Como
muchos seres humanos.
Como muchos seres humanos del planeta nacidos en la extrema
pobreza mi vida siempre estuvo llenas de dificultades que muchas veces pusieron
en peligro mi derecho a vivir, hoy a cincuenta y cinco años de distancia de mi nacimiento,
puedo decir que vivir a valido la pena, ya que he estado rodeado de personas que
me han amado y lo han dado todo por mí y
eso es motivo más que suficiente para hacer de la vida un canto.
A todas esas personas
y muy especialmente a mis padres, a Isabel la mamá de Antonio y a la tía
Amantina, que siempre me defendió de los fantasmas del pasado, va mi eterno agradecimiento.
Domingo Acevedo.