Escribir crítica de arte no solamente es arriesgado, sino también temerario. Pero el arte lo permite todo con tal que la expresión cumpla su función impresionista. Artistas de diferentes localidades del país, auspiciada por Colectivo Contraste de Sosúa, Escuela de Arte de la UASD, Puerto Plata y Artistas Unidos por un Planeta Posible, se dieron cita la noche del pasado 7 de abril en Casa de Cultura de Puerto Plata, en una armoniosa y nutrida mezcla de visiones encontradas, pero con el mismo ideal, en rastros constantes de una trayectoria pictórica cuyo motivo tuvo como centro el realce de tormentos, bellezas, ilusiones y constancias históricas de la mujer universal en sentido de naturaleza humana. Es la primera colectiva que asisto en esta fértil dimensión. Nadie, absolutamente nadie que no sea un hacedor de realidades puede satisfacer el sentido creador a la imagen de la mujer. Es difícil convencer lo que ya es manido y digerido. Los cánones siniestros, el vegetariano voraz y la malicia perenne de dragones mitológicos solitarios al amparo de la negación más oscura de la anatomía femenina llevada al “pastel” de las fantasías quiméricas.
Trabajar con desnudos, rostros pálidos de amor y fiebre tallada en las caderas de cualquier modelo es tarea de genios. Pasiones del día después, en una mujer expuesta a las circunstancias de la espera. Por eso la importancia de las estructuras imaginarias del artista a la hora de tomar el pincel para recrear el alma. Ese lado humano, erótico, apasionado y sensual. Porque hay que dominar a la perfección estética la fuente donde nace el contorno de las formas y ramificaciones. El origen de su ternura, su vocación inmensa de plasmar caprichos y generar voluntades. Los artistas que lograsen separar la mujer de ese submundo de objeto del deseo habrán logrado en cada pincelada encaminar sus pasos metódicos en una ilusión fuera de lo común con gestos de colores como hacedoras de miradas al viento en su mundo de perfección y anhelos. dp.
Jose Diego Perez Guzman
Domingo Acevedo.