Indudablemente
que Haití es una carga para la República Dominicana.
Pienso que los
dominicanos al no definir una política migratoria, comercial y diplomática
frente a la hermana República de Haití estamos condenados a vivir de rodillas
frente a ellos, que sí están claros de cual es su política frente a la República Dominicana.
Digo estos, ya que un
día después de que nuestro presidente se
reuniera con su homologo haitiano y anunciaran una series de acciones conjuntas
entre las que podemos citar un plan de reforestación en la frontera de las dos
naciones. Como un desaire a la buena voluntad de nuestro país para con ellos,
anuncia la veda de pollos y huevos dizque porque estos están contaminados
por la gripe AH1 N1, cuando en realidad lo que hay detrás de todo esto es que
algunos comerciantes haitianos están detrás de la compra de pollos en Miami y además el viernes 21 de junio no asistieron
al mercado binacional en Dajabon, en solidaridad con las medidas tomados por
sus autoridades.
Aquí tenemos miles de
haitianos ilegales que nos trajeron el cólera y otras enfermedades, que
depredan nuestros bosques, contaminan nuestras fuentes de agua, miles de
haitianos ilegales que son una carga para el estado dominicano y sin embargo
aquí los recibimos con los brazos abiertos y les damos nuestra solidaridad.
Amen de que fuimos lo
bastante solidario cuando fueron afectados por el terremoto que casi destruyo a
esa nación, fuimos el primer país en llegar repletos de medicinas, alimentos,
rescatistas, y médicos, trabajamos en la remoción de los escombros y llevamos
raciones diarias de alimentos cocinados y hasta les construimos una
universidad, ellos en cambio (sus autoridades) viven llenos de odio y resentimientos
hacia el pueblo dominicano incentivando de esa manera la rivalidad entre las
dos naciones, cuando lo correcto es fomentar la convivencia pacifica a pesar de
que somos dos naciones tan distintas pero que estamos condenadas a compartir
una misma isla, esa realidad impone que se busquen mecanismos de entendimiento
y equilibrio que nos permitan vivir sin
traumas, ni sobresaltos.
Indudablemente que
Haití es una carga para la República Dominicana por lo que debemos apostar al desarrollo de esa
nación y pienso además que no debemos poner a depender nuestro mercado a los caprichos y devaneos de algunos
comerciantes haitianos que en el fondo son nuestros enemigos. A partir de esta
crisis se hace imperativo buscar otros mercados más estables para nuestros productos.
Domingo Acevedo.
Junio/13