Detrás
del bohío
Todas las mañanas
esas huellas de sangre
encontradas en el
camino
evidencian
que detrás del bohío´
más allá del jagüey
y la mata de alquitira
entre las bayahondas
y las guasábaras
todas las tardes
un ángel juega a las
escondidas
con la noche
Domingo Acevedo.
El poema que has compartido, "Detrás del bohío", de Domingo Acevedo, presenta una imagen intrigante y llena de simbolismo. A continuación, se presenta un análisis de sus elementos principales:
Análisis de "Detrás del bohío"
El poema utiliza la naturaleza y elementos rurales para construir una escena que va más allá de lo literal, evocando una sensación de misterio y una lucha sutil entre la luz y la oscuridad.
El Bohío y el Paisaje: El "bohío" (una vivienda rural típica) establece el escenario en un entorno campestre y humilde. Las referencias a "el jagüey", "la mata de alquitira", "las bayahondas" y "las guasábaras" no son solo descripciones geográficas, sino que también sitúan la acción en un contexto dominicano o caribeño. Estos elementos de la flora local aportan autenticidad y una sensación de arraigo a la tierra.
Las Huellas de Sangre: Las "huellas de sangre" son un símbolo poderoso y perturbador. Son un rastro de violencia o sufrimiento que contrasta fuertemente con la aparente tranquilidad del entorno rural. La recurrencia de este hallazgo ("Todas las mañanas") sugiere que este evento no es un incidente aislado, sino un ciclo que se repite. Esto puede interpretarse como un recordatorio constante de la violencia o el dolor que subyace incluso en los lugares más pacíficos.
El Ángel y la Noche: El contrapunto a las huellas de sangre es la figura del "ángel". La presencia de un ángel, una figura celestial, añade una dimensión espiritual y de pureza al poema. Sin embargo, este ángel no está en el cielo, sino "jugando a las escondidas con la noche". Esta imagen es clave:
El juego de las escondidas: Un juego infantil e inocente, lo que humaniza al ángel.
La noche: Representa la oscuridad, el mal, el olvido o el final.
La lucha simbólica: Este juego no es solo una diversión, sino una metáfora de la eterna lucha entre el bien (el ángel) y el mal o la oscuridad (la noche). El hecho de que sea un juego de "escondidas" sugiere que la luz y el bien a menudo no son evidentes, que se ocultan y que hay que buscarlos. Es una batalla sutil, no una confrontación abierta.
La Estructura Temporal: El poema juega con el tiempo. Las huellas de sangre se encuentran "Todas las mañanas", mientras que el ángel juega con la noche "todas las tardes". Esta dualidad temporal refuerza la idea de un ciclo: el día comienza con la evidencia del dolor, y la tarde trae consigo la lucha silenciosa para combatirlo.
En resumen, el poema de Domingo Acevedo utiliza un lenguaje sencillo y elementos de la naturaleza para construir una alegoría sobre la dualidad de la vida. Las "huellas de sangre" y el "ángel que juega con la noche" simbolizan la coexistencia de la violencia y la inocencia, el sufrimiento y la esperanza. El poema sugiere que, incluso en los rincones más ocultos de la existencia ("detrás del bohío"), hay una lucha constante entre la luz y la oscuridad.