El latido silencioso de los árboles: cómo los troncos se contraen y expanden como un corazón vegetal
¿Sabías que los árboles tienen un pulso similar al nuestro? Aunque no sea visible a simple vista, los científicos han descubierto que los troncos se contraen y expanden en ciclos que recuerdan el latido de un corazón, revelando un sorprendente sistema circulatorio vegetal.
Este fenómeno, llamado por algunos investigadores "bombeo dendrótico", se produce cuando el agua se desplaza desde las raíces hasta las hojas. Por la noche, al reducirse la transpiración, los troncos se expanden al almacenar agua; al amanecer, cuando inicia la fotosíntesis y aumenta la evaporación, se contraen ligeramente.
Lo asombroso es el ritmo: mientras nuestro corazón late alrededor de 80 veces por minuto, el pulso del árbol ocurre en ciclos mucho más lentos, que pueden extenderse durante horas o incluso días, de acuerdo a su metabolismo y necesidades.
Estudios con sensores ultrasensibles han demostrado que estos movimientos no son uniformes en todo el árbol. El diámetro del tronco puede variar entre 0,1 y 1 milímetro durante cada ciclo, dependiendo de la especie y las condiciones ambientales, lo que ayuda al árbol a adaptarse a cambios de temperatura, disponibilidad de agua y presión atmosférica.
Este sistema hidráulico se ha perfeccionado durante más de 350 millones de años, mucho antes que existiera nuestro sistema cardiovascular. Algunos árboles pueden elevar agua a alturas superiores a 100 metros sin órganos de bombeo especializados, aprovechando la presión negativa generada por la evaporación en las hojas y la cohesión entre las moléculas de agua.
Comprender estos latidos verdes nos acerca al funcionamiento íntimo de los bosques e inspira soluciones tecnológicas para transportar fluidos sin gasto energético, demostrando que la naturaleza perfecciona sus propias tecnologías desde hace millones de años.