jueves, enero 14, 2016

Vergüenza y dolor en el Congreso ante la absoluta falta de corrupción de los nuevos diputados

Vergüenza y dolor en el Congreso ante la absoluta falta de corrupción de los nuevos diputados

El exceso de dignidad de un melenudo abochornó al propio Rajoy
 
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El ministro de Defensa, cuyos impecables trajes de raya diplomática a juego con sus empresas de bombas de racimo suelen ser la admiración del hemiciclo, tuvo que administrarse ayer hasta siete gintonics de 3,50 euros cada uno en el bar de Congreso para no perder los nervios ante los pantalones mal cosidos, las camisas sin caída, las rastas, las coletas y los pechos turgentes que desfilaron descaradamente delante de su escaño ante la pasividad de los ujieres. “Ni una sola de esas nuevas señorías tenía puta idea de prevaricar, y no digamos ya de traficar con influencias o de apropiarse indebidamente de algo”, se lamentó Morenés. “Es como si toda esa gente hubiese llegado al Congreso para ponerse a discutir por los derechos básicos de las personas”, denunciaba el portavoz del Gobierno, Rafael Hernando. “Esto se va a poner muy feo”, añadió el propio ministro De Guindos.
Mujeres jóvenes masticando chicle y hablando de David Bowie y de leyes antidesahucios, treintañeros sentándose espatarrados en el escaño mientras reflexionaban acerca de los abusos de la Banca, y otras escenas similares, pudieron ayer contemplarse en la sesión de comienzo de legislatura.
Los primeros grafitis en las puertas y en las paredes de los lavabos del Congreso han causado gran inquietud en los diputados más veteranos, sobre todo la que dice “Mariano, cógemela con la mano”.
INICIATIVA DEBATE.

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