Debemos entender que no es tan sencillo
despojarnos de más de quinientos años de imposición cultural que ha modificado
y moldeado nuestra forma de pensar y ver el mundo que nos rodea cambiando
nuestros valores, por los valores de quienes nos han pisoteado históricamente,
ayer fueron los europeos y después de conquistadas las independencias de
nuestros países fueron las nacientes burguesías de nuestros estados las que se
dieron a la tarea de continuar con el exterminio de nuestra raza,
exterminio que hoy continúa con más fuerza a través de todo un entramado
social, cultural y político.
Es indudable que el idioma y la religión
han jugado un papel colonizador importante, es a través de esos dos elementos principalmente
que han logrado que en lo más profundo de nuestro ser nos neguemos a nosotros
mismos y que los indígenas y los afro descendientes nos veamos como seres
inferiores y que bajemos la cabeza ante los que nos explotan y nos quitan el
derecho ancestral que tenemos a la tierra en que habitamos, usurpada por los
que tienen el poder en las manos.
No es culpa nuestra que pensemos,
hablemos, comamos, vistamos, y soñemos como los colonizadores, nuestros
guerreros no pudieron vencer a los invasores, pagaron con sus vidas la osadía
de enfrentarlos, es por eso que hoy nosotros tenemos la responsabilidad de
cambiar el curso de la historia avanzando hacia la descolonización de pensar y
vernos a nosotros retomando nuestra rica cosmovisión, sin negar que hemos sido
víctimas de un genocidio acallado por quienes han escrito la historia.
Hermanos de todo el continente ha
llegado la hora de encontrarnos con nosotros mismos, de encontrarnos con el
legado de nuestros ancestros y avanzar a pesar de las dificultades hacia la
recuperación de la identidad como pueblos y con ello lograr el reconocimiento
de los gobiernos del derecho que tienen los indígenas y los afro descendientes
a sus territorios, el derecho que a vivir dentro de lo que son sus leyes y
costumbres ancestrales, el derecho a la autodeterminación como pueblos y por
consiguiente el derecho a la vida.
Avancemos desde la Tierra del fuego
hasta Alaska hacia la unidad de todos nuestros pueblos.
Domingo Acevedo.