Dentro de poco tiempo San Simón
será sólo un recuerdo que se irá diluyendo en el tiempo. Ya abandonado por casi
todos sus habitantes y amenazado por la presa de monte grande, está condenado a
desaparecer. Todo es cuestión de tiempo, San Simón sucumbirá a la modernidad.
Sin ninguna de las comodidades de la civilización: sin agua potable, sin
energía eléctrica, sin un puente que lo comunique con las poblaciones cercanas,
sus habitantes optaron por irse del pueblo al otro lado del río Yaque del Sur,
a poblar a la Boca de los Guiros, la Meseta y
a Hato Nuevo Cortes, dejándolo en el abandono casi absoluto. Sólo Carmito, su
esposa y algunos de sus hijos se resisten a irse.
Estuve allí en la semana santa
del 2012, fuimos el poeta Hermes de Paula y yo, y la pasamos fenomenal, nos
alojamos en la casa de Doña Nena y nos acompañaron Lucas que fue nuestro
anfitrión, Altagracia y un hermano de ella. Tony nos visito alguna vez, fue una
estadía fabulosa, siempre me queda el deseo de volver a ese maravilloso lugar
ya casi abandonado. Sólo le da vida la fertilidad de sus tierras, los conucos
esplendorosos, el agua que corre libre entre los cultivos, las norias que
emergen sin ningún rubor de las profundidades de la tierra y las rigolas que
serpentean por la superficie irrigando los conucos, dándole vida a la
tierra prodiga para que el hombre con sus manos fecundas la haga parir.
San Simón pervive cada día en mi
recuerdo, en él pasé momentos inolvidables al lado de personas maravillosas
que me mostraron el valor de las cosas sencillas y el amor a
la naturaleza. Tan lejos de todo, allí en medio del monte, recorriendo los
conucos, subiendo montañas, escuchando el canto de los pájaros, compartiendo en
las noches bajo las estrellas junto a la fogata entre risas y cuentos sentía
volver a mis raíces.
En San Simón era inmensamente
feliz, recorriendo el bosque seco, subiendo sus montañas peladas, bañándome en
el Yaque del Sur, hiendo a la zurza, o escalando hasta la cima del pico Pan de
azúcar o la montaña de cristal. Haciendo esas cosas sentía que me encontraba
conmigo mismo y eso doña Nena y el viejo Vargas lo sabían y disfrutaban conmigo
cada momento de mi vida allí. Hoy ellos ya no están, hace tiempo que se
fueron, hace tiempo que la casa esta abandonada, incluso, el viejo Vargas murió
recientemente, es por eso que San Simón está más solo, más abandonado, más
triste, más desolado.
Allá en San Simón, sólo quedan
recuerdos edificados en momentos inolvidables que nosotros los que sobrevivimos
a la nostalgia debemos hacer que permanezcan por siempre. Así debe ser Lucas,
tú estás destinado a perpetuar a San Simón en el tiempo, no dejes que el olvido
se trague los sueños, no dejes que muera la esperanza, es en tus manos donde
descansa su destino, no dejes que muera el amor por las tradiciones que
mantienen vivas aun nuestras esperanzas de sobrevivir al olvido al que estamos
destinados.
Domingo Acevedo.
12/1/13