Según los medios oficiales de Corea del Norte, el objetivo de los ejercicios militares fue revisar la capacidad de operación y la precisión de los misiles. Por otro lado, Pionyang apoyó hoy a Nicolás Maduro y denunció una reciente "tentativa de golpe de Estado" el pasado martes durante las protestas que lideró el autoproclamado presidente, Juan Guaidó.
Kim Jong-un supervisa un ejercicio militar. AFP
Un nuevo momento de tensión se vive en la relación entre Estados Unidos y Corea del Norte. Los últimos movimientos de Pionyang van en clara contracorriente de lo que espera el presidente estadounidense, Donald Trump. Este fin de semana no solo volvieron a realizar lanzamiento de misiles sino que apoyaron al gobierno de Nicolás Maduro, en Venezuela, y denunciaron un intento de golpe de estado.
Y es que el día de hoy Corea del Norte confirmó que realizó un ejercicio militar para probar lanzacohetes "de grueso calibre y largo alcance, y armas tácticas teledirigidas".
Los medios de comunicación norcoreanos dieron detalles hoy sobre estos ejercicios castrenses, acompañándolos con fotos del líder norcoreano, Kim Jong-un, supervisando con prismáticos el lanzamiento de las piezas de artillería. El objetivo de estos ejercicios, informó la agencia norcoreana KCNA, fue el de "calcular y revisar la capacidad de operación y la precisión para alcanzar el objetivo de un sistema de lanzacohetes múltiples y armas tácticas guiadas".
La nota informa que Kim revisó los preparativos del disparo, y "tras determinar el orden y el procedimiento de ataque de artillería, él dio la orden de fuego". Las pruebas se hicieron en un lugar no especificado del "frente avanzado y el oriental", aunque fuentes militares surcoreanas dijeron el sábado que fueron lanzamientos hechos desde las proximidades de la localidad costera de Wonsan.
Tanto la agencia KCNA como el diario oficial Rodong publicaron fotos de estos lanzamientos, algo inusual cuando se ha dado cuenta de ejercicios castrenses norcoreanos, cuyas imágenes guarda con celo el régimen de Pionyang.
Las imágenes muestran, por un lado, tres lanzaderas de cohetes montadas sobre camiones, así como el despegue vertical de uno o varios proyectiles desde bases instaladas en vehículos móviles. Los expertos creen que estos proyectiles, calificados por KCNA como "armas tácticas guiadas", son misiles balísticos tácticos de corto alcance.
"Se puede ver un sistema de misiles balísticos de corto alcance", observó al portal NK News el analista del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos Joseph Dempsey, quien agregó que este sistema se asemeja a uno mostrado durante un desfile militar en 2018. Otros expertos citados por la agencia surcoreana Yonhap creen que se trata de misiles balísticos tácticos rusos, de corto alcance, modelo Iskander.
Dempsey también señaló que las lanzaderas de cohetes pueden ser proyectiles de 300 milímetros catalogados por Estados Unidos como KN-SS-X-9, que pueden tener un rango de hasta 190 kilómetros.
Fue el Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur el primero en informar de estos lanzamientos. Primero dijo que se trataba de un misil de corto alcance, luego de varios y, posteriormente, aclaró que se trataba de "proyectiles" de corto alcance.
El uso de cohetes o proyectiles de corto alcance no está prohibido por el Consejo de Seguridad de la ONU, que ha aplicado sanciones al régimen de Pionyang por el programa nuclear y balístico emprendido en 2006 y que hasta hace un año había elevado al máximo la tensión regional. De hecho, ya el mes pasado el régimen de Pionyang dio cuenta del lanzamiento de otras armas tácticas para combate terrestre.
El ejercicio castrense del sábado, según KCNA, permitió a Kim confirmar que sus artilleros "son infalibles", teniendo en cuenta que "dominaron los modernos sistemas de armamento y se entrenaron intensamente".
La información oficial norcoreana no precisó más detalles sobre estos lanzamientos, aunque desde Seúl se indicó el sábado que los proyectiles tuvieron una trayectoria de entre 70 y 200 kilómetros y cayeron al mar.
El lanzamiento se produjo en medio de un estancamiento en las negociaciones internacionales para conseguir la desnuclearización de la península coreana, por lo que se desataron las alarmas por las intenciones que podría tener el régimen de Pionyang.
El tema fue analizado en llamadas telefónicas que mantuvieron a lo largo del día los jefes de la diplomacia de Estados Unidos (Mike Pompeo), Corea del Sur (Kang Kyung-wha) y Japón (Taro Kono), y todos coincidieron en gestionar el tema con prudencia.
Más tarde, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, restó importancia al tema y aseguró que Kim "no hará nada por interferir" el potencial desarrollo económico que tiene Corea del Norte, según escribió en su cuenta de Twitter.
"Además sabe que estoy a su lado y no quiere romper la promesa que me ha hecho", afirmó Trump, en aparente alusión a la suspensión del programa balístico y nuclear de Corea del Norte, congelado desde que comenzaron los acercamientos entre Washington y Pionyang.
Trump se ha reunido ya dos veces con Kim, pero el último encuentro, en Hanói, a finales de febrero, fracasó al no llegar a un acuerdo entre las dos partes.