Hombres que emergen del mar
con las miradas enfermas de codicia y sangre
levantando entre sus manos un estandarte de luto
tainos petrificados en el ámbar de la tarde
dos razas heridas en su inocencia
por la espada y la cruz
rastros de sal y sangre que se bifurca en en el tiempo
que se pierde en el follaje de la tarde
pergaminos de lágrimas que humedecen los sentidos
tamboras que repican en las noches claras del adviento
y por el camino ensombrecido del medio dia
jinetes acorazados van tras las huellas
de un negro llamado Lemba.
Sep/17
Domingo Acevedo.
Fotos tomadas de la red.