jueves, enero 23, 2025

Los mejores poemas de la Generación del 27

 

Los mejores poemas de la Generación del 27

La lista podía dar para 100 poemas, pero voy a intentar resumirla en 10. A continuación puedes leer mi selección con los mejores poemas de la Generación del 27. Déjame un comentario con tus versos preferidos de este grupo poético.

INSOMNIO (Dámaso Alonso)

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres
(según las últimas estadísticas).

A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este
nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los
perros, o fluir blandamente la luz de la luna.

Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como
un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre
caliente de una gran vaca amarilla.

Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por
qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta
ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.

Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?

Soneto de la guirnalda de rosas (Federico García Lorca)

¡Esa guirnalda! ¡pronto! ¡que me muero!
¡Teje deprisa! ¡canta! ¡gime! ¡canta!
que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.

Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta,
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados.
Bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pero ¡pronto! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.

Aquí en esta orilla blanca (Pedro Salinas)

Aquí
en esta orilla blanca
del lecho donde duermes
estoy al borde mismo
de tu sueño. Si diera
un paso mas, caerla
en sus ondas, rompiéndolo
como un cristal. Me sube
el calor de tu sueño
hasta el rostro. Tu hálito
te mide la andadura
del soñar: va despacio.
Un soplo alterno, leve
me entrega ese tesoro
exactamente: el ritmo
de tu vivir soñando.
Miro. Veo la estofa
de que está hecho tu sueño.
La tienes sobre el cuerpo
como coraza ingrávida.
Te cerca de respeto.
A tu virgen te vuelves
toda entera, desnuda,
cuando te vas al sueño.
En la orilla se paran
las ansias y los besos:
esperan, ya sin prisa,
a que abriendo los ojos
renuncies a tu ser
invulnerable. Busco
tu sueño. Con mi alma
doblada sobre ti
las miradas recorren,
traslúcida, tu carne
y apartan dulcemente
las señas corporales,
por ver si hallan detrás
las formas de tu sueño.
No lo encuentran. Y entonces
pienso en tu sueño. Quiero
descifrarlo. Las cifras
no sirven, no es secreto.
Es sueño y no misterio.
Y de pronto, en el alto
silencio de la noche,
un soñar mío empieza
al borde de tu cuerpo;
en él el tuyo siento.
Tú dormida, yo en vela,
hacíamos lo mismo.
No había que buscar:
tu sueño era mi sueño.

Cerré mi puerta al mundo (Emilio Prados)

Cerré mi puerta al mundo;
se me perdió la carne por el sueño…
Me quedé, interno, mágico, invisible,
desnudo como un ciego.

Lleno hasta el mismo borde de los ojos,
me iluminé por dentro.

Trémulo, transparente,
me quedé sobre el viento,
igual que un vaso limpio
de agua pura,
como un ángel de vidrio
en un espejo.

Insomnio (Gerardo Diego)

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.

En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.

Saber que duermes tú, cierta, segura
cauce fiel de abandono, línea pura,
tan cerca de mis brazos maniatados.

Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.

Después del amor (Vicente Aleixandre)

Tendida tú aquí, en la penumbra del cuarto,
como el silencio que queda después del amor,
yo asciendo levemente desde el fondo de mi reposo
hasta tus bordes, tenues, apagados, que dulces existen.
Y con mi mano repaso las lindes delicadas de tu vivir
retraído.
Y siento la musical, callada verdad de tu cuerpo, que hace
un instante, en desorden, como lumbre cantaba.
El reposo consiente a la masa que perdió por el amor su
forma continua,
para despegar hacia arriba con la voraz irregularidad de
la llama,
convertirse otra vez en el cuerpo veraz que en sus límites
se rehace.

Tocando esos bordes, sedosos, indemnes, tibios,
delicadamente desnudos,
se sabe que la amada persiste en su vida.
Momentánea destrucción el amor, combustión que
amenaza
al puro ser que amamos, al que nuestro fuego vulnera,
sólo cuando desprendidos de sus lumbres deshechas
la miramos, reconocemos perfecta, cuajada, reciente la
vida,
la silenciosa y cálida vida que desde su dulce exterioridad
nos llamaba.
He aquí el perfecto vaso del amor que, colmado,
opulento de su sangre serena, dorado reluce.
He aquí los senos, el vientre, su redondo muslo, su acabado
pie,
y arriba los hombros, el cuello de suave pluma reciente,
la mejilla no quemada, no ardida, cándida en su rosa
nacido,
y la frente donde habita el pensamiento diario de nuestro
amor, que allí lúcido vela.
En medio, sellando el rostro nítido que la tarde amarilla
caldea sin celo,
está la boca fina, rasgada, pura en las luces.
Oh temerosa llave del recinto del fuego.
Rozo tu delicada piel con estos dedos que temen y saben,
mientras pongo mi boca sobre tu cabellera apagada.

Amaranta (Rafael Alberti)

Rubios, pulidos senos de Amaranta,
por una lengua de lebrel limados
pórticos de limones desviados
por el canal que asciende a tu garganta.

Rojo, un puente de rizos se adelanta
e incendia tus marfiles ondulados.
Muerde, heridor, tus dientes desangrados,
y corvo, en vilo, al viento te levanta.

La soledad, dormida en la espesura
calza su pie de céfiro y desciende
del olmo alto al mar de la llanura.

Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende,
y gladiadora, como un ascua impura
entre Amaranta y su amador se tiende.

Contigo (Luis Cernuda)

¿Mi tierra?
Mi tierra eres tú.

¿Mi gente?
Mi gente eres tú.

El destierro y la muerte
para mi están adonde
no estés tú.

¿Y mi vida?
Dime, mi vida,
¿qué es, si no eres tú?

Amor oscuro (Manuel Altolaguirre)

Si para ti fui sombra
cuando cubrí tu cuerpo,
si cuando te besaba
mis ojos eran ciegos,
sigamos siendo noche,
como la noche inmensos,
con nuestro amor oscuro,
sin límites, eterno…
Porque a la luz del día
nuestro amor es pequeño.

10 Carne de mi carne (Juan Larrea)

Entre lirios de falsa alarma
la insistencia de una avispa deja adivinar tu cuerpo
el ardor ahoga una presa demasiado mía para ser fingida
nodriza de dos filos sobre su lecho de convidado
el ardor deshace el nudo de la marisma viviente
donde el amor te esparce y se retira

El ancla de tu palidez se sumerge
hasta la detención de las formas es aquí
donde la lluvia se pinta de azul el corazón
y furtiva una corriente de aire
desmiente ese gesto que significa ignoro
el bello blanco que ofrezco

El ojo lava su párpado al borde confuso de la duda
y descompone tu cabeza en siete ruiseñores mórbidos
lo hay ya necesidad de apagar nuestras heridas
espacio por sí mismo se olvida para plegarse a tus alas

Poesía en Zenda

A 18 años de la partida fisica de Miguel Acevedo.


Ola de sal
El tiempo se ha roto con tu partida
dejando un rastro de eternidad en mi voz
tu recuerdo a veces
levanta en mis ojos una ola de sal
que humedece de tristeza mi alegría
y todas las noches
la luz
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada
donde los niños
con los dedos tiznados de ternura
escriben tu nombre
Miguel

A Miguel Ángel Acevedo
Domingo Acevedo.


















miércoles, enero 22, 2025

Golpeados antes de la liberación: el trato israelí a los presos palestinos ensombrece las celebraciones.


La felicidad y el alivio que sintieron los palestinos tras la liberación de 90 prisioneros de la detención israelí como parte del acuerdo de alto el fuego para poner fin a los combates en Gaza se ha visto atenuada por las preocupaciones sobre las condiciones en las que se encontraban recluidos.
Pudo verse a los prisioneros palestinos exhaustos, desnutridos y, en algunos casos, irreconocibles en comparación con lo que eran antes de ingresar a las cárceles israelíes.
Las autoridades israelíes en la Cisjordania ocupada liberaron a 90 prisioneros, entre ellos mujeres y niños, en la primera tanda de liberaciones tras el acuerdo de alto el fuego.
Khalida Jarrar, figura clave del izquierdista Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), salió de la cárcel con el pelo encanecido tras meses de aislamiento.
La diputada, feminista y defensora de los derechos de los presos, de 61 años, llevaba desde el 26 de diciembre de 2023 en detención administrativa (una política que permite a las autoridades israelíes detener a personas sin acusarlas ni juzgarlas).
En agosto fue trasladada a régimen de aislamiento como «forma de castigo», según el Club de Prisioneros Palestinos, y estuvo retenida durante seis meses en una celda de un metro por un metro y medio en la prisión de Ayalon (Ramla).
Según la política palestina Hanan Ashrawi, todos los presos liberados el lunes habían sufrido «un maltrato grave, incluida la violencia verbal y física, la privación y el aislamiento».
«Las cárceles israelíes son conocidas por el abuso y la tortura de los prisioneros palestinos. Nos alegramos por la liberación de nuestras mujeres y niños cautivos, y esperamos con ansia la liberación de los 11.000 restantes. La libertad no tiene precio», añadió en una publicación en X.
Ablaa Sadaat, que estuvo detenida en la prisión de Ofer bajo detención administrativa, dijo a Middle East Eye que las condiciones de vida en las cárceles israelíes eran «absolutamente inhumanas».
«Desde la falta de comida y atención médica hasta el trato [a las presas], es horrible. Intentan destruir el sentido de identidad de las prisioneras y hacernos sentir que somos menos que ellos y que están por encima de nosotros y tienen autoridad sobre nosotros… Intentan destruir nuestro sentido de identidad y nuestro orgullo», dijo Sadaat.
La exdetenida, cuyo esposo Ahmad Sadaat todavía está detenido en Israel, dijo que este nivel de maltrato «nunca se ha visto durante toda la historia de la ocupación [de Palestina]».
Sadaat dijo que, tras apenas una semana de prisión, la llevaron para interrogarla con el pretexto de un chequeo médico, donde más tarde la acusaron de amenazar la seguridad de la prisión y de Israel en su conjunto. Luego estuvo completamente aislada durante dos semanas en una celda de dos por dos metros.
“Solían rociar gas dentro de las celdas de la prisión antes de encadenarnos y vendarnos los ojos, y nos hacían arrodillarnos en los tribunales de la prisión”, dijo, y agregó que el abuso se intensificó después de los ataques liderados por Hamás del 7 de octubre.
“El momento de la libertad es lo que deseo para todos los prisioneros. La libertad es algo que realmente tiene un valor incalculable”, dijo.
El medio de comunicación palestino Arab48 informó que los días previos al lunes fueron especialmente difíciles para los liberados, y señaló que no sabían que serían liberados tan pronto.
Yasmine Abu Surur, una de las detenidas liberadas, dijo que las dejaron completamente aisladas una semana antes de que entrara en vigor el acuerdo de alto el fuego, y que la administración de la prisión las había aislado del mundo exterior.
«Llevamos una semana sin noticias y no sabíamos qué estaba pasando afuera. Hasta el domingo por la mañana no estuvimos seguras de que fuera el día de la libertad», dijo.
Abuso y violencia en las cárceles israelíes
Varias exdetenidas relataron abusos, violencia y humillaciones a diario, incluso horas antes de que se las pusiera en libertad.
Amal Shujaiya, de Ramallah, dijo que las sometieron a registros corporales y corporales casi a diario, las dejaron con poca comida y les negaron atención médica.
«No fue fácil, y debería subrayarse esta cuestión de la violación de la privacidad de las detenidas, porque nos causó un daño significativo», dijo a los periodistas tras su liberación.
Otra prisionera, Dunya Ishteyeh, estaba angustiada cuando se abrazó a su madre. «Me estaba muriendo, me estaban matando», gritó.
Raghad Amr, una joven de 23 años de Hebrón, reveló que horas antes de su liberación, las prisioneras sufrieron torturas, palizas e insultos, y que algunas incluso fueron arrastradas por el pelo por oficiales israelíes.
Recordó que también fueron objeto de amenazas por parte de las autoridades penitenciarias.
Más tarde las trasladaron a lo que describió como un puesto frío de «jaula de metal», y las transfirieron a la tristemente célebre prisión de Ofer.
Allí las obligaron a tumbarse en el suelo, les mostraron vídeos violentos y las golpearon, las desnudaron para registrarlas y las interrogaron una vez más.
«Se decía que las cautivas israelíes estaban en buenas condiciones y que incluso les dieron regalos… Mientras tanto, a nosotras nos arrastraban del pelo, nos golpeaban, nos humillaban», dijo.
«Nunca olvidaré esta diferencia en la conducta entre una parte y otra».
Fayha Shalash es una periodista palestina que vive en Ramallah. Se graduó en la Universidad de Birzeit en 2008 y desde entonces trabaja como reportera y presentadora. Sus artículos aparecen en varias publicaciones online. Mera Aladam es una periodista palestina que colabora con frecuencia con MEE.
Texto original, Middle East Eye, traducido del inglés por Sinfo Fernández.
Fuente:




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