viernes, diciembre 06, 2024

Un breve recuento de mis actividades deportivas.

 


 

Me inicie en los deportes a muy temprana edad, siendo un niño, por la década del 1960, con Miguel Acevedo en el béisbol.

El béisbol fue nuestro deporte insignia, era el motivo para que en el recreo de la escuela y luego en las tardes nos juntáramos en un play improvisado a jugar a la pelota.

También practicamos lucha libre y levantamiento de pesas con Felipe Acevedo, esas eran también actividades cotidianas que hacíamos en el campo de golf del hotel Embajador y en un gimnasio rudimentario que teníamos en la casa, en el km7 de la carretera Sánchez, con pesas de cemento y en donde se daban cita una gran cantidad de jóvenes del barrio.

En las artes marciales me inicié en el 1973, en el Kung Fu, con Ramón Rivas, (Ramoncito), es ahí en donde doy mis primeros pasos en las artes marciales con el aprendo el uso de los nunchakus, el Bo y el uso de los cuchillos, no voy a decir que soy un maestro en ellos, pero sí domino las cuestiones básicas.

Desde muy niño me sentí atraído por las artes marciales, de las que tuve referencias gracias a revistas y libros de lucha libre, boxeo, judo, aikido, y karate que mi hermano Felipe Acevedo compraba con frecuencia.

En el 1976 en el Km7 de la carretera Sánchez fundamos el club deportivo y cultural Rosa Duarte y abrimos una escuela de boxeo, cuyo entrenador era el inglés, que venía de Guachupita, donde tenía su club de boxeo, en la incineradora, y a cuya práctica yo me integré activamente.

Luego en el Tae Kwan Do, con Wilfrido Velázquez Gómez (Wilson) Por el 1974,
luego Wilfrido y yo, por los finales del 1978, pasamos a practicar Moo Duk Kwan, con Juan José, no me acuerdo su apellido, de lo que sí me acuerdo era que le decían el Dragón y venía de la zona norte, después del ciclón David, las prácticas se descontinuaron y Wilson en el 1979, me invita a practicar Shorinji Ryu, en el Invi,  con los senséis Pablo y Julio Gómez, luego Julio y Pablo, dejan la escuela del Invi y pasamos a practicar con el sensei Restituto, Wilfrido me pagaba la mensualidad de la escuela.

Es en el Shorinji Ryu en donde hago base de Karate y donde me hago cinta negra y pongo además en el 1984 una escuela en el Club Gregorio Luperón del Km8.

Del Shorinji Ryu paso a practicar Wado Kai con el sensei Julio Gómez, quien lo introduce por primera vez en el país, a mediados de la década del 1980, fuimos los primeros en practicar e introducir ese estilo en el país bajo la tutela del sensei Millerson, de Curazao, al cual trajimos varias veces a la Rep. Dominicana y también al soke Tatsuo Zusuki, máximo representante del estilo, a nivel mundial, ya fallecidos los dos.

La escuela de Karate del Km8 funcionó hasta el 2007, por motivos ajenos a mi voluntad salgo del karate formal, aunque sigo practicando para mantener la tradición.
‌Algunos años después por motivación del sensei Agustín Abreu, me reintegro a la práctica, creo, no recuerdo bien sí fue en el 2015, en Shotokan y pasamos a dar clases en el colegio Movearte hasta el 2019

Mi paso por el Shotokan fue muy breve y puedo decir que no profundice en su aprendizaje.

Del Shotokan paso a practicar nuevamente Wado Ryu, en la escuela del Sensei Julio Gómez y Shorinji Ryu Renshinkan en la escuela del sensei Restituto, en donde estoy actualmente.

Mi mayor mérito en karate no es haber ganado competencias, trofeos y medallas, sino haber contribuido a la formación de jóvenes de ambos sexos sanos, formales, honestos y útiles a nuestra sociedad.

Mi consejo a los que practican artes marciales es que hagan base en un estilo, pero que aprendan de otros estilos y otras formas de peleas, como son el boxeo, la lucha libre, judo o jiu jitsu, etc. así como el uso de las diferentes armas que se utilizan en las artes marciales, especializándose en una o varias, eso les permitirá tener una visión más universal de las artes marciales.

Otra cosa importante es mantener siempre la humildad, la disciplina, el honor, la lealtad y una visión de equidad y justicia que les permitirá mantenerse apegados a los principios éticos y morales establecidos en la sociedad donde vivimos.

El artista marcial tiene que ser una persona moral, una referencia de honestidad, justicia, amor al prójimo y solidaridad, todo un caballero ejemplar en la sociedad en la que vive y más allá.

Domingo Acevedo.
‌Dic/2024. 















































 

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