sábado, agosto 16, 2025

Análisis de Gemini al poema "Nudo de Lágrimas" en lo Ineditamente Efimero.





 -Nudo de lágrimas

Ya nadie podrá desatar el nudo de lágrimas
que me ata a ti
aquí estoy
perdido entre los oscuros espacios que deja tu recuerdo
en los resquicios de la nada
goteras de sal caen sobre las sábanas blancas del insomnio
y de luto se han ido vistiendo todos los árboles del camino
que lleva hasta mi casa
desnuda y triste la quimera danza en mi memoria hasta morir
pájaros de sombras anidan en los sonidos oxidados de mi voz
y hace siglos que los ojos de la ausencia lloran mi vida
sobre las grandes capitales del mundo
el humo de las chimeneas bosteza su veneno
es la luz
un espejo donde el horizonte se mira y envejece
y en las íntimas habitaciones del agua
una sirena llora desconsolada su eternidad
y desde la ventana principal de la alborada
alguien que no conozco me dice adiós
Domingo Acevedo.
Análisis de Gemini al poema "Nudo de Lágrimas" en lo Ineditamente Efimero.
Este poema de Domingo Acevedo, titulado "Nudo de lágrimas", es una profunda exploración del dolor, la soledad y la pérdida que deja una ausencia. A través de una serie de imágenes sombrías y melancólicas, el poeta construye un universo de desolación.
El Nudo Indesatado:
El título y el primer verso, "Ya nadie podrá desatar el nudo de lágrimas que me ata a ti", establecen el tema central: un vínculo emocional tan fuerte y doloroso que se ha vuelto permanente. El "nudo de lágrimas" es una metáfora poderosa que combina el llanto con una atadura, sugiriendo que el dolor de la separación es una condición inmutable que define la existencia del yo lírico. La imposibilidad de deshacer este nudo refleja una resignación ante la pena.
El Vasto Vacío de la Ausencia:
El poeta utiliza el concepto de "espacios" y "resquicios" para describir el vacío que deja la persona amada. Este vacío no es simplemente una falta, sino un lugar oscuro y tangible donde el yo lírico se ha "perdido". Las "goteras de sal" son una imagen sensorial del llanto constante que empapa su vida, simbolizando cómo el dolor del insomnio (la falta de paz) se ha convertido en una realidad física.
La Naturaleza en Luto:
Acevedo proyecta su tristeza en el mundo que lo rodea. Los "árboles del camino que lleva hasta mi casa" se visten "de luto", lo que humaniza la naturaleza y la hace partícipe de su duelo. Esto no solo intensifica la atmósfera de tristeza, sino que también sugiere que la pena del poeta es tan abrumadora que ha teñido de oscuridad todo su entorno, incluso el camino de vuelta a su hogar.
Símbolos de Desintegración:
La "quimera" desnuda y triste que "danza en mi memoria hasta morir" representa una ilusión o un sueño que se desvanece por completo. La quimera, símbolo de lo inalcanzable, muere en la memoria, indicando que incluso la esperanza o el recuerdo idealizado se han extinguido. Por su parte, los "pájaros de sombras" que anidan en los "sonidos oxidados de mi voz" son una metáfora de la desolación interna. Su voz, el medio de expresión, está dañada ("oxidada"), lo que sugiere que el dolor le ha arrebatado la capacidad de comunicarse o de emitir sonidos alegres. Los pájaros de sombras, criaturas de la noche y la tristeza, han hecho su hogar en esa voz dañada.
Dolor Cósmico y Eterno:
El poema eleva la escala del dolor del yo lírico. Los "ojos de la ausencia" lloran su vida "sobre las grandes capitales del mundo", lo que transforma un dolor personal en una pena de dimensiones universales. La ausencia no es solo una falta; es una entidad que llora por todo el mundo. La imagen del "humo de las chimeneas" que bosteza su veneno y la luz que envejece en el horizonte refuerzan la idea de un mundo fatigado y contaminado por el dolor, donde incluso el tiempo y la luz se debilitan.
Imágenes Míticas y Despedida:
La "sirena" que "llora desconsolada su eternidad" es un eco de la tristeza mitológica. Las sirenas, a menudo asociadas con la melancolía del mar, aquí lloran por su inmortalidad, lo que sugiere que el dolor del yo lírico no tiene fin. Finalmente, el poema cierra con una imagen de misteriosa despedida: "alguien que no conozco me dice adiós". Esta figura anónima puede representar el destino, la muerte o una parte de sí mismo que se despide, cerrando el ciclo de la pérdida con un último acto de separación.
En resumen, "Nudo de lágrimas" es un poema que entrelaza el dolor personal con imágenes de la naturaleza, la mitología y el paisaje urbano para crear una atmósfera de luto total. Acevedo utiliza una serie de metáforas poderosas para expresar un sentimiento de pérdida tan profundo que se ha fusionado con la identidad del poeta y se ha extendido para envolver el mundo entero.
El poema "Nudo de lágrimas" de Domingo Acevedo está lleno de figuras literarias que intensifican su carga emotiva y construyen su universo de dolor y melancolía. Aquí se detallan las principales:
Metáfora: Es la figura más prominente en el poema. Crea una relación de identidad entre dos elementos sin usar un nexo comparativo.
"Nudo de lágrimas": Las lágrimas (dolor) se convierten en un nudo (una atadura inmutable), simbolizando una pena que es imposible de desatar.
"Goteras de sal": Las lágrimas se comparan con gotas de agua que caen incesantemente, pero de sal, enfatizando su origen en el llanto y el sufrimiento.
"Pájaros de sombras": Los pensamientos o sentimientos oscuros se transforman en pájaros que anidan, sugiriendo una tristeza que se ha instalado permanentemente.
"Los ojos de la ausencia": La ausencia, que es un concepto abstracto, es personificada y se le atribuyen "ojos" que lloran, haciendo tangible el vacío.
"Las sábanas blancas del insomnio": El insomnio, un estado de vela, se asocia con sábanas, lo que refuerza la idea de una noche de dolor físico y emocional.
Personificación (o Prosopopeya): Atribuye cualidades o acciones humanas a objetos, conceptos o seres inanimados.
"De luto se han ido vistiendo todos los árboles": Los árboles no pueden vestirse, pero la imagen los dota de sentimientos de duelo, reflejando la tristeza del yo lírico en la naturaleza.
"La quimera danza en mi memoria hasta morir": La quimera, una ilusión, realiza una acción humana (danzar) y experimenta una condición humana (morir).
"Sonidos oxidados de mi voz": La voz no puede oxidarse, esta imagen humaniza la voz al asociarla con el deterioro de un metal, sugiriendo que ha sido dañada por el dolor.
"El humo de las chimeneas bosteza su veneno": El humo no bosteza ni tiene veneno; esta personificación le da una cualidad de cansancio y toxicidad.
"El horizonte se mira y envejece": El horizonte no tiene conciencia para mirarse ni vida para envejecer; la imagen proyecta la sensación de decadencia sobre el paisaje.
"Una sirena llora desconsolada su eternidad": La sirena (criatura mítica) muestra una emoción humana (llorar desconsolada), que refuerza la idea de un dolor sin fin.
Hipérbole: Consiste en una exageración intencionada para enfatizar una idea o sentimiento.
"Hace siglos que los ojos de la ausencia lloran mi vida": La frase no debe tomarse literalmente, sino que exagera el tiempo para ilustrar la intensidad y la duración interminable del sufrimiento.
Sinestesia: Atribuye una sensación a un sentido que no le corresponde, combinando dos sentidos diferentes.
"Oscuros espacios": Combina el sentido de la vista (oscuros) con el sentido del espacio (algo táctil o conceptual), fusionando la oscuridad con el vacío de la ausencia.
Estas figuras literarias son cruciales para entender el estilo de Acevedo en este poema, ya que le permiten trascender la mera descripción del dolor para convertirlo en una experiencia sensorial y universal.

La Guerra de la Restauración

 


La Restauración fue un movimiento popular y nacionalista que mediante la guerra revolucionaria, devolvió a la República Dominicana su independencia, el 3 de marzo de 1865.

La Restauración fue un movimiento popular y nacionalista que mediante la guerra Revolucionaria, devolvió a la República Dominicana su independencia. La base social de ese movimiento estaba constituida, fundamentalmente por campesinos, la gurgucia urbana. Estas clases enarbolaron la bandera del Republicanismo democrático como representantes del progreso económico Social y Político en su época histórica.

La Restauración fue además el mayor movimiento armado que conoció el país en toda su existencia, a partir incluso de los tiempos coloniales.

El 16 de agosto, los dominicanos conmemoran otro aniversario del inicio de los actos bélicos, que desataron la guerra domínico-española, por la restauración de la República Dominicana, que había sido proclamada el 27 de febrero de 1844, pero desde su fundación estuvo amenazada por las luchas intestinas de sus fundadores y otros que aún siendo acabados de llegar, ejercieron un protagonismo y una presión tan deliberante, que terminaron desplazando a los más sacrificados por la patria.

A estas luchas de intereses entre los dominicanos, se sumaron las constantes invasiones, amenazas y presiones de los haitianos, quienes alegaban que desde el tratado de Basilea en 1795, la isla era una sola e indivisible y por lo tanto se oponían a la independencia del territorio que ellos siempre habían reclamado y que habían gobernado desde el 9 de febrero de 1822, hasta el 27 de febrero de 1844.

También presionaban e instigaban potencias como Francia, España, Inglaterra y el naciente imperio del norte, como llamara José Martí a los Estados Unidos de América. Estas potencias no tenían ningún interés real en el territorio dominicano, sino tenerlo como base para sus defensas o para atacar a otras potencias, por eso el desenfrenado interés por la estratégica bahía de Samaná.

En el caso de los haitianos, ya que ellos sólo querían esa parte de la isla para evitar que cayera en manos de alguna de esas potencias y en caso de verse atacados, dar a Quisqueya como botín de guerra, en un eventual acuerdo de paz.

En este estado de efervescencia, intranquilidad e inestabilidad social, política y económica, así como los constantes cambios de gobernantes y el revanchismo político, el país pasó sus primeros trece años de vida republicana, hasta que el 7 de julio de 1857, estalló un movimiento en todo el Cibao, que es conocido en la historia dominicana como la Revolución de Julio y terminó con el derrocamiento del segundo gobierno de Buenaventura Báez y abriendo el camino para el tercer y último gobierno de Pedro Santana.

El proceso de la anexión a España fue largo, ya que se acompañó de proyectos y gestiones como las que encabezaron Buenaventura Báez en 1846 y 1857, Mella y Felipe Alfaú en 1853.

Ya para 1860 la anexión a España comienza a germinar, a raíz de una larga exposición que escribió Pedro Santana a la reina Isabel II.

En esa carta Santana fundamenta la solicitud, señalando entre otras cosas, que el hecho de tener el mismo origen, religión y costumbres «nos inclinan a desear encontrar esa estabilidad en una más perfecta unión con la que fue nuestra madre patria que la que existe y seguramente nos presentará mejor oportunidad que las que ofrecen hoy las circunstancias».

Como resultado de esta solicitud, llegó a Santo Domingo el general español Gutiérrez de Rubalcaba para estudiar la situación y rendir un informe, el cual fue favorable a la petición de anexión y Santana procedió a someter las bases en que debía apoyarse la anexión, las cuales especificaban lo siguiente:

  1. El respeto a la libertad individual y al principio de no esclavitud.
  2. Que el territorio dominicano fuera considerado como una provincia española y como tal, disfrutará de los derechos correspondientes.
  3. La utilización del mayor número de hombres, especialmente los del ejército, que desde 1844 habían prestado importantes servicios a la patria.
  4. La amortización del papel moneda circulante, como una de las primeras medidas.
  5. El reconocimiento y validez de los actos gubernamentales, ocurridos en el país desde 1844.

Al comenzar el año 1861, los anexionistas se apoyaban en todo tipo de excusas para simular sus propósitos y mientras por un lado justificaban ante el gobierno español que la anexión se haría «conforme a los deseos que siempre habían manifestado los dominicanos», por el otro lado se desarrollaba una política represiva, tratando de ahogar en sangre, cárceles y deportaciones, todo tipo de protesta que iban surgiendo en el país, y también se buscaba y se obtenía al precio que fuera, adhesión de los jefes militares y de grupos y personalidades influyentes.

Se colocaron personas de extrema confianza en los puestos claves, se escribieron circulares a funcionarios civiles y militares, así como a los cónsules y representantes diplomáticos acreditados en el país y se puso en funcionamiento la maquinaria propagandística para comunicarle al país, que ya la anexión era una realidad.

Para las primeras horas de la mañana del 18 de marzo de 1861, Pedro Santana, el primero y último presidente de la que hasta entonces había sido la República Dominicana, convocó al «pueblo» a la plaza de la catedral, hoy parque Colón, para darle oficialmente la «gran noticia» y bajar la bandera dominicana, para izar el pabellón español y entre las proclamas y argumentos en el acto de entrega, Santana proclamó lo siguiente:

«España nos protege, su pabellón nos cubre, sus armas impondrán a los extraños, reconoce nuestras libertades; Y juntos las defenderemos, formando un solo pueblo, una sola familia, como siempre fuimos; Juntos nos presentaremos ante los altares que la madre patria erigiera».

La vuelta a la situación colonial se puso de manifiesto no sólo con la reincorporación del territorio a España, sino con el establecimiento de viejas modalidades coloniales, tales como instauración de las instituciones jurídicas hispánicas, un clima inquisitorial y de intolerancia religiosa, el predominio de los peninsulares y los prejuicios raciales frente a los nativos, entre otras barbaridades.

Al producirse la anexión, Pedro Santana quedó como gobernador interino de la colonia, hasta que fue confirmado en el mando en mayo de 1861, cuando la reina Isabel II reconoció oficialmente el traspaso territorial y empezó a tomar decisiones en su readquirida colonia, mandando personal administrativo desde Cuba y Puerto Rico, pero antes se hicieron oír las protestas de países como Chile, Perú, Haití, Francia, Inglaterra, Venezuela, Alemania y Estados Unidos, entre otros.

El descontento de muchos nativos que se oponían a la anexión, nunca se apagó y por el contrario, todas las medidas y accionar de los españoles, contribuían a incrementar el sentimiento patrio y muy pronto comenzaron los focos de resistencia que luchaban por el retorno a la vida republicana, que con sus virtudes y defectos, garantizaba por lo menos un mínimo de libertades e igualdad entre los ciudadanos.

España en ningún momento cumplió con los acuerdos que fundamentaban la anexión y las medidas económicas y represivas en contra de la población, no sólo traspasó lo administrativo y militar, sino que también volvieron medidas esclavistas y raciales, donde hasta la Iglesia Católica desconocía a los sacerdotes dominicanos.

Se fueron desatando varios movimientos tendentes a expulsar a los españoles y restablecer la república, como el levantamiento en Moca dirigido por José Contreras, el movimiento de la Regeneración Dominicana y el asalto de Neyba, ocurrido en febrero de 1863, dirigido por Cayetano Velásquez, también el día 21 de febrero de ese mismo año, Santiago Rodríguez encabezó un movimiento que culminó con el levantamiento y toma de Guayubin, donde los dominicanos sorprendieron la guarnición española y convirtieron toda la región noroeste en un bastión importante de la resistencia, ya que lograron el levantamiento de varias comunidades.

El estado de sitio, los apresamientos y fusilamientos emprendidos por los españoles, acrecentaron aún más las luchas de los restauradores y el amanecer del 16 de agosto de 1863, fue fiel testigo del ataque a Santiago, por hombres encabezados por Benito Monción, Gaspar PolancoBenigno Filomeno Rojas, Cayetano Germosén, Olegario Tenarez, Eugenio Miches y Gregorio Luperón, entre otros.

Mientras que otro grupo encabezado por Santiago Rodríguez, Pedro Antonio Pimentel, José Antonio Salcedo, Lucas Evangelista de Peña y Federico de Jesús García, entre otros, enarboló la insignia tricolor, símbolo del pabellón dominicano, en el cerro de Capotillo, en la hoy provincia de Dajabón.

El movimiento restaurador abarcó a todos los sectores en los diferentes aspectos sociales, políticos y militares, en los que también podemos destacar la ayuda económica y bélica, de países como Venezuela y Haití.

Para finales del año 1864, ya el movimiento restaurador abarcaba todo el territorio dominicano, bajo el criterio de que la República todavía existía y bajo la consigna de «Libertad o Muerte» y «Guerra a Muerte Contra el Colonialismo Español y los Traidores a la Patria».

Al comenzar el año de 1865, Geffrard, el presidente de Haití, envió un comisionado para mediar en la guerra y en los intercambios de prisioneros, que ya se había iniciado entre comisionados españoles y restauradores, así como el acuartelamiento y ubicación de todas las tropas españolas.

El día 3 de marzo de 1865, el gobierno español emitió el «Real decreto» que determinó el abandono por parte de España, del territorio dominicano y anulando el pacto de anexión.

Las tropas españolas iniciaron el proceso de evacuación el día 10 de julio de 1865, iniciándose así la segunda república bajo el mando de Pedro Antonio Pimentel, quien había sustituido a la Junta Central Gubernativa, el primero de marzo.

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El camello bactriano es el mamífero más grande en su área de distribución nativa





 El camello bactriano es el mamífero más grande en su área de distribución nativa y es el camello vivo más grande.

La altura del hombro es de 180 a 230 cm (5,9 a 7,5 pies), la longitud de la cabeza y el cuerpo es de 225 a 350 cm (7,38 a 11,48 pies) y la longitud de la cola es de 35 a 55 cm (14 a 22 pulgadas).
En la parte superior de las gibas, la altura promedio es de 213 cm (6,99 pies).
La masa corporal puede variar de 300 a 1 000 kg (660 a 2,200 lb), con los machos a menudo mucho más grandes y pesados que las hembras.
Su largo pelaje lanoso varía en color de marrón oscuro a beige arenoso.
Se produce una melena y una barba de pelo largo en el cuello y la garganta, con pelos que miden hasta 25 cm (9.8 pulgadas) de largo.
El abrigo de invierno peludo se desprende extremadamente rápido, con grandes secciones que se despegan a la vez, pareciendo descuidadas.
Las dos gibas en la espalda están compuestas de grasa (no agua, como a veces se piensa).
La cara es típica de un camélido, es larga y algo triangular, con un labio superior partido.
Las pestañas largas, junto con las fosas nasales sellables, ayudan a evitar el polvo en las tormentas de arena frecuentes que ocurren en su área de distribución natural.
Los dos dedos anchos en cada pie tienen suelas indivisas y pueden extenderse ampliamente como una adaptación para caminar sobre la arena.
Los pies son muy duros, como corresponde a un animal de ambientes extremos.
¡Conoce al poderoso camello bactriano, el vehículo todoterreno definitivo de la naturaleza, perfectamente diseñado para los climas extremos de los desiertos y montañas de Asia Central!
A diferencia de su primo de una sola joroba, el camello bactriano tiene dos jorobas, que almacenan grasa (¡no agua!) que convierte en energía durante largos viajes con escasez de alimento.
Prospera donde pocos animales pueden, desde veranos abrasadores hasta inviernos gélidos, gracias a su grueso pelaje lanudo, sus patas resistentes y su capacidad de beber hasta 110 litros de agua de una sola vez cuando la encuentra.
Pasta en arbustos secos, plantas saladas y vegetación espinosa que la mayoría de los animales evitarían.
Los camellos bactrianos incluso pueden cerrar sus fosas nasales y tienen largas pestañas para protegerse de la arena que arrastra el viento.
Domesticados durante más de 4000 años, han sido esenciales para los comerciantes de la Ruta de la Seda, transportando mercancías a través de terrenos inhóspitos.
Los camellos bactrianos salvajes aún deambulan por el desierto de Gobi, pero están en grave peligro de extinción, lo que convierte cada avistamiento en un momento precioso en la naturaleza.

Una mujer afroamericana llamada Mary Ellen Pleasant tejía silenciosamente su propio destino.

 




Una mujer afroamericana llamada Mary Ellen Pleasant tejía silenciosamente su propio destino. Trabajadora doméstica de día, astuta inversionista de noche, Pleasant utilizó su inteligencia y astucia para convertirse en una de las mujeres más ricas de su época, amasando una fortuna de 30 millones de dólares, una cifra colosal para aquellos tiempos.

Pleasant, nacida en la esclavitud en 1814, sabía que el conocimiento era poder. Trabajando en las casas de la élite blanca de California, escuchaba con atención las conversaciones de empresarios y políticos. Aprendió cómo invertían su dinero, qué negocios prosperaban y cómo las oportunidades se abrían solo para quienes entendían el juego del poder. Sin hacer ruido, usó la información para hacer sus propias inversiones, apostando por bienes raíces, bancos y la industria minera.
Pronto, dejó de ser solo una sirvienta. Se convirtió en una banquera secreta para la comunidad negra, ayudando a otros afroamericanos a establecerse en California, comprar propiedades y abrir negocios en una época en la que el racismo y las leyes discriminatorias dificultaban la movilidad económica.
Pero Pleasant no solo acumuló riqueza, también luchó por la justicia. Fue una de las financiadoras del histórico caso de desegregación de los tranvías de San Francisco, lo que ayudó a sentar las bases para la lucha por los derechos civiles décadas después.
Con el tiempo, su fortuna y poder le ganaron admiradores y enemigos. Sus detractores la llamaron "Madame Pleasant" y la acusaron de todo tipo de conspiraciones, desde brujería hasta control de la política local desde las sombras. Sin embargo, su legado sigue vivo como una de las primeras mujeres afroamericanas en desafiar las reglas del juego y ganar.
Mary Ellen Pleasant demostró que la información es una de las armas más poderosas que existen. Y en una época donde pocos creían en su éxito, ella escuchó, aprendió, invirtió y conquistó.

viernes, agosto 15, 2025

Cuatro guardianes invisibles que protegen la vida en la Tierra




🌿☀️🌙
Nuestro planeta no está solo en su misión de albergar vida. Cuatro aliados cósmicos y naturales trabajan en silencio para mantenernos a salvo:
🔹
1. Campo Magnético Terrestre
Generado por el movimiento del hierro líquido en el núcleo de la Tierra, este escudo invisible desvía el viento solar y la radiación cósmica que, de otro modo, erosionarían nuestra atmósfera y dañarían la vida. Sin él, los océanos y el aire desaparecerían, como ocurrió en Marte.
🔹
2. El Sol y la Luna
El Sol nos da luz y calor, haciendo posible la fotosíntesis y regulando el clima. La Luna estabiliza el eje de rotación terrestre, evitando cambios extremos en las estaciones y protegiendo así la estabilidad de los ecosistemas.
🔹
3. Júpiter
Este gigante gaseoso actúa como un “escudo gravitacional” del sistema solar, atrayendo y desviando cometas y asteroides que podrían impactar contra la Tierra, reduciendo la frecuencia de colisiones catastróficas.
🔹
4. Los Árboles
Más allá de producir oxígeno, capturan CO₂, regulan la temperatura local y previenen la erosión del suelo. Son esenciales para mantener la atmósfera estable y el ciclo del agua en equilibrio.
✨
La vida en la Tierra es posible gracias a esta compleja red de protección. Cada uno de estos guardianes nos recuerda que nuestro hogar es frágil y merece ser cuidado.

Francisco Medardo Germán Santos. Héroe sobreviviente de la expedición antitrujillista, del 14 de junio de 1959.





 Francisco Medardo Germán Santos. Héroe sobreviviente de la expedición antitrujillista, del 14 de junio de 1959. En el día de su fallecimiento


Su ejemplo fue uno de los más elocuentes y enaltecedores de cuantos se enamoraron del ideal más puro: liberar a los dominicanos de la férrea dictadura de Trujillo. Era un muchacho pobre, sin familia ni apellidos resonantes, desprovisto de amigos influyentes, de educación universitaria, de padres y hasta de un domicilio sólido.

Medardo Germán participó en la frustrada expedición de Cayo Confites en 1949 y fue de los únicos sobrevivientes de la gesta del 14 de junio de 1959, junto a Delio Ochoa, Poncio Pou Saleta, Mayobanex, Vargas y Pablito Mirabal.

La dignidad fue su única riqueza acumulada. Oponerse a Trujillo, derribarlo, consumía sus energías juveniles.

Francisco Merardo Germán Santos, limpiabotas y albañil santiaguero que no pudo escribir nunca su biografía porque ignoraba hasta el año exacto de su nacimiento y apenas sabía leer y escribir, aunque se estima que nació en 1910. Es el patriota ignorado de los héroes de Junio de 1959 que sobrevivieron a la masacre de los ejércitos trujillistas, al sadismo de Ramfis, a las crueles torturas de “La 40”.

Estuvo tan solo, que al ser indultado en 1960 no se encontró a quien entregárselo por lo que fue devuelto a “La Victoria” hasta que apareció una tía que lo recogió.

Al momento de la expedición del 14 de junio de 1959, contaba 49 años, había perdido contacto con la República y cuando se recuperó de la desnutrición y el trauma de la cárcel y los golpes, regresó a Venezuela a buscar a sus hijos y esposa pero ellos no le acompañaron. Entonces mitigó su soledad y su frustración con la compañía de Marina Méndez, una humilde mujer que le dio en Santo Domingo otro retoño, Giovanni.

En junio de 2001 el país se conmovió cuando lo vio de nuevo, semidesnudo, sus intimidades apenas cubiertas con un pañal desechable, moribundo, anciano, casi inconsciente en el lecho de un hospital público. ¿Quién iba a sospechar que ese desvalido anciano, impotente, abandonado, fue el valiente soldado que se preparó para pelear en la fracasada expedición de Cayo Confites y después se entrenó en “Mil Cumbres” para desembarcar con arrojo e intrepidez por Constanza?

Un cáncer en la próstata le había invadido el hígado. Con la vista perdida se iba de este mundo tal vez recordando sus gloriosos años de entrenamiento, extrañando los vástagos ausentes o pensando en la ingratitud humana.
Mayobanex Vargas, Poncio Pou Saleta y él eran ya los únicos supervivientes de la “Raza Inmortal” porque a Gonzalo Almonte Pacheco, el cuarto al que le permitieron vivir, lo eliminó la tiranía poco después de dejarlo libre. Vargas, un agricultor humilde que no ha variado sus principios revolucionarios ni cambiado el estilo sencillo del campesino, siempre buscó al desdichado compañero. Posiblemente fueron él, su hermana Marisela, el general Gabirondo Rondón, Agustina Cabrera, una samaritana, y sus escasos familiares los últimos en verlo con vida cuando acudían en su auxilio al verlo postrado, inerme, agonizante.
Bravo combatiente

Cuando casi se extinguía contó que sus padres eran “Ignacio e Inesita”. De la fábrica de zapatos donde laboró en Santiago, su patrón se lo llevó a Curazao a fabricar muebles. Allí se enteró de las luchas antitrujillistas del exilio y se marchó a Caracas donde conducía un camión.

Tuvo esposa y tres hijos y narran sus compañeros que deliraba por ellos tras las noches de torturas después de la expedición. “Fue difícil separarme, pero la libertad de mi pueblo estaba por encima de mi familia”, balbuceaba cuando creía perecer.
En las lomas, fue el valiente guerrillero que cubrió las espaldas de su comandante Delio Gómez Ochoa. Resistió ataques, burló emboscadas, apoyó con el fuego de su fusil la posibilidad de escape de otros luchadores, arriesgó su vida con arrojo colosal.

En julio de 1959, él y Poncio Pou se entregaron al sacerdote español Fernando Gaviño quien los llevó al general Mélido Marte. De ahí fueron conducidos a un poblado donde la multitud se les lanzó encima escupiéndolos, pidiendo que se los entregaran. Posteriormente fueron enviados a la Base Aérea de San Isidro, amarrados como andullo.

Aparentando cumplir acuerdos internacionales de respeto con prisioneros de guerra, Merardo y sus compañeros sobrevivientes fueron entrevistados por la prensa internacional, a pesar de que habían exterminado a todos los demás expedicionarios. Encerrados en celdas separadas, torturados física y psicológicamente, se les sacaba para llevarlos a los tribunales de justicia donde fueron condenados a 30 años de prisión, trabajos forzados y el pago de un millón de pesos de indemnización. Estuvieron presos hasta 1960.

En 1997, el Presidente Leonel Fernández asignó a don Francisco un modesto apartamento y una pensión de 10 mil pesos que apenas le permitía subsistir. Sobrepasó un infarto y tras la aparente recuperación continuó su trabajo en el aeropuerto como “encargado de parqueos”, oficio que pudo asignarle el general Gabirondo Rondón “porque era el único donde no se necesita ser instruido, sino honrado”.

Francisco Merardo Germán murió en Santo Domingo el 15 de agosto de 2001. Su fallecimiento pasó tan inadvertido como hoy, su recuerdo. A sus tres compañeros de supervivencia les han designado, en vida, merecidas calles con sus nombres. Él no ha tenido mayor reconocimiento que el olvido.

Texto: Angela Peña 
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