Debiera haber un derecho universal a la nacionalidad, que establezca que
las personas son del lugar donde nacen no importando que sus padres estén de
transito, sean ilegales, refugiados o exiliados, exceptuando a las delegaciones diplomáticas,
adquiriendo así automáticamente los padres de la criatura, la nacionalidad del país
en cuestión.
Eso evitaría el drama que están viviendo hoy, miles de personas
alrededor del todo el planeta cuyo estatus de ilegales los priva de llevar una vida digna junto a sus
familiares.
Domingo Acevedo.
Junio/15