El Último Invierno de Libertad – La Historia de una Familia Kiowa, 1902. En el crudo invierno de 1902, en lo profundo de las sagradas Montañas Wichita, al suroeste de Oklahoma, una pequeña familia Kiowa acampó, aferrándose a su estilo de vida mientras el mundo que los rodeaba cambiaba para siempre.
Tsonetah, un guerrero anciano, se negó a abandonar las viejas costumbres. Con él estaban su hija Nali, su esposo Red Elk y su hijo pequeño. Su tipi de lona y cuero se alzaba junto a un arroyo que fluía del Monte Scott, donde aún vagaban los ciervos y aún se podían cazar pavos salvajes. Los búfalos habían desaparecido, pero la tradición seguía vigente.
Ese año nevó temprano. También llegaron agentes del gobierno, presionándolos para que se reubicaran. Pero por la noche, bajo la luz del fuego, Tsonetah le contaba historias a su nieto: de gente del cielo, curanderos y los espíritus de los búfalos que una vez resonaron por las llanuras.
Nali cosía ropa abrigada con mantas militares desgastadas. Alce Rojo intercambiaba pieles por harina de maíz con un hombre choctaw que aún lo comprendía.
Al llegar la primavera, acordaron mudarse a la reserva. Pero en la memoria del niño, ese último invierno seguía vivo: el olor a humo de leña, el ritmo de los tambores, la escarcha en las paredes del tipi.
Fue la última temporada en que su familia vivió libre en su propia tierra, guiada únicamente por la tradición, el espíritu y el cielo.