martes, julio 22, 2025

Frantz Fanon: un clásico para entender el colonialismo

Frantz Fanon: un clásico para entender el colonialismo

El escritor martinico ilustró magistralmente el trauma colonial. A 60 años de su fallecimiento, recordamos su obra y su legado

Frantz Fanon (1925-1961), psychoanalyst/social philosopher.

El 6 de diciembre de 1961 el psiquiatra e intelectual oriundo de la Martinica francesa Ibrahim Frantz Fanon sucumbía ante la impiadosa leucemia que cortó su vida en lo más álgido de su producción académica; con solo 36 años, y en el año de publicación de su última obra, el clásico Los condenados de la Tierra. El pensador marcó una época a partir de sus escritos y falleció en un momento clave de la historia africana, el de la llegada de las independencias, época de la cual fue testigo y protagonista al haber militado en el Frente Nacional de Liberación (FLN, en francés) durante la guerra por la emancipación de Argelia (1954-1962). Su vivencia, en tanto psiquiatra, fue fundamental al efecto de retratar el perfil de las personas colonizadas en el libro que se volvió una referencia obligada en los estudios sobre el colonialismo.

Colonialismo y enajenación

Al calor de la guerra en Argelia, que al momento de escritura de Los condenados de la tierra llevaba siete años, Fanon escribió que la descolonización siempre se trata de un proceso violento y que deshumaniza al colonizado, negándole su pasado, su esencia y sus valores. “El colonialismo no es una máquina de pensar, no es un cuerpo dotado de razón. Es la violencia en estado de naturaleza”, opinaba en las primeras páginas de su ensayo.

El sistema colonial construye y perpetúa estereotipos. Fanon los denunció constantemente. En 1961 explicaba que el opresor fue definido por el colonizado como enemigo de los valores, desprovisto de estos, así como de moral. La deshumanización llevó al extremo de comparar al africano con los animales. “El lenguaje del colono es un lenguaje zoológico”, agregó el psiquiatra.

Las apreciaciones enunciadas tuvieron aval en el discurso científico de la época. En este campo, en Francia antes de 1954, se había concluido que el argelino era un criminal nato, un homicida impulsivo y despiadado, que mataba por nada, y siempre robaba de modo violento. Incluso algunas observaciones similares se hicieron en Túnez y en Marruecos de lo que se concluyó el estereotipo de un criminal norafricano.

Fanon denunció el contenido de la enseñanza francesa acerca de los súbditos a partir de teorías metropolitanas que los asociaban a la inferioridad y la agresividad. En uno de estos estudios el indígena norafricano aparece como casi desprovisto de corteza cerebral o, en otro, el africano es comparado con un europeo lobotomizado. En conclusión, para varios especialistas franceses, la estructura mental del africano lo predisponía a ser casi un animal.

El autor de Los condenados de la tierra lo definió en un marco de cierta ambigüedad como un ser acorralado. Por un lado, temeroso y hasta hostil al opresor; por otra parte lo envidiaba, deseando ocupar su lugar y hasta dormir en su cama, poseyendo a su esposa. La ciudad de este le estaba prohibida al indígena, la separación entre los dos mundos era una realidad y por esa distancia y la propia violencia inherente del sistema, el colonizado vivía en un estado de tensión permanente.

El autor caribeño pensó al colonizado como un perseguido que sueña siempre con transformarse en perseguidor

Dicha tensión se manifestaba en el deseo de traspasar los límites que se le imponían bajo la amenaza o aplicación de la coerción. Por tal razón, esas tensiones eran sublimadas durante el sueño: “Son sueños musculares, sueños de acción, sueños agresivos. Sueño que salto, que nado, que corro, que brinco. Sueño que río a carcajadas (...). Durante la colonización, el colonizado no deja de liberarse entre las nueve de la noche y las seis de la mañana”, sintetizó. Como el africano no descargaba su violencia contra el europeo, lo hacía con otros de sus semejantes, a través de luchas internas, o de la religión. En estados de trance olvidaba su condición de sometimiento, aunque sea por un rato. No es casual que durante el colonialismo los hospitales estuvieran saturados de individuos con sus psiquis sumamente alteradas.

Liberación y guerra

Si el colonialismo, explicaba Fanon, es violencia pura, la respuesta debía ser igual de violenta. Como aquel sistema se construye por la fuerza de las armas, el sometido sabía que por medio de la misma le llegaría su hora. “El hombre colonizado se libera en y por la violencia”, sostuvo el autor.

Si el colonialismo, explicaba Fanon, es violencia pura, la respuesta del colonizado debía ser igual de violenta

No hay alternativa, explica él en sus páginas. La nueva sociedad debe nacer producto de la violencia y de la lucha armada revolucionaria. Fanon recomendó constituir un frente común contra el opresor. El colonizado se vio acorralado por la miseria y el hambre que lo empujaron cada vez más al acto desesperado de la pelea abierta y organizada. Fue el momento de ingresar en la morada prohibida del colonizador. “Progresivamente y de manera imperceptible la necesidad de un enfrentamiento decisivo se hace urgente y es experimentada por la gran mayoría del pueblo”, advirtió.

Y el comienzo de la liberación trajo alivio. Su inicio relajó al colonizado, la producción artística se tornó expresiva y hubo un reverdecer de las expresiones en general, más creatividad en las manifestaciones culturales y un resurgir de la imaginación. Además, Fanon constató que desde 1954 en Argelia casi desaparecieron los delitos comunes. Eso quiere decir que la agresividad del argelino fue superada a través de la liberación que supuso la guerra por la independencia.

La liberación, además de la redención del pueblo, el actor protagónico, también exigió la expulsión del extranjero, proceso consumado, por caso, en Argelia a partir de la independencia, en 1962. Pero los problemas de la organización del nuevo Estado surgirían pronto.

Primero el pueblo

La lucha armada es producto del pueblo, el alumbramiento de una nueva nación. Fanon evidenció que la violencia unificó al pueblo presionando al régimen colonial. Pese a que su maquinaria intentó dividir, fomentando tribus por doquier y otros artilugios, sin embargo, la violencia en su práctica sería totalizadora y nacional, tendiendo a eliminar el regionalismo y el tribalismo. Pero la unidad no concluía en estos puntos.

Cada colonizado en armas es un pedazo de la nación viva

En relación a los sectores más postergados, estos actores se recompusieron al integrarse en los esfuerzos de la lucha por la liberación nacional a nivel individual, al invadir, parafraseando al martinico, la ciudadela del colonizador. Por lo tanto, reconociendo que era la única forma todos estos individuos fueron unificados porque la lucha les prometió un horizonte reparador bajo el paraguas de la construcción de una nación. No obstante, también fragmentos de estos grupos se alinearon con el opresor.

“Cada colonizado en armas es un pedazo de la nación viva”, celebró el autor. El propósito era edificar una nación para expulsar a los intrusos. Pero la partida de los últimos no aclaró el panorama. La burguesía nacional tomó las riendas del poder una vez producida la descolonización y poco cambió. La miseria volvió a primar. Este nuevo grupo traicionó al pueblo y se alió con los actores externos, conduciendo al neocolonialismo y manteniendo a raya las aspiraciones populares. Fanon denunció la forma en que esta burguesía perdió sus aires renovadores y se transformó en instrumento del status quo previo.

El autor de Piel negra, máscaras blancas, sostuvo una denuncia muy fuerte. Los países independizados, apuntando a la descripción anterior, convirtieron sus gobiernos en dictaduras tribales, ya no burguesas. “Ese partido que afirmaba ser el servidor del pueblo, que pretendía favorecer el desarrollo del pueblo, desde que el poder colonial le entregó el país se apresura a conducir de nuevo al pueblo a su caverna”, profundizó el intelectual. En otras palabras, él criticó que los partidos estuviesen alejados del pueblo, de las masas.

El político no debe ignorar que el futuro permanecerá cerrado mientras la conciencia del pueblo sea rudimentaria, primaria, opaca

Su pedido urgente consistió en volver a tender puentes con las mismas y que el pueblo fuera protagonista de la lucha armada y del proceso ulterior de transformación. Postuló la importancia de que Gobierno y partido estuviesen al servicio del pueblo. “El político no debe ignorar que el futuro permanecerá cerrado mientras la conciencia del pueblo sea rudimentaria, primaria, opaca”, remató.

Como escribiera el filósofo existencialista francés Jean-Paul Sartre en el prólogo a la obra del martinico, el colonizado se cura de la neurosis colonial expulsando al colono con las armas. Sin embargo, de algún modo el neocolonialismo se perpetúa a 60 años de la publicación de Los condenados de la tierra. Las ex-metrópolis no han abandonado África del todo como supuso la mayor parte de la liberación política continental en la década de 1960. Aún hoy varios mecanismos sujetan a poblaciones y gobiernos africanos, como alertara y escribiera en 1961 Frantz Fanon.

Introducción. Piel negra, mascaras blancas - Franz Fanon

Calle 13 - Latinoamérica

CUÁNDO EL BURRO PATEA, EL SABIO CALLA:



Dijo una vez Sócrates:
“Si un burro me pateara, ¿acaso lo demandaría?”
Con esta frase sencilla, Sócrates enseñaba una de las lecciones más poderosas de la vida.
No se trata de ganar cada discusión, ni de demostrar superioridad ante quienes no desean aprender.
Sino elegir con sabiduría cuáles batallas merecen nuestra energía.
Muchas personas reaccionan ante los insultos y las ofensas como si su dignidad dependiera de ello.
Pero en realidad, el verdadero poder está en mantener la calma y la dignidad.
Incluso cuando te provocan.
Cuando un burro patea.
Actúa desde su instinto y su naturaleza.
No tiene conciencia de lo que hace.
De la misma forma, hay personas que, movidas por la ignorancia, y la envidia y de su propio fracaso y sufrimiento.
Solo saben atacar y gritar.
La ignorancia grita, la sabiduría calla.
El que sabe quién es y cuánto vale, no necesita defender su ego en cada ofensa que recibe.
La respuesta más poderosa, y la que más incomoda al ignorante.
Es el silencio.
Sócrates entendía que la vida es demasiado breve como para malgastarla en discusiones con quienes no quieren aprender, y solo saben pelear.
No te rebajes al nivel de quien solo busca conflicto.
La verdadera inteligencia no necesita imponerse.
Simplemente sigue brillando con tu sola presencia.
Es mejor retirarse en paz que quedar atrapado en un pantano de palabras vacías.
Saludos.

lunes, julio 21, 2025

El hombre logró medir la circunferencia de la Tierra con nada más que su ingenio, un palo y una sombra.

 





El Club de los Libros Perdidos

Eratóstenes y La circunferencia de la tierra
Hace más de dos mil años, un hombre logró medir la circunferencia de la Tierra con nada más que su ingenio, un palo y una sombra.
Su nombre era Eratóstenes, un erudito griego nacido en Cirene hacia el 276 a. C., que trabajó como director de la Biblioteca de Alejandría, una de las instituciones más importantes del mundo antiguo. Era astrónomo, matemático, filósofo y geógrafo… y también el primer ser humano del que se tiene registro que calculó con sorprendente precisión el tamaño del planeta.
¿Cómo lo logró?
Eratóstenes sabía que en la ciudad de Syene (actual Asuán, al sur de Egipto), durante el mediodía del solsticio de verano, el Sol iluminaba directamente el fondo de los pozos y los objetos no proyectaban sombra. En cambio, al mismo tiempo en Alejandría, que está más al norte, sí se generaban sombras.
Eso solo podía ocurrir si la superficie de la Tierra era curva.
Entonces hizo un experimento: colocó una vara vertical (un gnomon) en Alejandría y midió la longitud de la sombra ese mismo día y a esa hora. El ángulo de la sombra resultó ser de aproximadamente 7,2 grados, que es exactamente 1/50 del círculo completo (360°).
Con esa simple proporción, y sabiendo —según fuentes de la época— que la distancia entre Alejandría y Syene era de unos 5,000 estadios, dedujo que el planeta debía tener una circunferencia de 250,000 estadios.
Dependiendo del tipo de estadio usado (griego o egipcio), eso equivale a una circunferencia terrestre de entre 39,375 km y 46,250 km. El valor real es de 40,075 km.
Un margen de error de apenas unos pocos puntos porcentuales, sin necesidad de satélites, computadoras ni tecnología moderna. Solo geometría, observación… y un profundo deseo por entender el mundo.

EMILIO PRUD'HOMME, uno de los hombres más nobles de esta patria.

 Historia Dominicana en Gráficas

EMILIO PRUD'HOMME, uno de los hombres más nobles de esta patria. Recordándolo en la fecha de su fallecimiento.
El 20 de agosto de 1856, nació en Puerto Plata, Emilio Prud’Homme Maduro, quien se destacó como abogado, poeta y educador. Fueron sus padres Pedro Prud’Homme y Ana Maduro.
Entre las obras de Emilio Prud’Homme, está el Himno Nacional. Fue un colaborador del educador Eugenio María de Hostos.
Asimismo, cuando República Dominicana fue invadida por Estados Unidos en el año 1916, figuró entre las voces que se pronunciaron en contra de la violación de la soberanía nacional.
Entre sus obras se cuenta el Himno Nacional, El 16 de Agosto, A la Juventud Dominicana, y Mi Tierra. Desde muy joven se dedicó al magisterio.
El historiador puertoplateño Rufino Martínez, en su obra “Diccionario Biográfico-Histórico Dominicano 1821-1930, refiere que dedicó 30 años al magisterio, pero con la reorganización que hizo el Gobierno estadounidense de ocupación en el año 1917, fue dejado fuera del sistema de enseñanza.
Ante esa circunstancia se dedicó a su labor de abogado, que había abandonado en 1882, para dedicarse al trabajo de educador.
Durante los años 1910-1911, presidió el Centro de Profesores, una entidad con categoría de liceo, que puso en actividad al elemento intelectual para estimular el espíritu creativo de las personas que se integraban a la organización.
Emilio Prud’Homme, fue un estudioso de letras, arte y filosofía. Gustaba compartir los conocimientos con sus amigos y alumnos.
Se destacó por ser un poeta muy crítico. A sus creaciones les hacía múltiples correcciones. Al escribir el Himno Nacional, buscó a su amigo José Reyes para que le escribiera la música.
La última residencia de Emilio Prud’Homme, fue en la ciudad de Santo Domingo, donde murió el 21 de julio de 1932. Había fijado domicilio en la capital dominicana al ser nombrado en 1930, juez de la Suprema Corte de Justicia.
Antes, en el Gobierno interino de Francisco Henríquez y Carvajal, en el año 1916, Emilio Prud’Homme, se desempeñó como ministro de Justicia e Instrucción Pública.
El cuerpo inerte, sin vida de Prud’Homme, descansado en un fino ataúd de madera con la envoltura de la bandera nacional en el carro fúnebre, fue llevado hacia su morada final en la Capilla de los Inmortales con los más altos honores que confiere el Estado dominicano a uno de sus ilustrísimos hijos, fue el del último civilista de la República que cruzara la arcada Puerta del Conde, conocida como Altar de la Patria, para recibir los tributos de una multitud de conciudadanos, y entre ella una juventud dominicana a la cual había dicho en 1878:
“No inclines, juventud, ante el tirano/la frente, que demuestras cobardía:/coge el arma, y asquea tiranía/que te oprime, destruye con tu mano”.
Este egregio hombre inmortal, apóstol de la palabra sagrada, fue despedido para la eternidad por una muchedumbre entonando las letras gloriosas del Himno que él escribió para que los dominicanos tengan amor patrio y fe en la Patria. (Q. E. P. D.).
La vida de Prud’Homme nos hace comprender que el honor no puede ir del lado del brazo de la conveniencia, que la dignidad es el único sentido práctico que puede tener el honor; que la palabra es un cañón invisible y oprimir la libertad es oprimir a la palabra. Ni grandes ni fuertes pueden contra la palabra.
El Credo Nacionalista invocaba que la República restaurada de la intervención militar de tropas norteamericanas de 1916 tiene que ser “absolutamente independiente, absolutamente libre y absolutamente soberana”. Emilio Prud’Homme contribuyó a ello, a la redención de la patria
Fotos: Fototeca del Archivo General de la Nación



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