Soy Dominicano ante todo y me duele mi país, históricamente gobernado por malos Dominicanos, antinacionales y entreguistas, negadores de nuestra nacionalidad y de los ideales de los que forjaron nuestra República.
Hoy ante el flujo masivo de nacionales haitianos hacia nuestro territorio buscando mejor vida, como lo hacemos nosotros hacia Puerto Rico, España Estados Unidos y otros países, siento que nuestra nacionalidad está en peligro, teniendo en cuenta que ya tenemos más inmigrantes haitianos de lo que podemos soportar como nación pobre, a la que se le quiere cargar el peso de la pobreza del pueblo haitiano.
Debemos cuestionar la incapacidad del gobierno Dominicano para poner reglas para establecer mecanismos de controles eficaces para detener el flujo de haitiano hacia territorio dominicano, teniendo en cuenta que el trasiego de haitiano hacia nuestro país es un negocio rentable para las autoridades civiles y militares de ambos lados de la frontera.
Es urgente detener el flujo de haitianos hacia la República Dominicana poniendo un alto en la corrupción fronteriza y con reglas diplomáticas transparentes en las que el respeto a la soberanía y la autodeterminación de ambas naciones sean las bases fundamentales para una coexistencia pacífica.
Haciendo también un llamado a Los Estados Unidos de Norteamérica, Francia y Canadá, para que asuman de manera responsables la problemática haitiana haciendo inversiones en lo que se refiere a la educación, la reconstrucción del país, la institucionalidad, agricultura, empleos y reforestación.
Además de la creación de proyectos fronterizos binacionales de desarrollo agroindustrial, educación, salud deporte y reforestación.
El futuro de la convivencia pacífica entre las dos naciones depende de las acciones que ambas naciones tomemos hoy.
Domingo Acevedo.
11/7/17
