Los que me conocen saben que toda
mi vida he sido fiel a mis ideales, que
no negocio con nadie mis principios, por lo que mi práctica ha sido coherente
con lo que pienso.
Siempre he defendido los mejores intereses de
mi patria, muchas veces en primera fila y otras desde el anonimato, porque así
las circunstancias lo han requerido.
Defiendo el internacionalismo revolucionario,
cualquier causa injusta, en cualquier parte de
mundo, es mi causa.
No tengo de que arrepentirme, he
vivido de cara al sol, detesto toda clase de imperialismo y soy enemigo del
opresor, al que he jurado combatir hasta la muerte.
Levanto con orgullo la bandera
del socialismo, detesto a los traidores, a los tránsfugas y a los que veden por
dinero sus ideales, mi honestidad, es el único tesoro que tengo por lo que no puedo ser amigo de
quien duda de ella.
Nov/2
Domingo Acevedo.