Odio la música de calle, esa de contenido perverso, de
lenguaje obsceno y vulgar, esa que
denigra, que envilece, que incita a la violencia, al consumo de drogas y
que promueve la prostitución y los bajos sentimientos.
Odio la música de calle, esa que promueve falsos valores.
Domingo Acevedo.
Nov/13