jueves, julio 31, 2025

Un viaje milenario que revela que el finés, estonio y húngaro nacieron a miles de kilómetros de Europa

 




Un viaje milenario que revela que el finés, estonio y húngaro nacieron a miles de kilómetros de Europa: Un sorprendente estudio publicado en la revista Nature ha cambiado radicalmente nuestra comprensión del origen de las lenguas urálicas. Durante años se pensó que idiomas como el finés, el estonio y el húngaro se originaron cerca de los montes Urales en Rusia, pero ahora los investigadores han confirmado que provienen de una región mucho más remota: la Siberia nororiental, en el área de Yakutia. Este hallazgo profundo revela que hace entre 4 500 y 11 000 años surgió una población ancestral portadora de una señal genética distinta, que luego migró hacia Occidente llevando consigo su lengua. modernamente, esta señal genética aparece en pequeñas proporciones en hablantes de lenguas urálicas, entre el 2 % y el 10 % en estonios y finlandeses, y en menor medida en los húngaros. es una conexión genética que solo comparten los pueblos urálicos y está ausente en quienes hablan lenguas indoeuropeas.

Los investigadores analizaron el ADN antiguo de 180 individuos de Siberia y lo compararon con los genomas de más de mil restos anteriores. esta meta genética les permitió trazar la expansión de hablantes protourálicos a lo largo de Eurasia. mientras algunos se dirigieron hacia el oeste hasta el mar Báltico —donde se establecieron las poblaciones actuales de finlandeses, estonios y también pueblos cercanos al noroeste ruso— otros grupos migraron hacia el este de Asia, algunos hasta la región que luego dio origen a los pueblos indígenas de América. otro segmento alcanzó la estepa central europea y llegó hasta lo que hoy es Hungría hace unos 3 000 años, explicando por qué el húngaro existe como una isla lingüística rodeada por lenguas indoeuropeas.
aunque existe una clara convergencia entre genes, lengua y cultura, los científicos insisten en que no basta la genética para determinar qué idioma hablaban estos antiguos humanos. factores sociales como el multilingüismo y las estructuras culturales también influyeron. sin embargo, el marcado rastro de ascendencia siberiana asociado a idiomas urálicos modernos coincide sorprendentemente con su expansión lingüística.
este descubrimiento supera la hipótesis tradicional que ubicaba a los proto‑urálicos en los Urales occidentales, y resalta cómo una pequeña proporción de ADN siberiano ha persistido en el norte de Europa durante milenios como testigo de aquella migración ancestral. convierte a lugares como Estonia, Finlandia o Hungría en ecosistemas humanos que llevan en su genética una memoria milenaria desde Siberia.
para quienes creían que las lenguas europeas se originaron solo mediante grandes imperios o conquistas visibles, este estudio ofrece otra perspectiva: una lengua puede expandirse gracias a redes sociales, continuidad cultural y migraciones sutiles pero sostenidas. finlandeses, estonios y húngaros comparten hoy una herencia genética apenas perceptible, pero decisiva, que enlaza con una época prehistórica de movimientos silenciosos y duraderos.
este hallazgo cambia no solo nuestro mapa lingüístico y genético, sino también nuestra forma de ver la evolución cultural y demográfica de Europa. es la historia de cómo un idioma pudo viajar miles de kilómetros sin armamento, solo con cultura, memoria y vínculo colectivo. un viaje antiguo, silencioso y poderoso que habla de nuestros orígenes compartidos y del legado de quienes vinieron de Siberia.

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