Hoy estuve de visita por el antiguo palacio de Engombe con dos apreciados amigos, Hector y Kico y por el camino nos encontramos con Heriberto, otro amigo de antaño con el cual compartimos algunas anécdotas de la época de nuestra mocedad ahi dejo la historia de esa importante ruina de nuestra historia, tomada de la red.
Un espacio para compartir ideas, imágenes, propuestas, versos y la esperanza de un mundo mejor... Tel. 849 637 3922.
miércoles, agosto 25, 2021
El Palacio de Engombe
Algunas notas que me enviaron los que me visitaron en los días que estuve preso en el 1997.
CENTRO DE INVESTIGACIONES DIÁLECTICAS DE LA REALIDAD SOCIAL INTERCULTURAL MARTÍ-MARIÁTEGUI CIDMM
domingo, agosto 22, 2021
QUERIDO #HURACÁN:
jueves, agosto 19, 2021
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Tu cadáver
No entendieron que la noche es una vitrina
Donde tu cuerpo mutilado
Resplandece como evidencia
Domingo Acevedo.
Tu carne
Ellos mataron tu carne
Pero tus palabras en los libros
Se hicieron primavera
Domingo Acevedo
Foto tomada de la red.
El mar
El mar a veces es tan pequeño
Y redondo como el ojo de un pez
Que ve con asombro
Por primera vez
La luna
Afganistán: la victoria social talibán
Por Yago Rodríguez
En este artículo responderemos a una sola pregunta: ¿por qué han logrado los talibanes un avance relámpago frente al gobierno afgano? De ella se derivan preguntas que afectan a la estrategia y a la táctica, a la logística y a la corrupción, pero sobre todo afectan a la sociología.
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Las causas profundas
Tras las causas concretas de esta derrota subyacen otras realidades más profundas. La más obvia de ellas es el apoyo pakistaní. Islamabad ha apoyado a los talibanes y les ha permitido contar con una retaguardia de lujo en Pakistán. Mercados de armas en Peshawar, casas francas, campos de entrenamiento en medio de las montañas, información privilegiada…
Pakistán ha sido el corazón que nunca ha dejado de bombear sangre por las arterias de los talibán.
La otra verdad más profunda es que ni la invasión estadounidense ni la administración gubernamental han logrado desarbolar la presencia talibán en el país. No hablamos aquí de una presencia en abstracto, si no del hecho de contar con unos cuantos talibanes armados con Kalasnikovs en cada comarca de Afganistán.
No se trataba de eliminar a una partida guerrillera en un duro combate, sino de evitar que esos talibanes con fusiles pudieran formar parte de la vida social afgana.
Conviene rememorar la manida frase del guerrillero Mao Tse Tung “El pueblo es al guerrillero como el agua al pez”.
Dicha agua proporciona oxígeno y alimento al pez. Así, los talibanes llegaban con sus fusiles a una aldeita afgana, recaudaban un “impuesto”, administraban justicia, imponían un castigo, trababan amistad con los líderes locales, obtenían información o alcanzaban un acuerdo por el que se beneficiaban de alimento y refugio…
Da igual que los talibanes establecieran una relación cooperativa o coercitiva, el caso es que nunca dejaron de estar presentes entre la gente. Es más, el apoyo tayiko demuestra que han sido capaces de negociar y atraer a los caciques y señores de la guerra de parte del país.
La presencia talibán en el mundo rural siempre fue especialmente fuerte y se ha mantenido contra viento y marea. El apoyo popular y las rendiciones en tromba indican que los estos radicales estaban más presentes sobre el terreno que el gobierno.
Es probable que cuando un afgano sufriera un problema, tuviera más incentivos para acudir a un talibán que a un funcionario o un policía.
Si desarrollamos la frase de Mao, veremos que en realidad no es solo la guerrilla la que debe ser un pez -el gobierno también debe serlo- y ambos peces se esfuerzan por intoxicar el agua para que esta asfixie a su enemigo. De ahí la importancia de la sociedad.
Es especialmente interesante observar algunas cifras para apreciar que, si bien la realidad material de Afganistán ha cambiado, la realidad social sigue siendo tan conservadora como hacía 20 años.
Observa atentamente esta tabla que recoge datos de 2001 a 2019-2021.
En Afganistán hay muchísima más riqueza que hacía 20 años. El incremento más significativo está en el número de móviles, pero otros indicadores como el PIB o el número de coches apuntan en la misma dirección.
Otro dato muy relevante es que más del 50% de la población de Afganistán ha nacido a partir del 2001, con lo que el grueso de los combatientes talibanes pertenece a una nueva generación. En otras palabras, los talibanes han cosechado apoyo entre la juventud.
Otro dato interesante es que la mayor parte de la población nació posteriormente a 1979 -hace 42 años- y en todo este tiempo Afganistán no ha conocido la paz. Desde la invasión soviética hasta hoy llevan 42 años de conflictos ininterrumpidos.
Un aspecto muy llamativo es el de la población rural: en 20 años la población ha crecido un 44%, sin embargo, la población que vive en el campo solo ha descendido un 4,8%, esto es un 0,24% anual.
Una migración masiva hacia el mundo urbano podría haber provocado una desconexión creciente entre la tradición rural dominada por los talibanes y la tradición urbanita más proclive al gobierno, pero esto no ha sucedido.
Por algún motivo las ciudades afganas no son centros atractivos en los que prosperar, ello pese al desafío Malthusiano de incrementar la población un 44% y tener que repartir los escasos recursos agrícolas y ganaderos entre más descendientes. Es posible que el oficio de las armas y el cultivo de narcóticos hayan servido para fijar población rural.
Todo esto apunta a que -al menos por ahora- el incremento de la riqueza y del bienestar material no han socavado las bases del poder talibán en el mundo rural.
Los datos económicos y sociales se conjugan con la interesante campaña militar que han lanzado los talibanes para plantear un cuadro peculiar: el apoyo social a los talibanes se ha incrementado pese a que el comercio y la riqueza hayan aumentado.
En cuanto a las causas inmediatas del actual desastre podemos decir que son cuatro:
Primero. Capacidad para atraer a las minorías
En 2001 el talibán era un movimiento eminentemente pastún, lo que no obsta a que hubieran sido capaces de dominar áreas turcomanas, uzbekas y hasta tayikas.
En 2021 los talibán han logrado integrar a minorías muy importantes y sobre todo a los tayikos del norte, que se encuadran en la Shura del Norte principalmente. Poco queda de la antigua Alianza del Norte, la resistencia tayika y la herencia del caudillo Ahmed Shá Masoud.
Sin embargo, no debemos perder de vista que la presencia talibán sigue siendo más débil en el norte tayiko que en el sur pastún, y que las malas relaciones pastún-hazara persisten inmutables.
Los pastunes y otras minorías afganas tradicionalmente han marginado a los hazaras, que se ubican sobre todo en el macizo montañoso central que domina el país. De ahí los escasos avances talibanes en esas zonas.
Segundo. Administración civil
Aunque los talibanes siempre se han caracterizado por constituir un aparato netamente militar, es cierto que la visión de algunos caudillos ha permitido crear un primitivo aparato administrativo civil y de justicia conocido como el “gobierno en la sombra”.
Los talibanes siempre han preconizado la imposición de la Ley Islámica y una justicia acorde a la misma, sin embargo, para competir contra el gobierno afgano y contra la estrategia de contrainsurgencia occidental han pretendido desarrollar algunos servicios públicos de índole sanitario y educativo.
Con todo, es cierto que su administración civil está subordinada a la militar y que su principal servicio es el de administrar justicia de acuerdo con el derecho eclesiástico, a base de jueces ambulantes que se desplazan entre aldea y aldea.
Tercero. Mal hacer del gobierno afgano
El proselitismo, el tráfico de influencias, la prevaricación, las regalías y un sinfín de corruptelas han drenado los esfuerzos económicos y humanos de la comunidad internacional.
En ningún momento esos recursos han permitido crear una administración civil, policial o militar serias, a lo sumo han existido órganos excepcionales -como los Comandos- que sí han estado a la altura de las expectativas.
En todo caso, el gobierno no ha sido capaz de competir y arrancar de cuajo la influencia talibán a lo largo y ancho del país durante dos décadas.
Los talibanes venían de haber ganado una guerra civil inconclusa entre 1996 y 2001. Su poder no estaba arraigado desde hacía más de 5 años. Que en los 20 años posteriores el gobierno no haya hecho más que perder influencia (ni siquiera ha mantenido la que tenía) dice mucho de su gestión.
Naturalmente, todo esto se traduce en una desconfianza generalizada y en un bajo apoyo al oficialismo. Solo esto puede explicar la debacle de las últimas semanas.
Cuarto. Fin del apoyo militar occidental
No es ningún secreto que el apoyo financiero y el apoyo militar occidental ha descendido drásticamente. Desde 2014 apenas poníamos pie en tierra, y desde entonces el número de misiones de apoyo aéreo se ha reducido.
Las declaraciones de Joe Biden -retirarse de Afganistán en septiembre de 2021- han dado alas a los talibanes y les han animado a lanzar la ofensiva de la que estamos siendo testigos. Es obvio que hay una relación causal entre el apoyo político-militar estadounidense/occidental y el grado de arrojo de los talibanes en sus operaciones militares.
Todo lo expuesto hasta ahora me deja dos ideas: la primera es que Afganistán ha cambiado mucho desde 2001, para bien o para mal.
La segunda idea es que los talibanes han sido política, militar y, sobre todo socialmente, muy hábiles a la hora de adaptarse a un país cambiante, muy al contrario que las anquilosadas burocracias de Kabul. Esta es la causa última de la victoria talibán, lograr que el agua asfixie al pez del gobierno.
THE POLITICAL ROOM