Este asombroso comportamiento se atribuye a una araña descubierta en la Amazonía peruana, probablemente una especie del género Cyclosa.
Documentada por primera vez en 2012 por el biólogo Phil Torres cerca del Centro de Investigación Tambopata, esta araña fue observada construyendo estos señuelos con gran detalle.
Los señuelos actúan como una forma de mimetismo defensivo, confundiendo a posibles depredadores como aves o avispas. En algunos casos, incluso sacude la telaraña para dar movimiento al muñeco y reforzar la ilusión.
Este comportamiento le permite desviar ataques hacia el señuelo y aumentar sus posibilidades de escapar.
Es un ejemplo raro e inteligente de engaño en los arácnidos, que demuestra cómo la evolución puede generar estrategias defensivas sorprendentemente sofisticadas incluso en pequeños invertebrados.