Abriré las puertas del tiempo
esas que dan a los días más lejanos
del olvido
para regresarte a mi lado
para volver compartir contigo
la alegría de los días
que se fueron perdiendo
ineludiblemente en el tiempo
sin que nos diéramos cuenta
hasta aquella tarde
en que con los ojos llorosos
te despediste de mi para siempre
abriré las puertas del tiempo
esas que dan al pasado
a los días más felices de nuestra niñez
en donde nos amamos a escondida
entre los escombros anaranjados
de los atardeceres
y aunque el tiempo se ha ido
todavía te imagino corriendo
por el sendero atardecido
de flores silvestres
hacia mis brazos
a donde ibas a enterrar en mi pecho
la ternura
para que en mi corazón herido de soledad
floreciera por siempre el amor
aún las tardes huelen a ti
y en otoño
cuando el sol en el horizonte
salpica de colores mi alma
te imagino colgada a mi cuello
pidiéndome a gritos
que te pinte la piel
con los colores recientes
y efímeros del crepúsculo
recuerdo que sin prisa
te apretaba contra mi pecho
mientras la tarde se desvanecía
en la distancia
dejando tras de sí
un rastro luminoso de pájaros
dormidos en tu piel
Domingo Acevedo.