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lunes, junio 16, 2014
No veas una puta donde hay una mujer liberada.
domingo, junio 15, 2014
Invitación a puesta en circulación del libro: Sobre saturado.
sábado, junio 14, 2014
14 junio: Natalicios del Che y Maceo
14 junio: Natalicios del Che y Maceo
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Ciertas coincidencias
(tomado de Granma)
Ciertas coincidencias ocurren por algo, como si quisieran resaltar la grandeza de peculiares días, de momentos trascendentes o distinguir figuras que han construido su propia historia y defendido la de su pueblo. El 14 de junio, aunque con una diferencia de 83 años, nacieron dos de los grandes protagonistas de la trayectoria de nuestra independencia: Antonio Maceo Grajales y Ernesto Che Guevara.
¿Fue fortuita entonces la misma visión guerrillera, la fe inquebrantable en el triunfo, la seguridad en la independencia de la Patria tanto tiempo anhelada, el espíritu fuerte y la mente y el cuerpo enfocados en una causa justa y beneficiosa para su pueblo?, obviamente no. Ese 14 de junio no solo devino fecha insigne por el nacimiento de estas figuras emblemáticas, devino significativa por el origen de un mismo y firme pensamiento y actuar revolucionario.
Nacido en Santiago de Cuba en 1845, Maceo fue un hombre de ímpetu extraordinario, no podría haber resultado diferente siendo el primogénito de los Maceo Grajales. Recordemos su resolución al incorporarse con tan solo 48 horas de diferencia al histórico llamado de la Demajagua, su decidida actitud frente al Pacto del Zanjón, su papel definitorio en Mangos de Baraguá, su labor certera en la Invasión a Occidente, su constante accionar en las guerras de independencia, donde recibiera una veintena de heridas en las más de 800 batallas en las que participara. Una extensa hoja de servicios donde valores como la fidelidad a la causa insurrecta y el espíritu revolucionario e internacionalista sobresalían siempre por encima de sus propios intereses.
En esa misma fecha, pero en 1928 y en Rosario, ciudad de Argentina, nació el Che Guevara para, progresivamente —junto a otra generación de combatientes—, continuar la labor que durante años Maceo había sostenido por su pueblo. Su prioridad coincidía con la de su predecesor: contribuir a la emancipación definitiva de la Patria cubana —que se volvió suya— y la del continente latinoamericano.
Quién diría que ese pequeño asmático, ese joven aparentemente común, joven soñador, estudiante de Medicina, devendría uno de los más constantes y firmes combatientes del proceso independentista, síntesis de los valores más completos de revolucionario y hombre integral: el Che aparecía en todas las tareas que la lucha insurrecta procuraba. Expedicionario del Granma, combatiente, jefe de la Columna Invasora No. 8 “Ciro Redondo”, y con el triunfo, encargado de disímiles tareas del Estado y el Gobierno cubanos: jefe militar de La Cabaña y de Capacitación del Ejército Rebelde, jefe del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria, presidente del Banco Nacional de Cuba, jefe militar de la región de Occidente, ministro de Industrias, miembro de la dirección del Partido, entre otras muchas.
En sus respectivos tiempos, con historias diversas, Maceo y Che protagonizaron una misma y única lucha con el perpetuo objetivo de alcanzar la soberanía de Cuba. Pretender aglutinar en simples líneas siquiera nociones de hombres que se erigen en paradigma, se torna complicado cuando sus acciones, a pesar de los años, se mantienen presentes para todo un pueblo.
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El día de San Guevara
Este 14 de junio Ernesto Che Guevara cumpliría 86 años. En su homenaje reproducimos esta crónica de su estancia en una colonia de leprosos peruanos en 1952 donde celebró su cumpleaños 24 y que forma parte del libro Notas de Viaje, escrito por él a partir de sus experiencias del recorrido en motocicleta por América Latina con su amigo Alberto Granado.
El día sábado 14 de Junio de 1952, yo, fulano, exiguo, cumplí 24 años, vísperas del trascendental cuarto de siglo, bodas de plata con la vida, que no me ha tratado tan mal, después de todo. Tempranito me fui al río a repetir suerte con los pescados, pero este deporte es como el juego: el que empieza ganando va perdiendo. Por la tarde jugamos un partido de fútbol en el que ocupé mi habitual plaza de arquero con mejor resultado que las veces anteriores. Por la noche, después de pasar por la casa del doctor Bresani que nos invitó con una rica y abundante comida, nos agasajaron en el comedor nuestro con el licor nacional, el pisco, del cual Alberto tiene precisa experiencia por sus efectos sobre el sistema nervioso central. Ya picaditos todos los ánimos, el director de la colonia brindó por nosotros en una manera muy simpática y yo, “pisqueado”, elaboré más o menos lo que sigue:
Bueno, es una obligación para mí el agradecer con algo más que con un gesto convencional, el brindis que me ofrece el Dr. Bresani. En las precarias condiciones en que viajamos, sólo queda como recurso de la expresión afectiva la palabra, y es empleándola que quiero expresar mi agradecimiento, y el de mi compañero de viaje, a todo el personal de la colonia, que, casi sin conocernos, nos ha dado esta magnífica demostración de afecto que significa para nosotros la deferencia de celebrar nuestro cumpleaños, como si fuera la fiesta íntima de alguno de ustedes. Pero hay algo más; dentro de pocos días dejaremos el territorio peruano, y por ello estas palabras toman la significación secundaria de una despedida, en la cual pongo todo mi empeño en expresar nuestro reconocimiento a todo el pueblo de este país, que en forma ininterrumpida nos ha colmado de agasajos, desde nuestra entrada por Tacna. Quiero recalcar algo más, un poco al margen del tema de este brindis: aunque lo exiguo de nuestras personalidades nos impide ser voceros de su causa, creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia.
Constituimos una sola raza mestiza que desde México hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincialismo exiguo, brindo por Perú y por América Unida.
Grandes aplausos coronaron mi pieza oratoria. La fiesta, que en estas regiones consiste en tomar la mayor cantidad posible de alcohol, continuó hasta las 3 de la mañana, hora en que plantamos bandera.
Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba
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Hoy 14 de junio en el 1959.
Desembarco del 14 de junio de 1959
El Desembarco del 14 de Junio de 1959 A pesar de identificarlo como "desembarco", realmente se trató de una expedición armada llevada a cabo por un grupo de patriotas dominicanos con el objetivo de terminar con casi 30 años de dictadura impuesta en la República Dominicana por Rafael Leónidas Trujillo. La expedición tuvo su inicio el 14 de Junio con el aterrizaje en Constanza de un avión C-46 Curtiss dejando a 54 expedicionarios que se internaron en las montañas. Y se completa el 20 de Junio con el desembarco en las playas de Maimón y Estero Hondo de 2 lanchas con 144 combatientes más. La gesta no logró su objetivo y la mayoría de los miembros fueron apresados, torturados y asesinados por Trujillo. Sin embargo, muchos historiadores afirman que este hecho marcó el principio del fin de la dictadura, que culmina con la muerte del dictador 15 días antes de cumplirse el 2º aniversario de la llegada de los expedicionarios a tierras dominicanas.
Expedicionarios[editar]
Aterrizaje en Constanza: Delio Gómez Ochoa, Pablito Mirabal, Antonio Javier Achécar Kalaf (Tonino), Augusto Juan Alfonseca Espaillat (Purro), José Luis Calleja Ochoa, Juan Antonio Almánzar Díaz, Juan Francisco Cabrera Liz (Quico), José Antonio Batista Cernuda (Chefito), Gaspar Antonio Rodríguez Bou (Napy), Juan Evelio Cárdenas Soto, Carlos Luis Cabral Manzano, Félix de los Santos Peralta (Esperanza), Alejandro César Domenech Russo, Miguel Angel Feliú Arzeno (Miguelucho), Pedro Pablo Fernández Báez, Freddy Guerra Aponte, Ing. Leandro Efraín Guzmán Abreu, Pedro Pablo Fernández Minaya, Rafael Antonio Henríquez Rodríguez (Chapú), Alberto J. Alfonseca (Beto), Francisco Napoleón Hermón Machuca (Papito), Max Montesinos, Esperanza De los Santos Polanco (Felix), David Chervony, Cmdte. Enrique Augusto Jiménez Moya (Comandante en Jefe), Leopoldo Jiménez Nouel, Héctor Vinicio Mateo Calcagno (Mateíto), José Isaac Molina González, Dr. Rafael Augusto Mella, Dr. Rafael Moore Garrido (Fellín), José A. Patiño Martínez (Chepito), Rafael Tomás Perelló Díaz, Federico Augusto Pichardo Díaz, Juan Enrique Puigsubirá Miniño (Johnny), Héctor Enrique Ramírez Castillo (Henry), Cosme Augusto Rojas Pérez, Alejandro Cesar Domenech Russo, Edwin Erminy, José Andrés Rolán Pérez, Francisco Merardo Germán Santos, José Vicente Almonte F, Rafael Osvaldo Ross Thomen, Luis Conrado Ruiz (Peligro), Cmdte. Rinaldo Alfredo Sintjago Pou (2º Comandante), Miguel Aliés Messón, Antonio Luis González, José Antonio Spignolio Mena (Cuco), Alcibíades Antonio Tavares Pepín (Pigin), Alejandro Fidel Torres (Langue), Juan de Dios Ventura Simó, Víctor Eligio Mainardi Méndez, Antonio Gonzalo Almonte Pacheco, Manuel De Jesus Parache Hernandez (Neno), Enrique Betancourt Carril, Frank Heberto López Fonseca, Ramón López López (Nené)
Desembarco en Estero Hondo: Carlos Aponte Willard, Simplicio Belfod Santos, Pedro Antonio Casado Jiménez, José Antonio Campos Navarro (Tony), Máximo Emilio D'Oleo Gimbernard, Vicente Mario Gómez Monatán, Persio Oscar Grullón Castro, Alberto Herrera Moreno (Bertico), Manuel Lorenzo Carrasco, Andrés Lozano Guzmán, Dr. Felipe Maduro Sanabia, Víctor Manuel Mainardi Reyna (Sillín), Jaime Manuel Martínez Rodríguez, Antonio de Jesús Minaya Fernández, Héctor Bienvenido Olivier Romero (Papi), Alberto Perdomo, Manuel de Jesús Perozo Chicón (Masú), Elpidio Sanabia Valverde (Pillo), Dr. Octavio Augusto Mejía-Ricart Guzmán, Doctor Guillermo Augusto Sánchez Sanlley, Alfonso José Sintjago Flores, Francisco A. Ubiera, José Rafael Federico Valverde Cruz, Rafael Quezada Jiménez (Lulú), Dr. Aquiles Rodríguez (Quilito), Francisco Martín Fernández, Cristian Roberto Jordán Soto.
Desembarco en Maimón: Miguel Alies Messon, Doctor Miguel Álvarez Fadul, Miguel Jacobo Amarante Sevillano, Francisco José Aponte Williard, Diego Ávila Pillier, Ramón José Sebastián Asensio Valverde, Alejandro Báez y Báez, Enrique Belliard Sosa, Dr. Toribio Bencosme Rodríguez, José Fabio Bergés (Grillito), Pedro Julián Bonilla Aybar, Domingo Cabrera Martínez, Julio César Castillo Cruz, Fernando Cestero Martínez (Chichí), Rubén Cordero García, José Ramón Enrique Cordero Michel, Ramón Aníbar Castro Sánchez, Manuel Delgado López, Héctor Emilio de Giudice Herrera, Manuel José del Orbe, Augusto Eufemio Dohse Jorge (Buby), Silvio Augusto Domínguez López, Guillermo Eustaquio Ducoudray Mansfield, Julio Raúl Durán García, Gabriel Emilio Fernández Mármol (Pipí), Juan Figueroa Reyes, Bienvenido Fuertes Duarte, Ercilio García Bencosme (Cilo), Sergio Manuel Ildefonso Genao (Kaporit), Fernando Gody, Francisco José Grullón Martínez (Frank), Eugenio Grullón González, César Federico Laranquent, José Caonabo Lora Martínez, Juan José Mateo Adames, Conrado Martínez Hernández, Eduardo Salvador Martínez Saviñón, Miguel Meléndez, Dr. Antonio Moca Ricart (Tony), Fernando Ozuna, Herminio Ripoll, Moisés Rubén Agosto Concepción, Francisco Alvarez Martínez, Dr. José Horacio Rodríguez Vásquez.
Cubanos: Delio Gómez Ochoa, Pablito Mirabal, Enrique Betancourt Carilli, Froilán Flores, Ramón López López (Nene), Frank López Rodríguez, Roberto P. Pichardo Caminada, Oscar Reyes Medina (Cohetico), Aldo Rodríguez Pérez, Antonio Sánchez Pérez, Ricardo Vasallo Alfonso, Oscar Luis Vega Acosta, Ramón Ruiz.
Españoles: Francisco Álvarez Martínez, Francisco Martin Fernández
Guatemalteco: Cristian Roberto Jordán Soto
Puertorriqueños: Luis Álvarez, Luis Ramón Reyes, Juan Reyes Reyes, David Chervony, Luis Alvarez, Moisés Rubén Agosto Concepción.
Venezolanos: José Altagracia Arias Quintero, Alejandro Arrechedera Rodriguez, Julio Camacho, Juan Evelio Cárdenas Soto, Edwin Erminy, Antonio Luis González Castellanos, José Isaac Molina González, Generoso Hernández, Nelsón Andrés Hernández González, Pedro José Linares Badillo, Luis Alfonso Medina Rosales, José Luis Rodríguez, Alfonso José Sintjago Flores, Luis Cárdenas Betancourt.
Estadounidenses: Larry Beevins, Charles White.
Referencias[editar]
Raful, Tony (2007). Búho, ed. Movimiento 14 de Junio: historia y documentos (en Español) (3, ilustrada edición).Universidad de Michigan. p. 780. ISBN 9789945161137.
Categoría: 
- Historia de la República Dominicana, tomado de Wlkipedia.
 
viernes, junio 13, 2014
La maldición de la Malinche dedicada a Chile.
♫ AMPARO OCHOA: "Maldición de Malinche"
Este viernes 13 se espera una fuerte tormenta magnética en la Tierra
Este viernes 13 se espera una fuerte tormenta magnética en la Tierra
Publicado: 12 jun 2014 | 23:00 GMT
Una poderosa tormenta magnética debe azotar la Tierra este viernes día 13 de junio.
Según algunos astrónomos, el fenómeno es el resultado de la eyección de plasma en la superficie solar sucedida el pasado día 10 de junio.
Se prevé, no obstante, que la mayor parte de la corriente de plasma no impacte en nuestro planeta.
La NASA registró otra llamarada solar al día siguiente, que al igual que la previa, consideró de la clase X (la máxima).
martes, junio 10, 2014
Suburbios del alba.
Detrás del espejo.
Quimera tan distante.
Habitas en mis sueños
corres desnuda por
los pasillos de mi alma 
hasta las imaginarias
habitaciones del alba
en donde te quedas
para siempre en mi voz
mi voz que construye
para ti un mundo de fantasía
quimera distante
flor de los Andes
ángel de tentación
mujer que traspasa el
tiempo y la distancia 
y se pierde entre las
luces y la fantasía de la ciudad 
busca entre los
túneles de la noche un poco de amor
Árbol de sombras.
Hace tiempo te
esperaba
llegaste dormida en
la luz de un relámpago 
arropada en los
sueños
vestida de silencio
descalza sobre la
transparencia de mi voz
dejando tus huellas
entre mis ojos
que te tocan
que te desnudan
que te acarician el
pubis 
que trepan hasta la
cúspide imaginaria del placer 
que se ahondan hasta
el orgasmo en tu sexo
mis ojos que tejen en
tu piel un vestido de música y flores 
donde el alba es una
luz que se desgrana en los latidos de la pasión
 tu piel que deja entre mis manos el dulce
sonido de tu aroma 
que en la ausencia se
deshoja en la tentación de lo prohibido 
tu cuerpo desnudo lo
dibujo en el nocturno lienzo del insomnio
y pongo dos alas en
tu espalda 
cierro los ojos 
y estás a mi lado 
aunque hace tiempo te
alejas entre las brumas de la ausencia y el olvido
es allá
en los ignotos paraje
de los recuerdos
donde esta amor como
un árbol de sombras 
germina 
crece
Espejismo de luna
llena.
En mi voz 
tus senos
resplandecen como el agua 
bajo la luz de la
luna
dos alas crecen en tu
espalda
la noche es una flor
que en tu piel renueva sus pétalos minerales
y en la vaguedad
infinita de tus ojos 
el mar pinta de
pájaros azulmarinos  el horizonte
temblor del viento
detrás de los espejos aterciopelado de la alborada
libélula de cristal
atrapada en los contornos luminosos de tus fantasías
y en la voz del deseo
dos tatuajes de sal
se desnudan a la pasión
templos de leche
colinas de nata
pirámides de
azúcar    
amanece en tu mirada
un sol ebrio de eternidad 
y la luz 
como un ángel  de cristal líquido 
danza  en  los
límite de tu desnudez y se aleja 
y junto a un camino
de estrellas 
en su génesis de
humedad 
el rocío se desvanece
y entre tus piernas 
en noches de olvido y
hastío 
el fuego consume
sueños  placeres 
tentación de lo
infinito  es el pecado de amar lo
prohibido
torres de algodón 
hondura de la nada es
la distancia 
que naufraga en la
pesadumbre de la ausencia 
canto de sirena 
tibios pezones de
miel 
tu desnudez
ondula en mis
recuerdos 
como un espejismo de
luna llena
Pensarte tan distante.
Pensarte tan distante
sentada en un trono
de ámbar
mujer que habitas en
mis sueños
equidistante de la
ternura y la pasión
retenida entre las
brumas del alba
diosa de jade
enredadera luminosa
que trepa por las paredes de mi voz
canto de amor
unicornio de cristal
bajo las lunas de abril
estrella de azúcar
derretida en la frente del horizonte
largo suspiro del mar
que salpica de salitre las ciudades
atrapadas en la
fantasía del neon 
por sus calles de
hastío 
un fantasma herido
por el tiempo
pregunta tu nombre a
pálidos transeúntes 
atrapado entre los
espejos del olvido
El sonido lapidario
de la sangre.
I
Voy danzando en la
voz del viento
más allá de la
transparencia de los días por venir
hasta la unánime
presencia del ocaso
donde el sol curva el
agua en lumínicos destellos
donde un oleaje de
sombras lo cubre todo
donde los árboles
azules de la fantasía 
echan raíces en los
escombros perfumados de la noche
y donde el olor de
las azucenas recorre los caminos sin fin del olvido
II
Voy cantando en la
voz del viento
más allá de los
corredores interminables de la sangre
donde los espejos
repiten la imagen mutilada de mi estirpe
lirios de agua
destrozados en los balcones del alba
cuelga del viento un
ramillete de pájaros fantásticos
unicornios de jade
recorren los valles submarinos de la memoria
hasta alcanzar la
luna que amanece en los ojos de la quimera
III
hay una profunda
herida en mi voz
escuchen
en la conciencia de
la humanidad 
retumba el sonido
lapidario de la sangre
Agosto 2011
Dedicado al
periodista José Silvestre, asesinado recientemente en la Rep. Dom. 
Haití 
Grito que desgarra la
inocencia rota por el dolor
voces atrapadas bajos
los escombro del llanto
ciudades incineradas 
cuerpos mutilados 
cadáveres atrapados
en las enredaderas del viento
y detrás de los
parpados heridos de la noche 
la multitud azorada
no despierta del horror
escarba entre los
escombros  
busca entre las
cenizas un suspiro 
halito de vida 
luz que palpita en la
oscuridad de los días pasajeros 
en la esperanza
atrapada bajo los escombros
en las manos
solidarias que remueven las piedras  
buscando encontrar
bajo las ruinas de la sangre
el corazón herido de
la luz
Pergamino de
lágrimas.
Mi voz dibuja en un
pergamino de lágrimas 
un lejano horizonte
de caña y sangre 
en donde el tiempo
acumula 
en un rincón de mi
alma 
voces quebradas por
el látigo
Barcos negreros.
En su itinerario de
horror 
barcos negreros
vomitan cadáveres en una mar de topacio
anidan  en el viento voces quebradas por el látigo
trapiche oxidado por
un dolor ancestral 
areito fúnebre
batey desolado
aluvión sangriento
sudor que al tocar la
tierra se convierte en sangre
miradas de sal
derretidas por el sol
cadenas que atan a la
quimera al canto de las luciérnagas
luna que todas las
noches llora sobre las ceibas
caminos de luto y
gloria
cruces clavadas en el
útero de la inocencia
corazas plateadas en
donde se enseñorea la muerte
pasos que se pierden
entre las sombras en donde se cobijan los sueños
pechos reventados por
un rayo carnívoro 
grito diluido en la
memoria de una raza que se extinguió  en
su heroísmo
llora el tiempo en el
pecho de la noche  que el viento enlutece
isla perdida en la
ruta del sol
antigua y ambigua 
ubicada en un cateto
de azúcar y sangre
puerta de jade por
donde penetraron los caballos apocalípticos
a perforar con sus
arcabuces la tierna inocencia de los tainos
La voz del deseo.
Mis manos dibujan
lirios de agua en los murales 
imaginarios de tu alma
y en la profundidad
de los sueños se desnudan las palabras en la voz del deseo
Suburbios del alba.
Hace tiempo la sueño 
vestida de luna en su
desnudez 
dejando sus huellas
sobre las alfombras nocturnas del tiempo
alejándose  para siempre entre las luces y las sombras 
de una ciudad
agrietada por la ausencia 
hacia los antiguos
suburbios del alba
Es la tarde.
Una gota de sombra en la distancia
es la tarde
Mayo.
Atardece
mayo agoniza
llovizna 
Los flamboyanes sueñan
Trampa ancestral.
Pedazos de luna
derritiendo entre los espejos de las madrugadas
espada vencida por la
gloria 
relámpago anfibio
torbellino de  luz
tres naves carnívoras
navegando entre la bruma  de agosto
hacia las luces y las
sombras de octubre 
boca llena de una luz
mineral 
trampa ancestral 
junto al sendero del
ocaso un lirio resplandece
sonidos de tamboras
en la voz destemplada del viento
trapiche desolado
cañaveral
ensangrentado por un sonido de cadenas rotas 
danza victoriosa
litoral de cenizas 
lagrimas de cera en
los ojos de la quimera 
y más allá del
resplandor amarillo de las olas que iluminan el amanecer
cadáveres mutilados
chorrean sangre sobre los pergaminos de la historia
Susurro imaginario.
Copos de sombras
manchan de ausencia el olvido
la voz empañada por
el  limo verde del ocio 
es apenas un susurro
imaginario 
que se pierde en la
noche
Anaqueles del alma.
Mis padres en un éxodo interminable 
poblaron las lluviosas regiones del sur 
de ellos conservo en los anaqueles de mi alma
las cadenas que ataron su origen 
al olvido
los recuerdo en las tardes mirando el horizonte 
buscando entre las sombras de la tarde 
el sonido de alguna tambora lejana
nunca fueron felices 
toda mi alegría es la tristeza que de ellos heredé
y en algún rincón de mi alma 
la abuela  mamá tita todavía
recolecta 
los residuos perdido de su pasado 
la lluvia como siempre 
va dejando huellas de sal sobre las paredes del silencio 
teje  mantos de sombras con los
que se arropa la soledad 
y aprisiona en las claras habitaciones del agua 
la alegría de ese niño 
que detrás de los espejos de mis ojos 
no deja de llorar 
Detrás del espejo.
Detrás del espejo
duerme un fantasma 
en sus ojos la luz
pelea contra las sombras 
por eso es que  la habitación se ilumina  de mariposas 
que traspasan las
paredes de la noche 
hasta diluirse en la
distancia
que va de los
sueños  al amanecer 
Con alas en la
espalda.
Ese niño con alas en
la espalda 
y el cielo en la
mirada
que todas las tardes
como testimonio de su breve edad
me trae en su voz de
pájaro 
un ramillete de
flores silvestres 
tiene en la sonrisa 
alegre la mirada
y un corazón de azúcar
derretido en mis palabras  
tierna la azucena en
sus manos
como un relámpago
perfuma el sendero
por donde sus pasos
se alejan del ocaso a la aurora
a iluminar  de ternura mi alma 
A Guaroa Acevedo mi
hijo.
Espectadores del alba.
Me abruma la terca agonía 
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las 
sombras 
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba 
van dejando por donde pasan 
el aroma inconfundible del 
hambre
pasajeros de un tren sin destino 
son victimas de una sociedad 
que en grandes vasijas de plata 
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas 
por  cinco mil años ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío  y el salitre
aventureros insomnes de la miseria 
lunáticos mutantes de la desdicha
que en la Duarte 
frente al parque de las palomas  
se desnudan y danzan hasta morir 
Árbol sin memoria.
Manuel
fue siempre niño endeble y solitario
que tenía la piel del color del camino real 
la mirada llena de pájaros azules que
picoteaban el alma de la ninfas del bosque
que defecaba flores en los huecos de las
carboneras que hacia con sus manos escuálidas
que corría 
por los caminos grises del 
invierno 
tratando de encontrar en los sueños 
los parajes imposibles de la fantasía
su voz tierna como el canto de los ruiseñores 
pintaba de mariposas las paredes de las tardes
primaverales  
y su desnudez la ondeaba el viento más allá de
los días lluviosos de mayo
en que la alegría sucumbía al hambre
a veces lo encontraba solitario en las lejanas
regiones del rocío
navegando a la deriva en un océano de celias
tatuadas en el viento frío del amanecer
lo llamaba 
volteaba el  
rostro 
y me arropaba en el lienzo azul triste   de su 
mirada
corría hacia mis brazos 
y me abrazaba por largo rato 
sentía como su piel afiebrada se derretía en mi
piel
luego nos íbamos a los potreros del tío
Alberto  
atravesábamos los conucos del abuelo Ismael 
jugábamos con el viento
hablamos con los pájaros
corríamos felices  por las praderas infinitas del medio día
hasta terminar exhaustos debajo de un árbol sin
memoria  
a veces en el azul más limpio de su inocencia
se quedaba dormido
lo veía moverse inquieto
temblar
sonreír
cuando despertaba me contaba que había estado
en un hermoso lugar 
donde seres luminosos con alas en la espalda
jugaban con él
que les dijeron 
que pronto estaría con ellos 
y que ya nunca más sentiría hambre
ni frío
ni soledad 
Manuel
No tuvo más escuela que su corta vida
Sus nueve años sin historia y sin ninguna
procedencia     
hoy que lo encontré dormido en una carbonera 
arropado en su soledad
acurrucado en la nada
me deslumbró su recuerdo
descalzo
semidesnudo
sonriendo siempre
con su tristeza a cuesta
solitario
buscando entre los cubicuelos del hambre 
un poco de agua
una fruta de lastima
un pedazo de pan
en las noches cuando se le hacia tarde 
le suplicaba que se quedara con nosotros
no aceptaba
me miraba con toda su ternura acumulada entre
sus manos
y se despedía de mí con un abrazo de eternidad 
y se alejaba entre las sombras hacia ninguna
parte 
me quedaba junto al camino abrumado 
por una inexplicable sensación de soledad 
hasta que él se desvanecía en la distancia 
con Manuel compartí la sed 
el hambre
la pobreza 
el frío
y la desnudez
y sobre todo la alegría infantil de correr 
por los bosques memorables de la fantasía y los
sueños
Manuel
nunca me dijo donde vivía  
cuando le preguntaba 
me señalaba con insistencia un lugar perdido en
su memoria infantil
el cual yo no vería 
ni encontraría 
porque ese lugar sólo existía en el deseo que
él tenía de tener un hogar
cuando le decía que quería ir a su casa 
conocer a sus padres
me miraba azorado
y se alejaba huyendo 
ondeando su desnudez en el viento
escurriéndose en los latidos del bosque
ahora que Manuel está muerto
hemos buscado por todas partes su hogar
y sólo hemos encontrado debajo de un gran árbol
sin memoria 
un lecho de flores y cenizas 
donde Manuel todas las noches en su soledad
moría de frío y ausencia 
Juncos azules.
Ríos coagulados en
las mejillas del viento
lámparas heridas por
el sol 
prostitutas dormidas
en las efímeras
 habitaciones del viento
pupilas rotas  por el dolor 
juncos azules bajo la
lluvia helada de otoño
horizonte de
mariposas amarillas
en las tardes
fúnebres de invierno
sentado en la mesa
del  hambre
un niño  
La vieja Belén.
Este domingo  de
tristes soles escondiéndose 
bajo las piedras amarillas del camino
la lluvia trajo en su vientre 
el olor sombrío del musgo que crece entre las grietas  
de mis palabras 
bosque de almácigos y ceibas 
anacahuita de cristal
galope de pájaros fosforescentes  en la noche 
aviadores imposibles haciendo piruetas 
en un cielo crispado de ángeles 
y por entre  la
espinas y las luces
de enero  
Isabel 
la mamá de Antonio 
encarna a la vieja Belén
Esa es mi voz.
esa es mi voz 
eco lejano de tamboras ahogándose 
en la mirada ausente de la eternidad 
madreselva que se enreda en la brisa 
árbol nocturno de sonidos 
barco de humo derritiéndose en la alborada
luna de papel hundiéndose en el mar
densa atmósfera de clorofila 
caballo de azúcar cabalgando 
sobre la arena luminosa del verano 
estampa de sangre en las paredes del futuro 
mi voz
eco de lágrimas salpicando las ciudades 
heridas por la guerra
aroma desolado 
campanas de agua 
racimo de luz en el pozo de la muerte 
grito  de
guerra  
canto de amor 
esa es mi voz
Nudo de lágrimas. 
Ya nadie podrá desatar el nudo de lágrimas 
que me ata a tu recuerdo 
aquí estoy 
perdido entre los oscuros espacios que dejan los sueños 
en los resquicios de la nada
goteras de sal caen sobre las sábanas blancas del
insomnio 
y de luto se han ido vistiendo todos los árboles del
camino 
que lleva hasta mi casa
desnuda y triste la quimera danza en mi memoria hasta
morir
pájaros de sombras anidan en los sonidos oxidados de mi
voz 
y hace siglos que los ojos de la ausencia lloran  mi vida
sobre las grandes capitales del mundo 
el humo de las chimeneas bosteza su veneno 
es la luz 
un espejo donde el horizonte se mira y envejece
y en las íntimas habitaciones del agua 
una sirena llora desconsolada su eternidad
y desde la ventana principal de la alborada 
alguien que no conozco me dice adiós
Testimonio de mayo. 
He vivido atado a los recuerdos
a los momentos irrecuperables  de mi infancia
que se perdieron en el largo camino de la
ausencia 
a las mañanitas  memorables del rocío,
a 
los días inolvidables de la primavera
a las noches esplendorosas de luna llena
aún tengo pegado en la piel
el claroscuro resplandor 
de 
los días interminables de mayo 
el olor de los potreros guía mis pasos 
 por
el camino de los conucos
 hacia 
la soledad inmensa de la lluvia 
 y el
perfume de la clorofila colorea mi voz
de mariposas 
 aún
los duendes invisibles del invierno
 rondan mi memoria
 y
más allá  del horizonte de mis ojos 
 un
niño descalzo llora su hambre
Ola de sal. 
El tiempo se ha roto con tu ausencia 
dejando un rastro de eternidad en mi voz 
a veces la sensación de tu partida 
levanta en mis ojos una ola de sal 
que destruye las habitaciones del olvido
y todas las noches 
la luz 
va dejando espejos de luna
en las paredes de la alborada  
donde los niños 
con los dedos tiznados de ternura  
escriben tu nombre 
Miguel 
A Miguel Ángel Acevedo
Hijos póstumos del
rocío.
Mis padres 
hijos póstumos del
rocío
crecieron bajo el
sombrío reflejo 
del relámpago y la
lluvia 
cuando el trueno
iluminaba de misterios 
los ignotos rincones
de los recuerdos
que se perdieron
entre la sangre y las flores 
de una primavera
truncada por el peso 
de las cadenas y los
arcabuces  
allá
muy lejos en la
memoria 
una embarcación
encalla entre los arrecifes 
de los sueños 
y bajo el resplandor
de una luna de cal 
melancólicas  tamboras 
atan mi vida 
a la nostalgia 
es aquí donde mis
padres 
un hombre 
y una mujer
ignorados leñadores 
perdidos en el confín
del monte  
diseñaron este traje
de carne y hueso 
que he llevado puesto
por tanto tiempo 
A mis padres Sergio
Bautista
y Cosuelo Acevedo
Rayo de eternidad.
Nací junto al  resplandor azul
naranja de los sueños 
en brazos de la quimera 
cuando el sonido ancestral de los tambores 
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea 
en la telaraña de la utopía y la nostalgia 
nací herido por un rayo de eternidad 
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido 
lejos del mar y la primavera 
en el preámbulo de las mariposas 
un día de otoño
cuando los soles  eclipsados  noviembre 
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
El sol.
El sol 
con sus dedos perfumados de clorofila y rocío 
golpea las puertas en penumbra del amanecer
Sirenas del sal.
Malecón de eternidad
que el mármol salobre de las olas oxida
mar perdido en el
horizonte nebuloso de la historia 
puertos abandonados
en los angares del olvido
barcos hundidos en un
archipiélago de sangre 
sirenas de sal 
piratas tuertos del
corazón
fantasmas devorados
por el tiempo 
látigo de azúcar en
la espalda mutilada del futuro 
murallas de arena
ciudad atrapada entre
las luces y la nostalgia 
siluetas aprisionadas
en la telaraña de sus miedos
edificios de humo
calles que se pierden
en los oscuros laberintos de las noches 
y más allá de los
sueños tres puertas siempre abiertas 
Ebrios
arlequines.
Calles de insomnio 
malecón de ceniza 
puerto de sal 
río que abraza el mar
mar que besa el cielo
cielo que se traga la
ciudad
ciudad amurallada en
sus raíces  
por sus avenidas de
luto
antiguos  transeúntes 
se pierden en un pantano de luces y sombras
y en los balcones del
verano 
hermosas prostitutas
de porcelana 
la noche
acorrala  
en el conde peatonal
ebrios arlequines danzan bajo las lunas de otoño 
y los mendigos
atrapados en la telaraña incierta de su destino 
todas las noches se
pierden en los cubículos del hambre 
y en la soledad
absoluta de la indiferencia 
niños que agonizan
escondiéndose detrás de sus sueños
y atrapados en las
catedrales del olvido 
antiguos fantasmas
lloran desconsolados su condena de eternidad
Croa el sapo.
Croa el sapo 
las estrellas clavan
en el corazón de la noche
 sus cuchillos de sal 
el viento se enreda
entre los árboles
y cae a un abismo de
sombras
el mar en la
distancia se confunde con el cielo 
en un abrazo de
eternidad
y la ciudad no es más
que un espejismo 
que se desvanece en
la mirada agónica de  los mendigos 
La sangre es una
flor.
Todavía fresca la
sangre en el asfalto 
es una flor que el
viento deshoja en la memoria 
Retazos de sol.
Retazos de un sol que
agoniza 
se escapan por las
rendijas 
de los árboles en el
horizonte 
un tropel de
mariposas a la deriva 
se pierden entre los
pergaminos 
distantes de la tarde
la luna como un
anillo perdido en el  mar
resplandece y
desaparece al compás
de las olas del
tiempo 
que la oxida y la
entierra en la arena azul 
del universo
Canto por la paz.
Multitud de sueños en
la voz del viento
banderas multicolores
en la mirada de sol
voces de amor
arrullan el sueño de los niños 
que en Afganistán o
Colombia
en Irak o Somalia
en Palestina o
Etiopia 
son heridos en su
inocencia por la guerra 
huellas de esperanza
se alejan de los oscuros
laberintos del odio 
hacia las amplias
planicies iluminadas del amor
en donde la humanidad
en un canto solidario
por la paz
se abraza
 Alborada de mariposas azules.
No fui más que un niño que siempre anduvo perdido en sí mismo 
en los conucos lejanos del abuelo Ismael
aprendí de la vida todo lo que sé hoy
fueron los potreros del tío Juan mi escuela 
y en las lejanas regiones del rocío era donde podía mirarme al espejo 
y encontrarme tal cual era
un niño hecho de ceniza y barro 
con la mirada torva perdida en el infinito
un niño que escribía todas las tardes en los pergaminos del viento 
su historia envejecida en su dolor vegetal
fue toda mi alegría poder correr por el bosque 
hasta cansarme y terminar de bruces 
entre los arbustos mágicos de las tardes 
hablar con los animales y los árboles
pasear en el viento más allá del horizonte  
y regresar en las nubes al lugar de donde nunca partí 
y encontrarme como siempre arrullado entre los brazos de mis padres
que me cubrían de la lluvia que con su corazón de azucena 
iba dejando pedazos de cielo dormidos en mi piel.
todas las tardes 
mi madre y yo nos sentábamos bajo la sombra del gran árbol azul de la
vida
a mirar como los pájaros ebrios de clorofila 
se escondían detrás de las murallas del horizonte 
mientras una peregrinación de mariposas 
ancladas en los ventanales del ocaso 
agonizaban en la mirada quimérica de un ángel
hoy no hay más alegría  que este
canto bajo esta luna de jade 
por el camino del alba las huellas del rocío se evaporan  
entre los pies descalzos de un sol precoz 
que siempre en noviembre pasa de largo a esconderse entre los
matorrales atardecidos de la distancia
alborada de mariposas azules 
heridas por los puñales del 
otoño 
todas la mañanas  en el  fogón 
doña Lola hierve jengibre que ofrece al paladar
para ahuyentar a los duendes del frío 
y en algún lugar perdido en la memoria 
Cató todavía elabora con sus manos de ternura 
los colores del amanecer 
y en un rincón de mi alma  
la abuela Mamá Tita recolecta los residuos perdidos de nuestro
pasado  
muchas veces 
ella y yo imaginábamos escuchar en la voz destemplada del viento 
el lejano sonido de nostálgicas tamboras 
grito de guerra 
canto de amor 
danza que en las noches aun nos libera del peso de una historia amarga 
que escribieron con su sangre nuestros abuelos 
para que mi voz 
quinientos años después 
pudiera abrir las puertas que el tiempo creyó haber cerrado para
siempre
nací en esta tierra que tiene el color del olor del topacio 
donde los colores vegetales de la primavera se levantan como una ola 
que inunda todos los rincones del bosque de mariposas 
que al morir van dejando un rastro efímero de luz 
en la mirada azul de la distancia
arco iris coagulado en una lágrima 
por el camino real 
el tío Alberto regresa 
parece flotar sobre la tenue oscuridad 
del atardecer 
la tía Agustina en la ventana  lo
ve llegar 
espera como siempre que él lleve las vacas a los corrales 
se dé un baño 
vaya a la ventana 
le dé un beso 
y luego se sienten todos en la mesa a cenar  
todavía en las noches 
mi padre como un fantasma 
se pierde entre las sombras hacia las carboneras 
a vigilar los hornos 
para que el fuego no consuma los sueños 
y así poder derrotar el hambre que acecha entre los resquicios de las
horas más largas del verano.
primavera insular
caserío perdido junto al bosque del olvido
flamboyán amarillo
anacahuita de cristal
bajo los limoncillos florecidos 
la tía Tatín con su escoba arrincona contra los espejos de la tarde
las cenizas que deja el otoño en la mirada de la tía Aurora
que aún busca en su interior 
el camino de regreso al paraíso que nos robó la modernidad 
ignora ella 
que morirá arrinconada contra sus sueños 
sin volver a ver el sol 
desde los ventanales primaverales del alba
Árbol
azul.
Pende un amuleto de ojo de cíclope tuerto
del cuello de la profecía)
Nací bajo la sombra de un gran árbol azul
camino de sombras
carbonera tibia
bohío de tierra
piel de ceniza
voz de rocío
sol herido por un horizonte de cuervos cuajados de sangre
luna de jade en la mirada de la quimera
peregrinación de pájaros anclados en los ventanales del ocaso
flamboyán amarillo perdido en el bosque de la fantasía
tierra color del aroma del topacio
pradera de mariposas amarillas esperando el amanecer
lágrimas coaguladas en las mejillas de los últimos días de noviembre
profetas suicidándose con los cuchillos de la profecía
bajo una anacahuita de cristal sin edad
manos inútiles sacan del vientre de una virgen
el cadáver de un ángel taciturno
y en el útero anónimo de una madre
un lirio amanece
del cuello de la profecía)
Nací bajo la sombra de un gran árbol azul
camino de sombras
carbonera tibia
bohío de tierra
piel de ceniza
voz de rocío
sol herido por un horizonte de cuervos cuajados de sangre
luna de jade en la mirada de la quimera
peregrinación de pájaros anclados en los ventanales del ocaso
flamboyán amarillo perdido en el bosque de la fantasía
tierra color del aroma del topacio
pradera de mariposas amarillas esperando el amanecer
lágrimas coaguladas en las mejillas de los últimos días de noviembre
profetas suicidándose con los cuchillos de la profecía
bajo una anacahuita de cristal sin edad
manos inútiles sacan del vientre de una virgen
el cadáver de un ángel taciturno
y en el útero anónimo de una madre
un lirio amanece
Un fantasma.
Detrás de lo espejos de
tu alma 
un fantasma en su
eternidad agoniza
Relámpago de
mariposas.
De tus labios enredado
en el viento
un relámpago de
mariposas 
perfuma de colores la
distancia
El otoño.
Es una mariposa
perdida en tu voz
el otoño
Surcos de agua.
Ebria de soledad y
ausencia
hace surcos de agua
en tu ombligo
la luna
El sonido de la
sangre.
Trébol de agua 
el sonido de la
sangre 
se ahueca en la
mirada del viento 
Dos tibias palomas.
Son tus senos
dos tibias paloma que
anidan en mis manos
Voz mineral.
Canta el viento con
su voz mineral
la quimera del tiempo
Es un espejo.
Es un espejo donde el
viento se mira y rejuvenece 
la distancia 
El horizonte.
Un pájaro herido por
la ausencia
el horizonte
Las nubes.
También sueñan como
los Ángeles 
las nubes
El olvido.
En la mirada de la
ausencia palpita el olvido
Su origen.
Con su voz desnuda 
en el hondo silencio
del tiempo
canta la tambora 
su origen
Los latidos del
viento.
Caracol perdido en
los latidos del viento
en su lentitud el
tiempo no tiene prisa 
y en el pulso del
agua 
la luz de la luna
tritura las sombras de la tarde
cuando por el sendero
la noche lo arropa en
sus sábana de terciopelo
y en el sueño 
el silencio roba la
claridad al día 
para ponerla en sus
ojos 
Barcos anclados en la
noche.
Hay mariposas
flotando  en mi voz
un ángel asoma a la
ventana 
y mira a través de
mis ojos
como los barcos
anclados en el mar 
se van esfumando en
la noche 
lirios y espejos.
Esos truenos lejanos y sombríos
anuncian que mayo está cerca 
que las lluvias cubrirán de sombras la tierra  
que los caminos entre mis ojos 
se llenarán de lirios y espejos
Un día de otoño.
Nací un día de otoño, 
cuando los soles eclipsados de noviembre 
emergían  despacio en las aguas
cenagosas 
del amanecer. 
Los oscuros rincones del agua,
Esta tarde de invierno pájaros de oro 
migran hacia los oscuros rincones del agua
2010
Más allá del bohío. 
Más allá del bohío
el olor vegetal de los hornos 
evidencia que el hambre ronda los días
Rayo de eternidad.
Un ángel herido
Un ángel herido por un rayo de eternidad
solloza en brazos de
la quimera
Árbol de pájaros
azules
Árbol de pájaros
azules 
atrapados en los
cubículos de las sombras 
tres ruiseñores de sal
estampan en las
paredes del olvido 
tu nombre
Copos de sombras.
Copos de sombras
manchan de ausencia el olvido
la voz empañada del
limo verde del ocio 
es apenas un susurro
imaginario 
que se pierde en la
noche
 Mayo del 1961.
Mayo va dejando en un
portafolio de eternidad
su olor a olvido 
plataforma de sangre.
Plataforma de sangre 
una enredadera de
pájaros sombríos 
trepan por las
paredes del miedo 
He regalado al olvido.
He regalado al olvido 
Los últimos recuerdos que guardaba en la
memoria 
Las habitaciones azules del viento.
La madrugada se viste de rocío 
Nos dice adiós 
Y se desvanece en las habitaciones azules del
viento
Una flor en tu piel.
Mujer que todas las noches 
desnuda abre las puertas de mis sueños
penetra hasta las intimas habitaciones de mi
alma
para que yo dibuje con mis labios en su piel 
una flor
Domingo Acevedo.
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República Dominicana
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