Felipe
y Pimpa llegaron a la esperilla como de
un largo viaje
cuando
el camino como un cristal de soles florecidos
se
perdía en el horizonte
donde
los duendes fabricaban colores
con los
que pintan en mis pupilas los crepúsculos de rutina
no
recuerdo si era mañana o tarde sólo recuerdo
que
llegaron con tantas mariposas en el corazón
que
florecían entre sus dedos las estrellas
todo su
equipaje era la nada
todos
sus sueños era la tierra
llegaron
desamparados sin mas cobija que el cielo
desnudos
como el rocío
cargando
sobre sus hombros todo el peso de su destino
escapaban
de un tiempo tan amargo y antiguo
que
doblegaba los sentidos llenando la memoria de cruces
junto
al camino que se pierde entre los siglos
por eso
al verlo la abuela Mamá Tita
tristes
y desamparados en su regazo le dio abrigo
y con
tablas de palma y yagua
bajo el
sol les construyó un tibio bohío
Domingo Acevedo.
Fotos tomadas de la red y de Domingo Acevedo.