Libia: a diario, Mohamed recupera cuerpos entre las ruinas de Sirte
29 de octubre de 2011 • 09:20
Tiene 32 años y la mirada horrorizada de los que vieron muchos horrores para dormir tranquilos. Mohamed Yunes Al Hemali forma parte de los voluntarios que juntan los cadáveres de entre las ruinas de Sirte, ciudad fantasma en donde Muamar Gadafi se escondía antes de su muerte el 20 de octubre.
El olor putrefacto de los cadáveres en descomposición planea constantemente sobre la ciudad totalmente devastada por semanas de bombardeos y combates callejeros.
No pasa un día sin que se encuentren nuevos cuerpos enterrados a las apuradas en un jardín, atrapados entre los escombros de un edificio derrumbado o pudriéndose al aire libre. Son cuerpos de civiles o combatientes, muertos en combate o durante los bombardeos o simplemente ejecutados por uno u otro bando.
Al menos 500 cuerpos fueron enterrados desde el domingo, según los voluntarios a cargo de recuperarlos.
Mohamed Yunes Al Hemali es uno de esos voluntarios. De cabello largo enrulado, vaqueros y zapatillas, contempla 26 tumbas, pequeñas montañas de arena sin identificación alguna, en el predio casi destruido de una empresa de tratamiento de agua del barrio nº2, en donde las fuerzas del ex dirigente se refugiaron antes de su desbandada.
Sin duda soldados de Gadafi muertos en combates que fueron enterrados a las apuradas por sus compañeros, creen los voluntarios, una hipótesis imposible de verificar.
Mohamed teme lo que seguirá: "Habrá que desenterrarlos para llevarlos al cementerio...".
Ya van cinco días que este ex conductor de taxi vive de la mañana a la noche este horror que le corroe el alma, en una ciudad reducida a un montón de escombros.
"Me lamento al ver mi ciudad así. Los thowar (revolucionarios) podrían haber tomado la ciudad destruyéndola menos. Pero había una importante resistencia de los hombres de Gadafi, y pienso que los thowar querían castigar a Sirte", estima.
Ya que "la mayoría de la gente de Sirte apoyaba a Gadafi, incluso mis allegados", confía y asegura que "nadie sabía nada de lo que estaba pasando, el teléfono no funcionaba".
"Estaba en contra de estas matanzas desde el principio, de un lado como del otro, pero era el único", agrega.
Desde hace cinco días "manejamos por la ciudad, buscamos, preguntamos a la gente. A veces nos vienen a ver para decirnos que hay cuerpos en sus hogares. Las familias, cuando regresan a sus viviendas, encuentran muchas veces un cuerpo o una tumba improvisada en su propiedad".
"Los recuperamos, los limpiamos y los enterramos decentemente", resume.
Mohamed fue voluntario para esta tarea poco después de que regresó al barrio nº2, del que había huido cuando se concentraron los combates. Al igual que los pocos habitantes que serpentean las ruinas, halló su vivienda destruida y saqueada.
"Vivo cerca del hotel Al Mahari, y el olor llegaba hasta mi casa. Fui a ver", explica Mohamed.
Entre 65 y 70 cadáveres estaban en estado de descomposición sobre el césped del hotel cerca de la playa, estaban maniatados y tenían una bala en la cabeza o en la nuca.
Según los combatientes del Consejo Nacional de Transición (CNT) se trata de camaradas ejecutados por las tropas de Gadafi antes de su huida.
Pero la organización no gubernamental Human Rights Watch, que investigó el caso, estableció que cuatro de las víctimas eran o habitantes de Sirte o allegados de Gadafi y concluyó que se trató de una ejecución de los gadafistas por las brigadas del CNT.
Luego de ver eso "tenía que ayudar, es mi barrio", dijo Mohamed.
El hombre describe su siniestra tarea, habla brevemente de los cadáveres hinchados que estallan cuando se los mueve, cuerpos tan descompuestos que la carne se desprende y que cuando se agarra uno de los miembros sólo queda agarrado por los huesos.
Se interrumpe en medio de una frase, y continúa luego de una pausa: "es la primera vez que hago esto. No puedo expresar cuan horrible es ver toda esta gente muerta".