Un cometa interestelar es un objeto que no nació en nuestro sistema solar, sino que proviene del espacio profundo entre estrellas. El recién confirmado 3I/ATLAS es apenas el tercer visitante interestelar jamás detectado, después de Oumuamua (2017) y Borisov (2019).
El 1 de julio de 2025, el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), ubicado en Río Hurtado, Chile, detectó por primera vez un débil punto de luz que se desplazaba con una trayectoria anómala. Inicialmente se lo nombró provisionalmente como A11pl3Z, mientras los científicos analizaban su comportamiento. Al comparar su trayectoria con modelos orbitales y revisar imágenes de archivo —una técnica llamada precovery— se confirmó que no pertenecía al sistema solar. Así, recibió su nombre oficial: 3I/ATLAS, siendo el tercer objeto clasificado como interestelar.
Una de las características más sorprendentes de 3I/ATLAS es su brillantez inusual, que ha captado la atención de la comunidad científica. La explicación más aceptada es que se trata de un cometa activo: al acercarse al Sol, los hielos en su superficie se subliman, liberando gases y polvo que forman una coma reflectante. Sin embargo, el profesor Avi Loeb, de la Universidad de Harvard, ha planteado una posibilidad provocadora: si el objeto no es natural, su luminosidad podría deberse a alguna forma de tecnología alienígena. Aunque admite que no hay pruebas concretas, Loeb defiende que la ciencia debe considerar todas las hipótesis posibles —por poco convencionales que parezcan— cuando se trata de lo desconocido.
Aunque 3I/ATLAS pasará a 240 millones de kilómetros de la Tierra, su estudio representa una oportunidad única para analizar un fragmento de otro sistema estelar. Los datos que obtengan los telescopios en los próximos meses podrían revelar nuevos tipos de materiales, estructuras moleculares o dinámicas que no existen en nuestro sistema solar. #hoyaprendi #cosmos