
Ni Miguel Angel
Ni el mismo Picasso
Jamás pudieron pintar un cuadro
De tal magnitud
Como el que acá muestras,
Reserva única,
Casi inexplorada.
Colorada tierra de huesos delgados
El verdor viene de adentro
Sin tintes de riego
Solo supervivencia
Que brota con lágrimas
De los que ven irse el tiempo
Y las ansias.
Acá todo es orden
Cosmos perplejo
Ante la belleza virginal del monte.
Me arrodillo entre la pedrada mansa
E invoco a los dioses
A los magos
A las hadas.
Suplico e imploro
Un mundo más justo
Equidad
Paz
Amor.
Que nadie oprima a nadie
Que se levanten las banderas
De la libertad.
La imagen habla
De esos hermanos aborígenes
Los habitantes
Los dueños
Los que nunca tuvieron nada
Los arrebatados
Los heridos
Acá vibran sus voces
Los cantos de medianoche
Junto al fogón.
Me siento cerca del indio
Más que de los civilizados
Soy mujer de tierra adentro
Mi piel ya es un vegetal.
Mercado de durmientes
Donde durmieron los Mercado
Y algunos otros vecinos
Todos compañeros
Todos alzando sus manos
Con la V de la victoria
Cuando llegó la erradicación del rancho.
Más o menos fue otra resistencia
Para vencer la intemperie de nunca acabar
(Ninguna autoridad se entera de la miseria).
Los Mercado aprendieron a degollar gallinas
A hacer el pan y trabajar la algarroba
Poco verde en sus mesas
Nada de frutas tropicales
Con suerte una manzana arenosa y roja como la tierra
Y ellos siguen sin quejas
Descansan y sueñan apilados
Como durmientes en el horizonte
Amanecen latiendo al compás del sol
Y beben el agua que aún mandan
Porque se olvidaron de cortar,
Los señores gobernantes.
Mis amigos
Los asombrados niños
Juegan con mi aparato telefónico
Como si tuvieran la luna en sus manos
Contamos cuentos,
Comemos quesillo de cabra y patay
Tomamos el agua fresca de la única despensa
Que abastece la zona.
Mis amigos
Nunca oyeron hablar de Mc Donals
Ni de una play station
Jamás subieron escaleras mecánicas
Ni tomaron aviones,
Algunos ni conocen La Rioja,
Capital de la provincia.
Ojos renegridos que enternecen
Sonrisa parca
Mixtura de razas
Amerindios nuevos
Sin caprichos
Sin mañas,
O muy pocas.
Y siempre, invariablemente,
Aceptar la tarde larga
La tarde infinita de Los Colorados.
Alicia G, primavera de 2017
Argentina.
Argentina.