martes, noviembre 04, 2025

Lepa Radić: la sonrisa que desafió a la muerte



En una Europa destrozada por la ocupación nazi, donde el miedo dictaba las reglas y la traición parecía la única salida, una joven de 17 años se negó a inclinar la cabeza. Su nombre era Lepa Radić, nacida en una familia campesina de Bosnia, criada entre montañas, silencio y dignidad.
Cuando la guerra lo consumió todo, Lepa eligió el lado de la resistencia. Se unió a los partisanos yugoslavos, llevando armas ocultas bajo la ropa, curando heridos y protegiendo secretos que podían costarle la vida. No luchaba por gloria, sino por justicia.
En febrero de 1943, durante la batalla de Grmeč, fue capturada. La torturaron, la interrogaron y, finalmente, la llevaron a una plaza pública para ejecutarla frente al pueblo. Los oficiales alemanes le ofrecieron salvar su vida si delataba a sus compañeros.
Su respuesta fue firme, sin una lágrima:
“No soy una traidora a mi pueblo.”
Con una leve sonrisa, subió al cadalso y miró de frente a sus verdugos. En ese instante, una adolescente se volvió inmortal.
Lepa Radić no murió derrotada: murió invicta. Su cuerpo cayó, pero su gesto quedó grabado en la historia como una prueba irrefutable de que la valentía no tiene edad ni medida.
A los 17 años, eligió el honor sobre la vida, y en esa elección encontró la eternidad.

Archivo del blog