Vargas fue parte de esos
momentos inolvidables en San Simón, parte de nuestros sueños, de esas noches
inolvidables junto a la fogata, parte de nuestros viajes por los conucos y el
monte.
Su espíritu sé, recorrerá por
siempre esos lugares de fantasía, por donde nuestras huellas a pesar del
abandono son eternas, paz a sus restos y que Dios lo acoja en su santo seno.
Domingo Acevedo