Me inicie en los deportes a muy temprana edad, siendo un niño, por la
década del 1960, con Miguel Acevedo en el béisbol.
El béisbol fue nuestro deporte insignia, era el motivo para que en el
recreo de la escuela y luego en las tardes nos juntáramos en un play
improvisado a jugar a la pelota.
También practicamos lucha libre y levantamiento de pesas con Felipe
Acevedo, esas eran también actividades cotidianas que hacíamos en el campo de
golf del hotel Embajador y en un gimnasio rudimentario que teníamos en la casa,
en el km7 de la carretera Sánchez, con pesas de cemento y en donde se daban
cita una gran cantidad de jóvenes del barrio.
En las artes marciales me inicié en el 1973, en el Kung Fu, con Ramón
Rivas, (Ramoncito), es ahí en donde doy mis primeros pasos en las artes
marciales con el aprendo el uso de los nunchakus, el Bo y el uso de los
cuchillos, no voy a decir que soy un maestro en ellos, pero sí domino las
cuestiones básicas.
Desde muy niño me sentí atraído por las artes marciales, de las que tuve
referencias gracias a revistas y libros de lucha libre, boxeo, judo, aikido, y
karate que mi hermano Felipe Acevedo compraba con frecuencia.
En el 1976 en el Km7 de la carretera Sánchez fundamos el club deportivo
y cultural Rosa Duarte y abrimos una escuela de boxeo, cuyo entrenador era el
inglés, que venía de Guachupita, donde tenía su club de boxeo, en la
incineradora, y a cuya práctica yo me integré activamente.
Luego en el Tae Kwan Do, con Wilfrido Velázquez Gómez (Wilson) Por el
1974,
luego Wilfrido y yo, por los finales del 1978, pasamos a practicar Moo Duk
Kwan, con Juan José, no me acuerdo su apellido, de lo que sí me acuerdo era que
le decían el Dragón y venía de la zona norte, después del ciclón David, las
prácticas se descontinuaron y Wilson en el 1979, me invita a practicar Shorinji
Ryu, en el Invi, con los senséis Pablo y
Julio Gómez, luego Julio y Pablo, dejan la escuela del Invi y pasamos a practicar
con el sensei Restituto, Wilfrido me pagaba la mensualidad de la escuela.
Es en el Shorinji Ryu en donde hago base de Karate y donde me hago cinta
negra y pongo además en el 1984 una escuela en el Club Gregorio Luperón del
Km8.
Del Shorinji Ryu paso a practicar Wado Kai con el sensei Julio Gómez,
quien lo introduce por primera vez en el país, a mediados de la década del
1980, fuimos los primeros en practicar e introducir ese estilo en el país bajo
la tutela del sensei Millerson, de Curazao, al cual trajimos varias veces a la
Rep. Dominicana y también al soke Tatsuo Zusuki, máximo representante del
estilo, a nivel mundial, ya fallecidos los dos.
La escuela de Karate del Km8 funcionó hasta el 2007, por motivos ajenos
a mi voluntad salgo del karate formal, aunque sigo practicando para mantener la
tradición.
Algunos años después por motivación del sensei Agustín Abreu, me reintegro a
la práctica, creo, no recuerdo bien sí fue en el 2015, en Shotokan y pasamos a
dar clases en el colegio Movearte hasta el 2019
Mi paso por el Shotokan fue muy breve y puedo decir que no profundice en
su aprendizaje.
Del Shotokan paso a practicar nuevamente Wado Ryu, en la escuela del
Sensei Julio Gómez y Shorinji Ryu Renshinkan en la escuela del sensei
Restituto, en donde estoy actualmente.
Mi mayor mérito en karate no es haber ganado competencias, trofeos y
medallas, sino haber contribuido a la formación de jóvenes de ambos sexos
sanos, formales, honestos y útiles a nuestra sociedad.
Mi consejo a los que practican artes marciales es que hagan base en un
estilo, pero que aprendan de otros estilos y otras formas de peleas, como son
el boxeo, la lucha libre, judo o jiu jitsu, etc. así como el uso de las
diferentes armas que se utilizan en las artes marciales, especializándose en
una o varias, eso les permitirá tener una visión más universal de las artes
marciales.
Otra cosa importante es mantener siempre la humildad, la disciplina, el
honor, la lealtad y una visión de equidad y justicia que les permitirá
mantenerse apegados a los principios éticos y morales establecidos en la
sociedad donde vivimos.
El artista marcial tiene que ser una persona moral, una referencia de
honestidad, justicia, amor al prójimo y solidaridad, todo un caballero ejemplar
en la sociedad en la que vive y más allá.
Domingo Acevedo.
Dic/2024.