Ahí las pléyades
en la noche serena
collar de perlas
Foto tomada de la red.
Un espacio para compartir ideas, imágenes, propuestas, versos y la esperanza de un mundo mejor... Tel. 849 637 3922.
Me abruma la terca agonía
de los indigentes de la zona colonial
residentes permanentes de las sombras
efímeros inquilinos de las frías madrugadas de enero
invisibles espectadores del alba
van dejando por donde pasan
el aroma inconfundible del hambre
pasajeros de un tren sin destino
son victimas de una sociedad
que en grandes vasijas de plata
lava con sangre sus manos
ignorados transeúntes de calles heridas
por cinco mil años ausencia
cómplices de las prostitutas del conde peatonal
bohemios del rocío y el salitre
aventureros insomnes de la miseria
lunáticos mutantes de la desdicha
que en
frente al parque de las palomas
se desnudan y danzan hasta morir
Nací junto al resplandor azul naranja de los sueños
en brazos de la quimera
cuando el sonido ancestral de los tambores
atrapaba a los hombres y las mujeres de la aldea
en la telaraña de la utopía y la nostalgia
nací herido por un rayo de eternidad
en la inefable soledad de las estrellas y el rocío
bajo los escombros del olvido
lejos del mar y la primavera
en el preámbulo de las mariposas
un día de otoño
cuando los soles
eclipsados noviembre
emergían despacio de las aguas cenagosas del amanecer
Ya nadie podrá
desatar el nudo de lágrimas
que me ata a tu
recuerdo
aquí estoy
perdido entre
los oscuros espacios que dejan los sueños
en los
resquicios de la nada
goteras de sal
caen sobre las sábanas blancas del insomnio
y de luto se han
ido vistiendo todos los árboles del camino
que lleva hasta
mi casa
desnuda y triste
la quimera danza en mi memoria hasta morir
pájaros de
sombras anidan en los sonidos oxidados de mi voz
y hace siglos
que los ojos de la ausencia lloran mi
vida
sobre las
grandes capitales del mundo
el humo de las
chimeneas bosteza su veneno
es la luz
un espejo donde
el horizonte se mira y envejece
y en las íntimas
habitaciones del agua
una sirena llora
desconsolada su eternidad
y desde la
ventana principal de la alborada
alguien que no
conozco me dice adiós
Domingo Acevedo
esa es mi voz
eco lejano de tamboras ahogándose
en la mirada ausente de la eternidad
madreselva que
se enreda en la brisa
árbol nocturno
de sonidos
barco de humo
derritiéndose en la alborada
luna de papel
hundiéndose en el mar
densa atmósfera
de clorofila
caballo de
azúcar cabalgando
sobre la arena
luminosa del verano
estampa de
sangre en las paredes del futuro
mi voz
eco de lágrimas
salpicando las ciudades
heridas por la
guerra
aroma desolado
campanas de agua
racimo de luz en
el pozo de la muerte
grito de guerra
canto de amor
esa es mi voz
Domingo Acevedo
un
lejano hrizonte de caña y sangre
en
donde el tiempo acumula
en un
rincón de mi alma
voces
quebradas por el látigo
Domingo Acevedo.
2010
Foto tomada de la red.
Los enemigos de la patria no están en Haití, ni en Estados Unidos, ni en Europa, los enemigos de la patria están en el país, están en los partidos sistémicos, en la corrupción que los arropa, están en el gobierno, son los funcionarios civiles y militares que en la frontera por dinero permiten la entrada de ilegales haitianos al país, poniendo en peligro nuestra seguridad y nuestra soberanía, son los congresistas, diputados y senadores, que por dinero aprueban leyes, préstamos, acuerdos y tratados que ponen en peligro nuestro futuro, nuestra soberanía.
Los enemigos de la Rep. Dominicana es el partido en el gobierno, son sus funcionarios, es nuestro presidente, cuya patria no es la patria, sino el dinero.
Domingo Acevedo.
Nov/2024.
Lo primero que hizo nuestro presidente fue quitar nuestros simbolos patrios de todas las instituciones del estado, para poner la cúpula del palacio de gobierno, como sí ese simbolo representara nuestra identidad como nación.
Nos quieren borrar nuestra identidad como dominicanos, nuestros sentimientos patrióticos, nuestro amor a la patria, para que la unificación de la isla fluya inadvertidamente, hasta consumarse, sino despertamos a tiempo perderemos el derecho a vivir en nuestra nación.
Domingo Acevedo.
Noviembre/2024.
Fotos tomadas de la red.
Parece que la misión única de la policía es maltratar al ciudadano común y
corriente que se desplaza a sus trabajos o por alguna razón tiene que salir a
las calles a hacer sus diligencias, además de perseguir y reprimir a los jóvenes
honestos de los barrios pobres de todo el país, esa ha sido una práctica
recurrente en nuestra policía nacional.
Sin ningún protocolo para tratar con respeto a los ciudadano cuando lo detienen, no les leen sus derechos, no les dicen
porque lo están deteniendo y en su prepotencia no permiten que el ciudadano le
pregunte el motivo de su detención, esa arbitrariedad nos hace recordar los
oscuros días de la represión trujillista y balaguerista, en donde las personas
tenían miedo de salir a las calles por temor a ser detenidas, desaparecidas o
asesinadas, esa es la triste realidad que vivimos hoy.
Tenemos una policía con exceso de autoridad, que viola sus
propios reglamentos a la hora de detener a algún ciudadano, una policía siempre
presta al uso de la fuerza excesiva en situaciones que no lo ameritan, una
policía con una actitud criminal ante el ciudadano común y corriente y
complaciente con la delincuencia y el narcotráfico, que muchas veces paga altos
honorarios a miembros de esa institución para operar con toda impunidad.
El gobierno lo sabe, interior y policía lo sabe y se hacen indiferentes
ante este problema que se vive en los barrios pobres de todo el país, porque
esa represión soterrada es una forma de mantener a la población temerosa, sometida,
tranquila.
Pobre de nosotros que por desgracia tenemos que vivir en los barrios pobres
del país acorralados por la delincuencia en todas sus manifestaciones y por
quienes se supone que deben protegernos.
Domingo Acevedo.
Nov/2024.
Miseria del mimetismo de sonrisas...
Pan seco y paz...
Dulce atmósfera...
Olor a espacios distantes entre las manos...
Huellas sin final ni memorias...
Ríos, árboles y faunas...
Azul......
Todo cielo; todo cielo...
Niño y recuerdos...
Descalzo pisando el fango; visitando los sueños...
Autor: Willfrido Velazquez Gomez