AHÍ VA UN
FUNERAL
La luz
lleva sobre sus hombros un ataúd
llora el cielo
una hilera de madres
petrificadas junto al camino
se tapan el rostro con las
manos
herida de ausencia la brisa
congeló en su vientre
el vuelo mineral de los
sisontes
sonámbulos los árboles dicen
adiós a nadie
en la distancia
los Ángeles danzan con las
sombras
y un galopar incesante de
trompetas
ilumina las habitaciones
efímeras
que el tiempo deja en el aire
al pasar
Domingo Acevedo.