Hemos podido ver a través de los años, cómo a lo interno de estilos, federaciones y asociaciones de karate en todo el mundo se dan contradicciones, enfrentamientos y disidencias, que muchas veces ponen en entredicho los principios éticos y filosóficos, del karate, su disciplina y su código de honor.
Y podríamos decir entonces, fallo el karate, pero no, el karate no ha fallado, hemos fallados nosotros, los seres humanos, que contaminamos todo lo que tocamos, cuando anteponemos nuestro ego y nuestros intereses particulares y a veces económicos por encima de los intereses de la colectividad a la que pertenecemos, fraccionanandola y obstruyendo su desarrollo, en este caso el del karate.
Domingo Acevedo.